La atención a la crisis griega, sobre la que se han volcado los medios de comunicación españoles durante las últimas semanas, ha tenido como efecto que otros asuntos de actualidad estén pasando más o menos desapercibidos, como el proceso de constitución de Podemos como partido político fuertemente centralizado y con un sesgo presidencialista en aumento.
Hace unas semanas, hablamos de Pablo Iglesias y de su opinión sobre IU, afirmaciones que se publicaron poco después de que el líder de Podemos se reuniera con el coordinador general de IU, Alberto Garzón, y después de que volviera a decir no a la propuesta de lista de unidad popular en las próximas elecciones generales. Como Iglesias señaló, ésa fue la idea que Podemos propuso antes de las elecciones europeas, a los pocos meses de nacer como formación política, y la respuesta de IU fue negativa. Por este motivo, se insiste, ahora se responde de la misma forma al entender que IU sólo busca sobrevivir al tsunami electoral que se materializará en las Cortes este otoño.
Mientras tanto, se suceden los movimientos que indican, sobre todo, la pugna interna de Podemos que, recordemos, no hace tanto tiempo se proyectaba como una herramienta política de la gente, hereditaria del carácter asambleario del 15M y de las asambleas de barrio. Estas esencias se han recogido y transformado en una institucionalización creciente para que la discrepancia interna no paralicen la acción política en unos tiempos caracterizado por la rapidez en la información y en la adopción de decisiones.
Centralismo presidencialista
Estos días es noticia la posición de cargos y militantes de Podemos, que han firmado un documento contra el reglamento para elegir la lista de la formación a las próximas elecciones generales, que diferencia tres procesos electorales: La elección al Senado (se permite tantos votos como senadores queden adscritos a la CCAA según la ley vigente); la elección al Congreso (se pasa por encima de la circunscripción provincial que reparte el poder de acuerdo con la LOREG y se pasa a la circunscripción estatal, que sólo se utiliza para las elecciones al PE); el candidato a presidente del Gobierno (se opta también por la circunscripción estatal).
Entre los firmantes del documento que critica el reglamento para elegir a los futuros representantes de Podemos en las Cortes Generales figuran viejos conocidos que han liderado la oposición a Pablo Iglesias: Teresa Rodríguez, el alcalde de Cádiz, Miguel Urbán o Pablo Echenique. Todos ellos denuncian el centralismo del que se quiere impregnar a Podemos y apuestan por una visión federalista del proceso de elección, en el que los cargos estén vinculados al territorio al que representan.
Apenas se pone el foco en que esta manera de decidir sobre las listas electorales pasa por encima del factor territorial y de la provincia o la CCAA como circunscripciones de base para el reparto de poder en las elecciones. Es decir, Podemos se presenta a unos comicios con una lista estatal que, sin embargo, se someterá a las urnas provincia a provincia. Supondemos que por eso se habla de implicación de los candidatos con los territorios, sobre todo si al final tenemos listas con escasa relación con los ciudadanos a los que, al final, terminará representando según nuestra dinámica electoral legal.
Además de la evidencia, lo interesante del caso es la preeminencia de cargos que ya han tocado poder como alcaldes o como partidos fundamentales para los gobiernos de cambio en CCAA como Aragón y cómo Iglesias se proyecta como una candidatura alternativa y muy personalista.
La lista de Iglesias
Este martes, Alberto Garzón confirmó que Iglesias le había ofrecido,a título personal, formar parte de la lista con la que se presentará a las primaris de Podemos, una oferta que el candidato de IU rechazó. También se supo que había ofrecido lo mismo a Beatriz Talegón, la conocida militante socialista que ese fin de semana anunció su baja del PSOE por la actitud del partido ante el referéndum griego. Talegón, muy mediática, habría rechazado también esta opción, como también lo habría hecho Joaquim Bosch, portavoz de Jueces para la Democracia.
A última hora de la noche se supo de la incorporación de Tania Sánchez y de José Manuel Gómez Benítez, ex vocal del CGPJ y uno de los emisarios de José Luis Rodríguez Zapatero en sus conversaciones con ETA, en la lista que Iglesias presentará a las primarias de su partido. Estos nombres confirman que Podemos sigue pescando en sectores descontentos de los partidos de la izquierda tradicional, particularmente el PSOE e IU, y deja en evidencia a quienes, como Tania Sánchez, insistían por activa y por pasiva que su marcha de IU pasaba por trabajar en el cambio y no llegar a Podemos: «No, punto. No vamos a entrar en Podemos, punto».
A vueltas con la lista unitaria
Pablo Iglesias, como antes Alberto Garzón, estuvo en Galicia para contactar con las mareas ciudadanas que han permitido el cambio en consistorios como A Coruña, Ferrol o Santiago de Compostela. Los alcaldes de estas ciudades vienen insistiendo, desde hace días, en repetir la gesta en las próximas elecciones generales con el objetivo de unirse en un frente común que pueda competir con los partidos tradicionales, y hablan abiertamente de esta lista pese a que Podemos no forme parte de ellas.
Como ocurrió en las elecciones autonómicas, en las que Podemos no logró arrebatar al PSOE el cetro de partido hegemónico de la izquierda, Iglesias insiste en que toda la constestación alternativa a los partidos tradicionales se sume a una propuesta electoral bajo el paraguas de la marca Podemos. Este planteamiento, en el caso de las mareas ciudadanas gallegas, cuenta con una fuerte oposición y exhiben para ello el buen resultado que consiguieron las mareas en las elecciones municipales. Jorge Suárez, alcalde de Ferrol, lo dejó claro: «Ninguna fuerza política, con independencia de la fuerza de los votos que pueda tener, puede capitalizar la marea. Eso corresponde a la ciudadanía. Debe ser un proceso de abajo a arriba».
En este proceso falta por saber la fórmula que finalmente se usará en Cataluña (donde Podemos explora con ICV la posibilidad de ir juntos en las elecciones catalanas) o en la Comunidad Valenciana, donde tras el 24M Compromís y Podemos plantearon la posibilidad de presentarse juntos a las elecciones generales.
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