Trump, favorito en el GOP, frente a una Hillary imbatible

Podemos estar en los inicios de las elecciones presidenciales menos disputadas de las que se recuerdan en los últimos años. Mientras en el partido demócrata, la candidatura de Hillary Clinton permanece inalterable como la opción favorita de cara a las primarias, en el partido demócrata no dejan de aparecer posibles candidatos. El último, Scott Walker, gobernador de Wisconsin, que se convierte en el decimoquinto aspirante del GOP, una lista en la que sorprende -es un decir- la ausencia casi total de mujeres.

La disparidad en los números hablan por sí sola: Hay seis  posibles candidatos en el Partido Demócrata -incluyendo al vicepresidente Joe Biden, que no ha hecho pública su  disposición a intentar llegar a la Casa Blanca como presidente frente a los 15 del partido demócrata, unos números un tanto irreales si se tienen en cuenta los sondeos sobre intención de voto.

Una de las últimas encuestas conocidas ha sido la publicada por The Washington Post y ABC, que despeja todas las dudas que puedan existir al respecto. Hillary Clinton es la demócrata con más posibilidades de ganar la candidatura a las presidenciales: El 68%de la ciudadanía lo entiende así (+6 puntos respecto a los que opinaban así el pasado mes de mayo). Por detrás se sitúan Bernie Sanders, senador por Vermont, con un 14% y Joe Biden, con el 12%.

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En las filas republicanas la situación es bastante curiosa. Existe un candidato, el multimillonario Donald Trump, que encabeza la lista con el 24% de los apoyos, casi el doble que su inmediato competidor, Scott Walker (13%). Jeb Bush, que a priori partía como favorito, sería la tercera opción para el 12% del electorado. Otras opciones, como Marco Rubio o Ted Cruz, que se veían como un revulsivo para atraer al voto latino, quedan como opciones irrelevantes: sus candidaturas no llegan ni al 10% de los apoyos.

Según el sondeo, en unas hipotéticas elecciones en las que disputaran por la Casa Blanca los últimos representantes de las dinastías políticas de los últimos 30 años, Clinton y Bush, la ex primera dama ganaría con el 50% de los apoyos, 6 por encima de los que lograría el hermano menor e hijo de George W. Bush y George Bush:

EEUU

Este sondeo se publicó en la misma semana en la que Donald Trump ha monopolizado la atención de los medios con salidas de tono de todo tipo. Es llamativo, pero es el candidato republicano mejor situado a pesar de que el el 56% de los votantes considera que no representa los valores de su partido, porcentaje que llega al 54% entre los votantes republicanos.

Otro sondeo, a cargo del Pew Research Center, confirma el problema que tiene el GOP para penetrar en el electorado: Sólo el 32% del electorado tiene una impresión favorable del Partido Republicano (-9 puntos respecto a enero). Nada menos que 6 de cada 10 tienen una opinión desfavorable. Entre los republicanos, la opinión positiva respecto a sus siglas pasa del 86 al 68% y del 37 al 29% entre los independientes. Entre los demócratas, existe empate entre los que tienen opiniones favorables y desfavorables: 48% frente al 47%. Entre los suyos, el 86% mantiene una visión positiva sobre su partido (+18  puntos respecto a los votantes republicanos que se manifiestan de la misma forma).

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Según el sondeo, los demócratas consiguen mejores resultados en relación a la gestión de las políticas públicas que más interesan a los ciudadanos (salvo en el control del déficit). Llama la atención el vuelco en torno al papel de los demócratas en el impulso de la economía desde febrero (entonces, el 44% apoyaba a los republicanos frente al 41% de los demócratas) y, a pesar del tono de los últimos días, en la gestión de la inmigración. Los demócratas  son claramente señalados cuando se trata de las políticas sanitarias  (+10 puntos) o en educación (+12)

En cuanto al dinero recaudado por cada candidato, éste es el recuento realizado por The New York Times a finales del mes de junio. Bush aparece como el presidenciable con mayor capacidad de recaudación, seguido de Hillary Clinton. Sin embargo, conviene tener en cuenta que ha sido precisamente en julio cuando la campaña ha dado un vuelco con la emergencia de Donald Trump como el candidato preferido por las bases republicanas, quién sabe si gracias o debido a su masiva exposición mediática

CapturaEEUU5

Trump dispara contra todo lo que se mueve

Contra McCain: El motivo de este ataque directo fue la crítica que Graham dirigió contra Trump por haber puesto en duda que John McCain fuera un héroe de guerra: «Es un héroe de guerra porque fue capturado. Prefiero a los que nos son capturados”.

