Bulgaria: Las urnas devuelven el poder a Borissov

Se cumplieron los pronósticos. El partido del ex primer ministro, Boiko Borissov, ganó las elecciones legislativas adelantadas tras presentar su dimisión, a finales del mes de febrero, como símbolo de protesta ante la represión policial de las manifestaciones que, durante meses, sacaron a la calle a miles de ciudadanos contra las medidas de austeridad del Ejecutivo y, sobre todo, por el incremento del precio de la electricidad en uno de los países más pobres de la UE, con un sueldo medio que asciende a 350 euros mensuales, en el que la pensión media es de 75 euros.

Con el 70% del voto escrutado, el partido Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB) habría conseguido el 31,4% de los sufragios, 8.3 puntos menos de los que obtuvo en los comicios de 2009, seguido del Partido Socialista, que no logra postularse como solución alternativa a la gestión del ex alcalde de Sofía y se queda con el 27.3% de los votos, +9.9 respecto a 2009. El partido de la minoría turca MRF habría obtenido el 9.15% de los 240 asientos que conforman la cámara legislativa búlgara (-4.8 puntos), mientras que Ataka, con un perfil xenófobo y ultranacionalista, se habría quedado con 7.6% asientos.

Con un índice de participación situado en el entorno del 50% (10 puntos menos que en las anteriores elecciones), la situación política búlgara vuelve a los momentos previos a la dimisión del primer ministro, con matices. El GERB, que gobernaba con mayoría absoluta, será ahora el encargado de formar gobierno, para lo que buscará los apoyos del resto de los partidos. Si tenemos en cuenta la enorme división del país y el resultado de una campaña centrada en acusaciones mutuas de corrupción, con el escándalo de las escuchas ilegales en las que habría estado implicado el ex primer ministro, parece difícil que la formación de Borissov consiga apoyos parlamentarios para garantizarse una legislatura estable.

Quizás por este motivo, el ex ministro de Interior, Tsvetan Tsvetanov, valoró los resultados apuntando a la posibilidad de un gobierno en minoría: «El GERB será responsable ante la nación. (Borisov) es capaz de proponer y formar un gobierno, podría ser uno de minoría». Si finalmente se lanza a buscar el apoyo de otros partidos, los favoritos, serán el MRF y los ultranacionalistas de Ataka, que podrían apoyar a uno de los pocos líderes europeos que, como ocurrirá con Angela Merkel en septiembre, han sobrevivido al coste político de la crisis.

Los últimos sondeos sobre intención de voto que analizamos apuntaban a una victoria del GERB, que se movía en niveles del 25% de intención de voto. Los sondeos finalmente han acertado en relación a la distancia entre las dos primeras fuerzas del país, aunque no tanto en el resultado final obtenido por cada una de ellas. En este sentido, los resultados se parecen, y mucho, a las estimaciones que los días previos a los comicios apuntaron las encuestas de Alpha Research -que apuntaba que el GERB lograría el 33% de los votos, seguidos por los socialistas de Sergei Stanishev, con 28% de los votos, el MRF (10%) y Ataka (7.5%). También Afis aportó resultados parecidos: 31.6% para el GERB, 28.3% para los socialistas, 8.7% para el MRF y 8.4% para Ataka.

Los resultados de las elecciones confirman que el líder del GERB acertó al presentar una dimisión estratégica, que le permitió aflojar la presión ciudadana sobre su Gobierno y frenar el nivel de descrédito en el que había caído un partido sobre el que recaían acusaciones de corrupción, de privatizaciones extrañas, que no beneficiaron a los ciudadanos, y de austeridad a ultranza, combinadas con acciones de represión contra la ciudadanía.

El hecho de que ésta se desmovilizara tras conseguir que Borissov presentara su dimisión ofrece una buena lección que deberían grabarse a fuego los que lideran ofertas de oposición cimentadas en la cristalización de movimientos sociales que catalizan el descontento social. Ante una situación de incertidumbre, con el descrédito de la política institucional, la ciudadanía de los distintos países europeos, en general, está optando por la abstención y no por dar el poder a la alternativa,. a veces porque no existe, en otras ocasiones porque no merece crédito y, en otras, por el castigo del recuerdo de una gestión económica.

De esta forma, el caso búlgaro engarza con el comportamiento que se dio entre el electorado griego (chipriota, portugués, islandés y, según los sondeos sobre intención de voto, español), que devolvió el poder a los que gobernaban en el inicio de la crisis, y no tanto con el modelo italiano, en el que un partido de creación nueva ha obligado a inventar soluciones alternativas que recuerdan a las uniones antinatura de opciones políticas para evitar el triunfo electoral del Partido Comunista italiano (PCI) durante la Guerra Fría. Así, parece que sólo en Italia hay una opción política, el M5S que, con todos los matices que queramos apuntar, sí se ha proyectado una alternativa política.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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