Tsipras se pasea por el precipicio

A cuatro días de que se celebre el referéndum convocado por el Parlamento griego para decidir sobre el acuerdo propuesto por la Troika para seguir con el programa financiero a cambio de las reformas impuestas por los acreedores, el Gobierno mantiene una posición de fuerza peligrosa.

Este miércoles, FT publicó la carta que Atenas remitió a Bruselas y que, evidentemente, había sido filtrada por el Eurogrupo en lo que parecía una exhibición de la rendición del Ejecutivo de Tsipras. En la misiva, asumía casi todos los puntos del acuerdo presentado el viernes pasado, acuerdo que provocó la ruptura de las negociaciones y la convocatoria del referéndum que se celebrará el próximo domingo en el país. Es decir, el documento que significaba la casus belli del Gobierno de Syriza (y ANEL) se presentaba ahora como el documento de partida sobre el que llegar a un acuerdo, con la amenaza del referéndum como referente:

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La carta enviada por Atenas, y firmada por el propio Tsipras, llegó horas antes de una nueva reunión del Eurogrupo, que tuvo lugar después de que ya estuvieran fijadas las posiciones desde los países que han liderado la posición de fuerza de la UE. La canciller alemán, que tenía prevista una comparecencia en el Bundestag, rechazó este último gesto de Tsipras y aseguró que el acuerdo se debía cumplir totalmente (lo que incluía los plazos para actuar sobre las líneas rojsa fijadas por el Gobierno heleno: La subida del IVA -sobre todo en el sector turístico- y las pensiones -sobre todo las más bajas-).

Merkel, que después de muchos meses emergió como el poder duro sobre el que pilota toda la construcción europea en los últimos años, avisó claramente de que el proyecto europeo estaba por encima de lo que pueda decidir Grecia (y los griegos): «Son días turbulentos pero el futuro de Europa no está en juego; estaría en juego si olvidaríamos lo que somos:una comunidad de derecho y responsabilidad». Avanzó que no habría un acuerdo con Grecia a cualquier precio y fijó el próximo calendario de negociación: No habrá nada que hablar hasta después del referéndum.

La intervención de Merkel fue la replicada después por el Eurogrupo, que se reunió con la carta enviada por Tsipras sobre la mesa y poco después de seguir el discurso televisado al país que pronunció el primer ministro griego, en el que insistió en que se celebrará la consulta el domingo y que su Ejecutivo mantiene su campaña por el no y los motivos los recogió Yanis Varoufakis en su blog:

Quiero asegurarle al pueblo griego que la firme intención del gobierno es llegar a un acuerdo con sus socios, en términos de sostenibilidad

La imposición de los sectores conservadores más extremos llevó a la decisión de asfixiar a los bancos griegos. Con la obvia intención de hacer pagar a todos los ciudadanos el chantaje al gobierno. Realmente es inaceptable en una Europa de la solidaridad y el respeto mutuo que se produzcan estas imágenes de la vergüenza. Cierre de bancos, sólo porque el gobierno decidió dar la palabra al pueblo. Y maltratar a miles de personas de edad avanzada que el gobierno, a pesar de la crisis financiera, cuidó y garantizó que su pensión se pagara con normalidad en sus cuentas. A estas personas les deben una explicación. Luchamos meses para proteger sus pensiones. Para proteger su derecho a una pensión digna. Y nos hicieron chantaje para firmar la gran reducción de las pensiones. Y por eso nos negamos. Y por eso se vengan.

Asumo personalmente la responsabilidad de una solución justa después del referéndum. Al mismo tiempo, insto a fortalecer este esfuerzo de negociación, los invito a decir no a las recetas de los memorandos que destruyen Europa. Invito a que responda positivamente a la perspectiva de una solución duradera. Para abrir una página gloriosa de la democracia. Y una esperanza segura para un mejor acuerdo. Es nuestra responsabilidad a nuestros padres, a nuestros hijos, para nosotros mismos. Es nuestro deber para con la historia.

El discurso de Tsipras, que se produjo varias horas después de que se anunciara, puso en evidencia el estado de las conversaciones hoy, cuando se cumple el cuarto día de restricción bancaria, con imágenes de los jubilados griegos a las puertas de los bancos  en la prensa internacional. El primer ministro heleno vuelve a liderar así una posición que sugiere cierto caos y que nos emplaza al momento anterior a la publicación de la carta remitida a Bruselas, que ya forma parte del repertorio de faroles que Tsipras y su equipo han exhibido desde que llegaron al poder.

