Se suele afirmar que la política en EEUU se afronta como un espectáculo, como parte del entramado de medios de comunicación e industria cinematográfica, con áreas cada vez más permeables. Esta afirmación viene confirmada por la participación de actores de Hollywood en las campañas [mayoritariamente a favor de los candidatos demócratas] y por el diseño de la actividad del inquilino de la Casa Blanca, interesado en dar la sensación permanente movimiento, en trasladar la imagen de control de la iniciativa política y, sobre todo, en una buena relación con los medios.
La buena relación entre política y periodsimo se traduce en comparecencias diarias y en un trabajo dirigido a dar noticias constantemente para que los medios puedan rellenar sus espacios y, en la medida de lo posible, dirigir la selección y el enfoque. Como ya se puede deducir, la política se entiende en EEUU de una forma diametralmente opuesta a la que diseña el Gobierno de Rajoy, que aborda su relación con los medios como un presidente especialmente alérgico al contacto con la prensa.
EEUU fue el primer país en plantear la política como espectáculo, algo que se va asumiendo cada vez con más normalidad en Europa. Sin embargo, aún tiene capacidad de asombrar al mundo, y para ello, la Casa Blanca eligió uno de los acontecimientos más seguidos a nivel global: la entrega anual de los premios Oscar de cine.
Cuando la gala se encaminaba hacia su final, Michelle Obama participó, por sorpresa, desde la Casa Blanca. Vestida de forma impecable, dio lectura al Oscar la Mejor Película de 2012, que recayó en Argo, de Ben Affleck, basada en un hecho real: la operación encubierta para liberar a seis rehenes estadounidenses durante la llamada «crisis de los rehenes» tras la revolución de Irán (1979):
Sabemos que las comparaciones son odiosas, y, por eso, baste con destacar un momento de la comparecencia del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, durante la recepción en el Palacio de la Moncloa de los componentes de la selección española de balonmano masculino tras ganar el Mundial, celebrado en España. Ésta fue su felicitación:
Sin entrar en disquisiciones, queda claro quién conoce todo el potencial que la comunicación presenta, y lo usa en su beneficio, en mitad de rumores que apuntan que Michelle Obama podría dar el salto y entrar en la política activa cuando su esposo abandone la Casa Blanca. También queda claro quién no ha asumido, todavía, la necesidad de cuidar los detalles de comunicación y de imagen, sobre todo ante la necesidad de construir un personaje, si no admirado, sí respetado por la audiencia.