CODA 2. El Parlamento ucraniano ha votado la destitución de Víktor Yanukovich como presidente del país y adelanta la celebración de las elecciones para el 25 de mayo por 328 votos a favor [la cámara tiene 450 diputados]. Esta decisión es posible gracias a la vuelta a la Constitución de 2004 votada ayer y que, previsiblemente, no cuenta con la firma del entonces presidente del país.
De ser así, estaríamos ante un golpe de Estado que plantea, en la práctica, la division del país en dos realidades: la del Parlamento de Kiev y el de Kharkiv, donde este sábado se hizo el acto de apoyo de los diputados partidarios de Yanukovich.
Por cierto, mañana concluyen los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi y, por lo tanto, la paz olímpica en la que lleva inserta Moscú desde hace tres semanas. Suponemos que de ahí la aceleración en la adopción de medidas para dejar la caída de Yanukovich atada y bien atada.
CODA 16.15 horas. En el futuro, Víktor Yanukovich tendrá tiempo para reflexionar sobre dos errores políticos cometidos esta semana: uno ocurrió el martes, cuando dio la orden de reprimir violentamente a los manifestantes, dando la excusa a la comunidad internacional para elevar el tono de su exigencia respecto al Euromaidan. Otro ocurrió anoche, cuando abandonó Kiev de forma precipitada para viajar al este, seguramente para garantizarse el apoyo del sector oriental.
Este vacío de poder físico lanzó un mensaje con enorme potencial simbólico a los concentrados en la Plaza de la Independencia: El poder de la Presidencia de Ucrania se desmorona y había margen de sobra para que la oposición ocupara el vacío institucional, aplaudidos por la comunidad internacional.
Yanukovich ha logrado mantener el apoyo del sector oriental del país, con diputados manifestando su oposición a las medidas aprobadas por la Rada Suprema, que tacharon de ilegales. En un mensaje grabado, el todavía presidente del país compareció para poner fin a los rumores en torno a una inminente dimisión. Rechazó que ésta fuera a producirse y denunció lo que considera un ‘golpe de Estado’ en su contra: «El Parlamento actual está tomando medidas ilegales y avergonzando al país. Los eventos de los que nuestro país y el resto del mundo han sido testigos son un ejemplo de golpe de Estado». También denunció que su coche había recibido disparos.
Sin embargo, los acontecimientos siguen su curso, que pasan por la constatacion del abandono a Yanukovich y al poder establecido, con la ultraderecha capitalizando toda la protesta gracias (o por culpa) de una izquierda que, en general, no sintió como suyas las reivindicaciones del Euromaidan [cortesía de @calajane]:
- Responsables de las cuatro ramas de los cuerpos de seguridad del Estado, incluida la unidad antidisturbios Berkut y los equipos especiales Alfa a los que se ha apuntado como causantes de la represión, garantizaron que no entrarán en conflicto con los deseos del pueblo.
- Las Fuerzas Armadas declararon su fidelidad al juramento militar y la Constitución y dijeron que no se involucrarán en el desarrollo del conflicto abierto: «El Ejército seguirá cumpliendo con los requisitos de los estatutos de las Fuerzas Armadas de Ucrania y las leyes que rigen las actividades del Ministerio de Defensa», recoge el comunicado.
- La Rada Suprema aprobó una resolución por la que asume provisionalmente la coordinación del Gabinete de Ministros, hasta la formación del nuevo Gobierno.
Rusia ya denunció el incumplimiento de los acuerdos alcanzados este viernes (que su representante se negó a firmar) y desde la mediación de la UE se insiste en que no estamos ante un golpe de Estado (tampoco lo era el de Egipto, según se hartó de defender Bernardino León). Mientras tanto, se registran ataques a la sede del Partido Comunista y a la población judía de Kiev, hasta el punto que el rabino Moshe Reuven Azman emplazó a los judíos a abandonar la capital de Ucrania.
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A pesar de los mensajes lanzados este viernes por los mediadores internacionales, la situación política ucraniana está lejos de encauzarse. Después de aprobarse la vuelta a la Constitución de 2004 (la de la ‘revolución naranja’) y la destitución del ministro del Interior, al que se hace responsable de la represión que ha dado la vuelta al mundo desde el martes, la Rada Suprema aprobó también una modificación del Código Penal que, en la práctica, significa la puesta en libertad Yulia Timoshenko, la única líder de peso de aquella movilización de 2004 que llevaba en prisión dos años condenada por delitos de abuso de poder durante la negociación de los contratos de gas con la rusa Gazprom. Este sábado, 322 diputados votaron a favor de su puesta en libertad inmediata para «cumplir los compromisos internacionales».
