Francia confirmó la sospecha en torno al mirlo blanco de la socialdemocracia europea, Fraçois Hollande, ganador de unas eleccionesa las que acudió con un programa contrapuesto al del entonces presidente, Nicolas Sarkozy, uno de los artífices de la política de austeridad con la que la UE respondió a la crisis financiera global de 2008.
Tras la debacle electoral en las municipales, los socialistas galos parecen empeñados en limar todas sus aspiraciones y, apenas un mes anets de las elecciones al PE, con los sondeos en su contra, decidió asumir la frase de Margaret Thatcher que resume su mandato: «There is not alternative» a las políticas económicas neoliberales y de adelgazamiento del Estado.
De acuerdo con el llamado «pacto de responsabilidad» esgrimido por Hollande a comienzos de año, el primer ministro, Manuel Valls, puso cifras y dirección sobre la mesa. Tras haber conseguido la mayoría parlamentaria en la presentación de las grandes líneas de su programa gubernamental, Valls anunció un recorte de 50.000 millones de euros hasta 2017 que, según sus tesis, se repartirán «de manera justa y colectiva» entre el Estado, los contribuyentes y los municipios distribuido de esta forma:
- Sólo el Estado recortará 18.000 millones de euros por la vía de reducción del personal en las agencias del estado y ministerios y congelación de salarios de funcionarios
- Los municipios prescindirá de 11.000 millones
- El sistema de protección social verá reducido su presupuesto en 21.000 millones, 10.000 de los cuales afectarán a la sanidad.
Además, se plantea una reducción del déficit (actualmente en el 4.3% del PIB) de 28.000 millones gracias a un plan de aumento de impuestos a hogares y de reducción para empresas.
Valls defendió este recorte del gasto público, en la línea de lo adoptado por los países rescatados, con un significativo: «No es Europa la que nos impone esta opción, es una cuestión de soberanía. No podemos vivir por encima de nuestras posibilidades».
Es decir, el socialismo galo insiste en el error de diagnóstico [el origen de la crisis no estaba en el funcionamiento del Estado de bienestar sino en la desregulación que fortaleció el poder de los mercados financieros) y adopta la dirección que inició el PSOE en mayo de 2010, con ls resultados ya conocidos como país y en relación a las expectativas electorales de la socialdemocracia europea, que decide, así, echarse en brazos del llamado discurso único conservador en la línea trazada en su momento por Thatcher y los suyos.
Ante la deriva del partido que pasaba por ser el referente de la recuperación socialdemócrata europea, un tercio de sus diputados se rebelaron este lunes y anunciaron planes alternativos que no hagan recaer el peso de la austeridad en pensionistas, funcionarios y servicios sociales. Así, proponen: reducir el déficit en 28000 millones aplicando progresivamente las rebajas fiscales a empresas, de tal forma que los grandes grupos no se vean beneficiados hasta 2016; retirar los descuentos fiscales aplicados a las empresas para dejarlos al nivel de 2014; y reducir la carga impositiva sobre las empresas de 38.000 a 33.000 millones de euros, así como una mayor lucha contra el fraude fiscal.
Según un sondeo de Ifop publicado por Paris Match, Hollande no pasaría a la segunda vuelta de las presidenciales en el caso de celebrarse hoy. Sólo conseguiría el 19% de los votos, por detrás de Marine Le Pen (29%) y de cualquiera de los candidatos conservadores que aparecen en las quinielas para liderar la UMP: Nicolas Sarkozy conseguiría el respaldo del 31 % del electorado; Alain Juppé convencería al 30% y François Fillon conseguiría el 22% de los votos.
CODA. El rumbo de la política económica de Francia supone un disparo en la línea de flotación de la estrategia de los socialistas de cara a las elecciones al PE, en las que se habían postulado como alternativa al centroderecha. La adopción de sus tesis por parte de uno de los referentes ideológicos de la socialdemocracia europea dinamita la propuesta de ir hacia unas políticas de inversión pública para promover la creación de empleo y el crecimiento económico. En España, es muy posible que el PP se haya encontrado con la campaña hecha por obra y gracia de París.
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