El ‘pato cojo’ completa su legado con un acuerdo con Irán

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Éstas fueron las portadas que los principales diarios de información general y económica de España, Reino Unido, Italia, Alemania, Francia, EEUU y China dedicaron al acuerdo alcanzado entre el Grupo 5+1 (formado por EEUU, Reino Unido, Rusia, China, Francia y Alemania) y la República Islámica de Irán el pasado martes sobre el programa nuclear iraní.

Barak Obama ofrece, así, un nuevo significado del «síndrome del pato cojo«, que es como se refieren en EEUU a los últimos años de los segundos mandatos presidenciales. Se usa esta expresión para hacer mención «al desgaste, cansancio y bajas inevitables en la cúpula de la Casa Blanca y la limitación de ocho años que la Constitución impone a los ocupantes del Despacho Oval», un estado que, al parecer, no afecta al actual presidente estadounidense.

Como contamos el pasado mes de abril, Viena ha sido la ciudad en la que se han cerrado los flecos del preacuerdo alcanzado entonces y que pone fin a 12 años de desencuentros enquistados desde que en 2003  la OIEA confirmara que Teherán había comenzado a producir uranio enriquecido con aplicaciones militares y civiles. Recordemos:

  • Irán no producirá uranio altamente enriquecido durante los próximos 15 años
  • Se desprenderá del 98% del material nuclear que posee
  • Eliminará 2/3 de las centrifugadoras que tiene instaladas
  • Las potencias podrán verificar «por primera vez» el grado de cumplimiento del acuerdo. Teherán permitirá la entrada de inspectores de la OIEA.
  • A cambio, la ONU levantará todas las sanciones que pesan sobre Irán vinculadas al programa nuclear, aunque con algunas limitaciones
  • Antes de comenzar el levantamiento, Irán deberá cumplir con los «pasos básicos» del acuerdo
  • Las sanciones se mantendrán durante los próximos cinco años en el caso de las armas y durante los próximos ocho en el caso de los misiles balísticos.

En el post del pasado mes de abril narramos los hitos de las relaciones entre Irán y Occidente, particularmente conflictivos desde que EEUU incluyó a Irán en la lista de países que formaban parte del Eje del Mal y, sobre todo, desde que Mahmud Ahmadineyad ganara las elecciones presidenciales en 2005.  Dos años después, en 2007, la comunidad internacional comenzó a imponer sanciones a la República islámica, que ha sufrido como nadie el bloqueo a las exportaciones de petróleo, actualmente el motor de su economía.

El acuerdo, que fue celebrado en Irán desde la misma noche del martes, a pesar del Ramadán, puede suponer el inicio el fin del aislamiento de un país eminentemente joven (edad media de 23.3 años en 2011) de un total de 80 millones de habitantes, en el que el 71% vive en urbes, según datos de Comisión Españolña de Ayuda al Refugiado (CEAR), muy formado y que en 2009, en la llamada revolución verde, ya avisaron de que la sociedad ya no caminaba en paralelo a su poder político y, sobre todo, religioso.

En 2013, Hasán Rohaní ganó las elecciones presidenciales a las que Ahmadineyad se presentó a la reelección, y los jóvenes que protagonizaron aquella primavera adelantada se cobraron con creces su venganza [y así celebraron entonces, en las calles, su victoria en las urnas]:

Desde entonces, Rohaní, que fue el negociador iraní tras los primeros problemas con la comunidad internacional a propósito del programa nuclear, ha jugado un papel creciente en relación a la guerra con Siria y su ramificación en Líbano y Yemen, en una pugna cada vez más evidente con Arabia Saudí por el control de una zona completamente dinamitadas por las guerras de Irak, la de Siria y la de Yemen, la presencia del IS y la fundación de un Estado kurdo de pleno derecho.

Bajo el mandato de Rohaní, Irán se ha abierto al mundo, como confirman los datos de llegada de turistas que cada año registra el país y, sobre todo, la difusión de actos que confirman que la sociedad civil y, sobre todo las mujeres, comienzan a no estar de acuerdo con el papel que les otorgaron los ayatollahs. No es casualidad que las mujeres tuvieran un papel relevante en las celebraciones del acuerdo que estallaron la misma noche del martes en todo el país:

Desde el interior el país se afronta el acuerdo como una oportunidad para la maltrecha economía del país completamente dependiente de su energía. Irán es el cuarto país en reservas de petróleo y las segundas de gas, por lo que es fácil entender el impacto en su economía del embargo a la exportación de crudo desde 2012: Redujo a la mitad las exportaciones iraníes de barriles diarios (1,2 millones) y generó pérdidas de ingresos de más de 2.500 millones de dólares mensuales.

Las reacciones internacionales repitieron el guión que ya marcamos el pasado mes de abril. Israel mostró su discrepancia abierta ante un acuerdo histórico, el segundo de Barak Obama cuando afronta la recta final de su presidencia. Recordemos que, a finales de diciembre, el presidente estadounidense y el de Cuba, Raúl Castro, comenzaron el deshielo en las relaciones de ambos países, totalmente rotas desde que en 1959 triunfara la Revolución castrista. Veinte años después ocurría lo mismo con Irán, que afronta este periodo como un posible aliado de Washington en la zona tras constatarse el polvorín que hoy es Oriente Medio.

Obama compareció ante los medios para explicar el acuerdo con Teherán mientras que su vicepresidente, Joe Biden, se reunió con los demócratas del Senado para detallarles el plan. Por el momento, la candidata demócrata más posibilidades de llegar a la Casa Blanca el proximo añó, Hillary Clinton, dio la bienvenida a este acuerdo: «Creo que es un importante paso para contener el programa nuclear de Irán», dijo tras mostrar su «rotundo respaldo» al presidente Obama.

Tras conocerse la noticia, ya quedó claro que los republicanos, que son mayoría en la Cámara de Representantes, no estaban de acuerdo con la iniciativa presidencial, que ha amenazado con usar el derecho de veto si las Cámaras bloquean el acuerdo.  Los números, por ahora, son los siguientes: Hay 54 senadores republicanos (que votarán en contra), 44 demócratas y 2 independientes. Si los republicanos logran sumar 13 votos más (de manera que 67 de los 100 senadores se opongan), Obama no podría ni siquiera ejercer su prerrogativa presidencial.

El acuerdo, a falta de la confirmación por todas las partes, supone un giro total a la política exterior de EEUU y se da la circunstancia de que es el presidente el que se ha decidido a liderarla. A medio plazo, implica eliminar a Irán del grupo de países que conformaban el Eje del mal (aunque es cierto que ya sólo Corea del Norte para atesorar ese lugar) y, quizás, probar unas relaciones diplomáticas y estratégicas distintas a las que han dominado la zona desde los años 80.

CODA. Para conocer más detalles sobre el acuerdo y las implicaciones pueden tener desde el punto de vista geoestratégico, recomendamos leer el post de Acuerdo nuclear iraní: Reorganización geopolítica de Oriente Medio. Atención a los posibles escenarios a medio plazo.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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