Los movimientos políticos llegaron mientras, en la calle, los opositores que durante estos días han encabezado los disturbios, se mostraban en contra del acuerdo firmado entre el presidente del país, Víktor Yanukovich, y los líderes de los principales partidos de la oposición durante la mañana del martes con el compromiso de convocar elecciones anticipadas en diciembre y de formar un gobierno de unidad nacional hasta entonces.
Uno de los líderes de Sbovoda, el partido ultranacionalista que, con el 10% de la representación en la Rada, ha visibilizado el apoyo de buena parte de los manifestantes el Euromaidan, se mostró abiertamente en contra del acuerdo y el sector más radical de sus afines, que tomó la palabra, lanzó un ultimatum: 12 horas para pedir la dimisión de Yanukovich y que las elecciones anticipadas se celebren el próximo mes de mayo.
Tras el anuncio del Euromaidan, se comenzó a difundir el rumor, parece que confirmado, de que Víktor Yanukovich había abandonado Kiev en dirección al este del país. El presidente del país habría volado a Járkov, donde se reunirá con los diputados de las regiones prorrusas, quizás en un intento de reorganizar a sus bases tras el ricino tragado por cortesía de la autoridades de la UE que han mediado en las conversaciones.
La noticia llegó después de que diputados del Partido de las Regiones abandonaran la formación y lanzaran mensajes a propósito de la cooperación con la oposición para la creación de un gobierno de unidad nacional. Uno de los más destacados fue Vladímir Rybak, presidente de la Rada, que este sábado ha sido sustituido por Alexandr Turchínov, dirigente de Batkivshina y mano derecha de Timoshenko, que recibió el voto de 288 diputados. El siguiente paso, según publica el diario Kiyiv Post, pasa por votar la destitución de Yanukovich en una sesión extraordinaria que se celebrará también este sábado.
Mientras, los enviados especiales de la mayoría de los medios de comunicación confirman que la oposición controla las calles de Kiev y que también habrían entrado en las dependencia del Palacio presidencial y de la mayoría de los edificios gubernamentales de la capital.
A partir de ahora, conviene estar atento a varios elementos:
- La capacidad del Partido de las Regiones para recuperar impulso, sobre todo si las elecciones se adelantan al mes de mayo. Según varias fuentes, se habría dado la orden de que los consejos locales tomen el poder en el sureste del país.
- Ver si los moderados del Euromaidan son capaces de desactivar a los más radicales, sobre todo si se tiene en cuenta en discurso antipolítica y antipartidos políticos que se ha defendido durante la protesta. No lo tendrán sencillo: ese sector radical, que es el que ha protagonizado los enfrentamientos con la policía durante el mes de enero y durante esta semana, está formado por «mártires de la libertad», como se encargaron anoche de recordar.
- Comprobar la capacidad de Timoshenko, la más conocida de los líderes de la oposición, para liderar el movimiento cuando salga de prisión. Tampoco lo tiene sencillo: su liderazgo fue puesto en cuestión tras su paso por el poder, un mandato salpicado por las divisiones con Víktor Yuschenko [el otro líder de la ‘revolución naranja’] y por acusaciones de corrupción y nepotismo.
- Seguir con atención el papel que pueda desempeñar Vitali Klichkó, que durante las últimas semanas encabezaba las posibilidades de lo que podríamos denominar la oposición presentable. La salida de Timoshenko le perjudica directamente, como también le perjudica aparecer en la firma del acuerdo consensuado para pacificar la capital ucraniana. Antes de los disturbios del martes, era la segunda opción preferida según los sondeos sobre intención de voto.
- La posibilidad, nada desdeñable, de una partición del país en las dos mitades de las que se viene hablando desde hace meses (por no hablar de años): la parte occidental, más europeizada, y la parte este, más eslava. A todo esto hay que sumar las tensiones territoriales, como pone de manifiesto el aviso a navegantes que lanzó Crimea, que avisó de que se planteará la secesión de Ucrania en caso de un cambio de la autoridad legítima en Kiev: «Si deja de existir un país, pierden vigor todas las actas diplomáticas, dando lugar a una nueva situación jurídica y política», avisó Vladímir Konstantínov, presidente del Parlamento de la República Autónoma de Crimea.
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