El descalificativo llegó después de que el candidato republicano a las presidenciales de 2008 criticara el discurso antiinmigración que exhibía Trump (y eso que no había subido el tono aún contra México) y se llevó abucheos del auditorio en el que pronunció esas palabras, un auditorio que antes había aplaudido sus promesas respecto a la inmigración ilegal y a la posición que dijo adoptar respecto a China. Por este y otros motivos, desde el Comité Nacional Republicano se dejó clara la posición del partido: «No hay lugar en nuestro partido o nuestro país para comentarios que insultan a los que han servido con honor».

Los principales candidatos del GOP criticaron con fuerza la salida de tono de Trump. Rick Perry aseguró: «Donald Trump debe una disculpa a todos los veteranos americanos y en particular a John McCain”. Por su parte, Lindsey Graham, ante el mismo auditorio, señaló: «Creo en la democracia. Creo que la gente de Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur lo resolverán. Y esto es lo que van a decir: Donald Trump, ¡estás despedido!”. La buena noticia para Trump es que estas reacciones le sirvieron para montar la siguiente polémica.

Contra sus rivales: En un mitin en Carolina del Sur, Trump llamó idiota a Lindsey Graham, el senador por este estado y su rival en las primarias: «No parece un tipo muy brillante. Probablemente no sea más brillante que Rick Perry (ex gobernador de Texas). Puede que hasta Perry sea más inteligente que Lindsey Graham». Poco después, reveló su número de teléfono privado, que le había dado tras pedirle que Fox News hablara bien de él, y emplazó a los asistentes a llamarle. La respuesta fue inmediata y el teléfono de Graham recibió miles de llamadas.

México como argumento de campaña: Estos días, Trump se ha mostrado especialmente combativo con la inmigración mexicana y con el país vecino. Tras la fuga del Chapo Guzmán, el magnate de los medios definió a México como un «país corrupto» y llamó al boicot. Como heredero de la familia republicana de las últimas décadas, propuso cerrar la frontera con México: «Tenemos que cerrar nuestra frontera. Tenemos que construir un muro”. El motivo: «México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (…). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Asumo que hay algunos que son buenos».

Poco después, antes las críticas que estos comentarios generaron, matizó: «Amo a los mexicanos. Tengo millones de mexicanos trabajando para mí. Vendo apartamentos por millones de dólares a mexicanos. Los amo y ellos me aman a mí». Y, de paso, anunció viaje a la frontera con México el jueves pasado, una visita que suscitó el rechazo de las organizaciones civiles.

Hace unos días, The Economist escribía sobre Donald Trump y el lugar al que estaría llevando al Partido Republicano:

«You’d have to be astoundingly brazen to run for president, churning up toxic xenophobic sentiments, just to get the political leverage to win a huge tax break, or to build a casino or to stop somebody else’s casino. But Mr Trump is neither a meek nor public-spirited man. And, astonishingly enough, he may have actually succeeded in putting the Republican Party in a corner.

If cutting a sweet deal is what Mr Trump was aiming to do all along, we might have to admit that he is more than the attention-seeking buffoon he appears to be. It may be that he is a attention-seeking, buffoonish genius.  In any case, Mr Trump has floated the possibility that he may try to wreck the Republican Party’s presidential chances unless it coughs up a little «fair» treatment, whatever that means. If the GOP doesn’t think it can neutralise Mr Trump’s threat of a third-party run by utterly demolishing his reputation, then they’re going to have to consider a little fairness. Not a bad month’s work for Mr Trump».

Los que sostuvieron que con George W. Bush o Sarah Palin constituían el nivel más bajo de los presidenciables republicanos deben estar estos días al borde del suicidio.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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