Tsipras exhibe el discurso TINA

Anoche tuvo lugar la primera comparecencia pública del primer ministro griego, Alexis Tsipras, tras el acuerdo alcanzado entre Atenas y las instituciones comunitarias, que este miércoles deberá refrendar el Parlamento heleno, y se confirman los peores augurios para los que creyeron que Grecia podría ser la punta de lanza de un cambio de filosofía en esta UE.

Tsipras adoptó la misma postura que José Luis Rodríguez Zapatero en mayo de 2010, cuando emprendió un giro de 180 grados a su política económica, añadiendo a la crisis económica una crisis política de primer orden con la ruptura de la relación entre representantes y representados que aún arrastramos.

En la televisión pública griega, Tsipras se sometió a una larga entrevista en la que quedó claro que el pensamiento único en torno al discurso TINA (There Is Not Alternative) que patentó Margaret Thatcher es el que maneja la cúpula de Syriza. El primer ministro heleno confirmó que:

  • No había plan b y que una salida de Grecia del euro de forma desordenada hubiera sido un desastre para las clases medias y trabajadoras. Esto evidencia lo que ya apuntamos ante la convocatoria del referéndum sobre el acuerdo ofertado por el Eurogrupo a finales de junio: Que Syriza jugaba de farol y que su única baza era poner sobre la mesa de negociaciones la voluntad nacional expresada en la consulta.
  • Insistió en su defensa de políticas diferentes a la austeridad y admitió que no había conseguido que la UE asumiera el callejón sin salida en el que se metió en 2010 y en el que perdura. Tsipras habló de su soledad ante una UE controlada por los partidos tradicionales (a grandes rasgos, conservadores de centroderecha y socialdemócratas que olvidaron hace muchos lustros los principios del socialismo) y habló de un posible cambio si en otoño de materializa una victoria de Podemos en España.
  • Asumió la responsabilidad de un texto firmado, dijo, para evitar el desastre del país y que aplicará un acuerdo en el que no cree pero que sirve para que el país cubra sus necesidades financieras durante los próximos tres años, con un partida importante, 32.000 millones, en inversiones productivas. Y reconoció que había habido errores en la negociación que capitaneó Yanis Varoufakis, uno de los miembros de Syriza que con mayor firmeza se posiciona ante el acuerdo alcanzado el fin de semana.
  • Tsipras defendió que no bajaran las pensiones mínimas (lo que exhibió como un triunfo pese a estar congeladas de facto a la espera de la reforma) y que no hubo más remedio que admitir la subida del IVA para evitar males mayores como el recorte en las plantillas de los funcionarios.
  • Aseguró que el corralito seguirá hasta que no se apruebe el tercer rescate financiero (para lo que hace falta que los parlamentos nacionales de los Estados miembros del Eurogrupo lo aprueben): «En los próximos días, si obtenemos un incremento de los préstamos del ELA (créditos de emergencia del BCE a la banca) podremos incrementar la cantidad máxima de retirada de efectivo y posibilitar otras operaciones». De fondo, subyace el miedo a una retirada masiva de capitales en cuanto los bancos abran sus puertas.
  • Sostuvo que no maneja, hoy, un posible adelanto electoral: «No tengo razones para convocar elecciones, dependerá de lo que pase en mi partido, en nuestro socio (de Gobierno)». El primer ministro apuntó que esperará a lo que ocurra en las votaciones próximas [pensando en la rebelión interna que puede materializarse en Syriza entre el sector más escorado a la izquierda, que ya asegura que votará en contra del acuerdo] y que podría obligar a Tsipras a apoyarse en otros partidos políticos, como To Potami, PASOK y ND, que ya recibieron el castigo de sus políticas económicas al dictado de Brusleas.

En un momento de la entrevista, Tsipras se inmoló al admtir el discurso único que ha hecho caer gobierno tras gobierno en esta UE: «Pueden acusarme de que tenía ilusiones, pero no de decir mentiras» y «no existe la pureza ideológica en tiempos de crisis». Es decir, tras su negociación asume el máster en negociación y asegura que en tiempos de crisis sólo queda asumir el discurso del pensamiento único, el que busca por todos los medios ocultar que existen alternativas políticas en el ámbito económico, como evidencia el debate primigenio de producir cañones para la guerra o mantequilla. De paso, al admitir que aplicará un acuerdo que no comparte, asume un papel de ejecutor de los planes de la Troika, es decir, la misma lógica que el gobierno tecnócrata que sucedió al de Papandreu en 2011.

En este punto, conviene recordar que Syriza sólo lleva medio año en el poder y que, en este periodo, su mejor baza, el liderazgo de Tsipras, ha quedado completamente achicharrado. Syriza sigue así la misma senda que antes tomaron ND y el PASOK, con la crisis política que acompaña el drama griego y que nadie parece dispuesto a afrontar. En este punto, nos planteamos muy en serio por que Tsipras no ha presentado su dimisión, algo que en su día tuvo que hacer José Luis Rodríguez Zapatero en España, un último gesto de dignidad antes de someter la voluntad ciudadana a la soberanía funcionarial de Bruselas y del FMI.

En el momento de elaboración de este post, Tsipras no parecía tener ninguna intención de dimitir pese a haber claudicado. Sin embargo, su decisión hace un daño, veremos si irreparable, a la coalición de izquierdas, y todo ello en un tiempo récord. Al mismo tiempo, y puesto que la crisis griega nunca se vio como un problema exclusivamente griego, tiene ante sí otras connotaciones que hay que interpretar:

  • Por un lado, la victoria de Alemania sobre el eje que comandó Francia, país que ha asistido a la posición de Angela Merkel como si fuera el poli bueno de la negociación. Habrá que ver en los próximos meses y años las consecuencias de  la ruptura del eje francoalemán, que ya comenzó a resquebrajarse en las negociaciones en la Constitución Europea y que se encuentra ausente en este periodo de parálisis absoluta en el proyecto político europeo.
  • Por otro, el impacto que lo ocurrido en Grecia puede tener en España. Como apuntamos cuando Tsipras convocó al pueblo heleno a decidir su futuro en torno al acuerdo presentado a finales de junio por el Eurogrupo, Syriza ha dinamitado la campaña electoral de Podemos, al que más le vale buscar un discurso alternativo al proyecto de cambio de la gente común que ha exhibido hasta el momento.

Sea como fuere, el mensaje que procede de Bruselas está claro: Las elecciones son un problema cuando no salen victoriosos las formaciones políticas del sistema y si los ciudadanos cometen el desafío de votar partidos políticos que no estén en la ortodoxia comunitaria, las instituciones se encargarán de reconducir la voluntad popular mal expresada en las urnas.

CODA. La entrevista de Tsipras se emitió después de que el FT  publicara el contenido de un informe del FMI que apunta que las necesidades de financiación de Grecia son mucho mayores de las previstas y que la deuda se dispararía hasta el 200 % del PIB en los próximos dos años. Así, incluye: «La deuda de Grecia solo puede ser sostenible ahora a través de unas medidas de alivio que van mucho más allá de lo que Europa está dispuesta a considerar hasta ahora». Y que sólo será viable con una quita o con lo que Christine Lagarde calificó de «una extensión muy grande» de los planes de pago de la deuda, que incluiría un «periodo de gracia» de otros 30 años en todas sus obligaciones de deuda europea.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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