Tal y como avanzamos en el post del domingo pasado, Syriza y, sobre todo, su primer ministro ha vinculado su futuro político a que la ciudadanía griega vote no en el referéndum convocado este domingo en el país para que el país decida si acepta la última propuesta del Eurogrupo en relación con el paquete de reformas necesarias para que el país siga recibiendo financiación y, por lo tanto, permanezca en el euro.
En una entrevista en televisión, este martes, Alexis Tsipras sugirió la posibilidad de retirarse, es decir, de presentar su dimisión, si el sí al paquete de reformas presentada por la Troika fuera respaldada por la población el próximo domingo. Estas declaraciones se producían casi al mismo tiempo que Syriza confirmó su fuerza en las calles de Atenas, con una manifestación masiva a favor del no, que es la posición defendida por el Ejecutvo en bloque:
Fotografía de Louisa Gouliamaki (AFP)dela manifestación por el no
El miércoles, una manifestación a favor del sí logró concentrar en la plaza de Syntagma a una multitud similar (entre 17.000 y 20.000 personas), lo que ya da una pista sobre la polarización que vive el país a propósito de la consulta, con sondeos contradictorios: Si los del pasado fin de semana que daban una victoria holgada al sí, un trabajo de Prorata para Efymerida señalaba este miércoles que el no ganará con el 46% frente al 37% de los griegos que votará sí:
Existe una norma no escrita en torno a la convocatoria de referendos: Se plantean para ganarlos, bien en las urnas, bien indirectamente. En el caso de que ganara el sí y que Tsipras cumpliera su amenaza y presentara su dimisión, Syriza habría logrado salvar los muebles de cara a la opinión pública helena, aunque con este movimiento se haya convertido en la bestia negra de la unanimidad ideológica unitaria.
Cinco meses después de las elecciones generales, y tras unos meses en los que los sondeos apuntan a una subida en sus expectativas de voto, la izquierda radical griega habría logrado retirarse sin saltarse las líneas rojas que mantuvo durante las negociaciones con la Troika y dejaría que tomaran las riendas las formaciones tradicionales, más proclives a cumplir el mandato de la UE para lograr que Grecia se mantenga en la Eurozona.
La lección positiva es que todavía quedaría una fuerza política más o menos en pie que podría liderar el país en el futuro, ante la previsibilidad de que los partidarios del sí quedaran achicharrados por la aplicación del paquete de reformas que llevaría aparejada aceptar la propuesta de la Troika.
En estos momentos, y a pocos días de que las urnas confirmen si la población está o no con Syriza pese al corralito y las amenazas cada vez menos veladas de expulsión de la zona euro, hay varias opciones, ninguna de ellas descartable:
- Por un lado, que la Troika presente un plan asumible por Syriza, que pueda hacer que la formación gobernante modifique su posición en el referéndum o que, incluso, promueva su cancelación; también sería factible que Syriza presentara una propuesta aceptable para sus socios, posibilidad que este miércoles cobró fuerza con la filtración al Financial Times de una carta, enviada desde Atenas, en la que el Gobierno de Tsipras aceptaría la última propuesta del Eurogrupo pero en la que pedía más tiempo para aplicar sus medidas con condiciones: que las islas remotas sigan teniendo un descuento del 30% en el IVA (asunto que llevó a ANEL a anunciar que votaría en contra en el caso de aceptar la propuesta de Bruselas); que el proceso para retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años en 2022 empiece en octubre; y que el complemento para las pensiones más bajas no desaparezca en diciembre de 2019, sino más tarde.
- Por otro, que las posiciones del fin de semana pasado se mantengan inalterables y que se llegue al 5 de julio para votar en referéndum.
Si se diera el primer escenario, el daño político para Syriza sería incalculable como el principal perdedor del juego del gallina en la que lleva inmerso desde que accedió al poder el pasado mes de enero. El segundo supuesto, el de la convocatoria del anunciado referéndum, puede saldarse de dos maneras, de cuyos efectos dependerá la fuerza de Syriza para poder explicar sus renuncias en un país que lleva días con restricciones monetarias y paralizado desde el punto de vista financiero:
- Que gane el no y Tsipras vea reforzada su posición de fuerza para dirigirse a Bruselas para exigir un plan diferente, asumible por la mayoría de la población griega. En estos momentos, Syriza cuenta con muy pocos aliados internacionales al margen de IU o Podemos, en España, o el apoyo de los premios Nobel Paul Krugman y Joseph Stiglitz, muy críticos con la posición ortodoxa de los organismos financieros durante la crisis financiera. En este caso, Syriza usaría el mandato de la ciudadanía expresado en las urnas, por lo que el referéndum se convertiría en un elemento más de una negociación que, en el momento de elaboración de este post, se basaba en una propuesta de que los acreedores internacionales acepten un tercer rescate, de dos años de duración y que conlleve una reestructuración de la deuda.
- Que gane el sí. En este caso, Tsipras podría retirarse (con los beneficios electorales para su formación que apuntábamos antes) y dejar paso a una coalición de partidos cercanos a las tesis de la Troika; que Tsipras incumpla este aviso y se mantenga al frente del Gobierno que deberá poner en marcha el plan de ajuste (algo que ocurriría, por ejemplo, si Bruselas modificara su hoja de ruta durante estos días, algo que podría ocurrir si aceptara la última propuesta remitida por Atenas). Estamos en el momento de los símbolos y fue un símbolo que el presidente de la CE celebrara su rueda de prensa, el martes, detrás de una bandera de la UE y de Grecia:
Este lunes, Grecia lastró las bolsas europeas, que cayeron en torno a un 5%, con la prima de riesgo de los Estados más débiles de la Eurozona (como España, Portugal o Italia) disparándose más de 30 puntos básicos (la española se sitúa en el entorno de los 150 pb), una situación que mejoró ante la posibilidad de un acuerdo según transcurrieron los días. Esta semana, la Bolsa de Atenas permanece cerrada pero eso no significa que no funcione el mercado secundario de deuda, en el que la prima de riesgo griega se disparó cerca de los 1400 pb.
Durante las últimas horas ya se ha constatado que Atenas no abonó al FMI los 1.600 millones del tramo financiero y que estudia medidas legales contra las instituciones comunitarias para bloquear su salida del euro: «El Gobierno griego hará uso de todos nuestros derechos legales», aseguró el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis.
Grecia se convierte, de facto, en el primer Estado del mundo desarrollado que forma parte del grupo de países morosos con el FMI, del que forman parte Zimbabue, Sudán, Afganistán, Haití o Somalia.
CODA. Grecia no está sola, como evidencia el apoyo que el corralito y las últimas negociaciones evidencian. Desde Reino Unido, por ejemplo, se ha puesto en marcha hace un par de días un proyecto de crowdfunding para colaborar en el pago de la deuda. El objetivo es recaudar 1600 millones de euros (la deuda que mantiene ante el FMI). En el momento de elaboración del post, había recaudado más de 577.000 euros:
Pingback: Tsipras se pasea por el precipicio | La última en llegar