En este momento, la posición griega sólo logra el respaldo matizado de Francia, que insiste en seguir negociando a pesar de todo, mientras se publican informaciones de que Bruselas estaría preparando un plan de emergencia financiera para Grecia ante la posibilidad de que el domingo venza el no en las urnas. Y por si fuera poco, el el Consejo de Europa aseguró que la convocatoria de referéndum no cumple los requisitos formales de una consulta de este tipo: Ha sido una convocataria apresurada, el No aparece antes que el sí en la papeleta y Syriza no está haciendo campaña, en bloque, con los partidarios del no (entre los que figura Amanecer Dorado).

Como ya señalamos en otras entradas anteriores, la consulta sobre el acuerdo presentado por el Eurogrupo, que insiste en que esa propuesta ya no está sobre la mesa, se va a convertir en un elemento fundamental de la negociación a partir del lunes con una estrategia clara: Contraponer los intereses fríos de los acreedores con la legitimidad democrática del pueblo griego representada en las urnas. De esta manera, Tsipras se podrá dirigir a las instituciones con el mandato del pueblo griego, algo que se producirá si logra que su opción por el no sea la más votada. Si la consulta resultara contraria a sus intereses, parece que quedan pocas dudas de que Tsipras y su equipo deberían abandonar el gobierno.

Así, los últimos movimientos exhibidos por Syriza, que ya se ha convertido en un elemento a batir por Bruselas, donde ya se plantea que el domingo los griegos tendrán ante sí dos opciones, respaldar a la UE o a Syriza,  se pueden leer en varias claves, no contrapuestas:

  • Grecia podría estar lanzando una llamada de socorro ante el corralito implantado el domingo y que restringe del todo su capacidad financiera en el exterior. Ya ha dejado de pagar los 1600 millones del tramo que correspondía al FMI,  que ha rechazado la posibilidad de prorrogar el plazo hasta noviembre, y, en agosto, deberá hacer frente a otros 8000 millones en forma de compromisos financieros. Desde esta perspectiva se entiende el tercer rescate solicitado por Atenas, que ascendería a 29.000 millones de euros, con la condición de que exista una reestructuración de la deuda en forma de quita. Ésta fue la primera interpretación tras filtrarse el contenido de la carta de Tsipras.
  • Tras el discurso del primer ministro heleno en la televisión, parece que gana fuerza otra interpretación de lo ocurrido este miércoles: Estaríamos ante un intento de reafirmar la campaña por el no, quizás porque han llegado sondeos que señalan que la opción que lidera el Gobierno griego será la derrotada en las urnas. Es sintomático que el movimiento de Tsipras se produjera un día después de la multitudinaria manifestación celebrada en Atenas a favor del sí, una exhibición de fuerza de los partidos tradicionales y de To Potami, que son los que de manera clara hacen campaña por aceptar la propuesta de la Troika.
  • Una exhibición de lo que la teoría de juegos, de la que es especialista el ministro de Finanzas griesgo, Yanis Varoufakis, y a la que se recurre para explicar determinadas estrategias en la negociación de conflictos: Los jugadores pondrán en marcha una estrategia que maximiza sus ganancias dadas las estrategias de los otros actores. El juego del gallina, al que hemos hecho mención en otras ocasiones, sería una modalidad de esta teoría, juego que la carta de Tsipras al Eurogrupo parecía haber sepultado. El problema de adoptar una visión de este tipo es que se lamina una confianza que, en el caso que nos ocupa, ya cuenta con el pecado original de una falta confianza de partid, algo muy evidente en las sucesivas reuniones celebradas con Grecia como argumento.

En este punto, la crisis griega, convertida en un referente informativo para los medios internacionales, parece que desemboca en un referéndum sobre la fuerza de Syriza y su legitimidad para negociar en nombre del pueblo griego. Legitimidad nacional frente al monstruo comunitario, caracterizado por hombres de gris, que eluden la elección directa de las urnas y que se proyectan como tecnócratas que muestran escasa simpatía ante las decisiones que puedan deparar las urnas.

Volvemos a estar, de nuevo, en los momentos posteriores a las reuniones internacionales que se sucedieron tras la implosión de la crisis financiera en 2008, cuando los mandatarios se mostraban dispuestos a reformar el capitalismo. Y la oposición a una manera de hacer las cosas procede de un país diminuto, de once millones de habitantes, que apenas aportaba el 2% del PIB a la Eurozona. Mejor muestra de que no hubo nunca voluntad política de solucionar el desaguisado, imposible.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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