Dos interpretaciones del último movimiento del ex primer ministro griego, Alexis Tsipras, que este jueves presentó su dimisión y anunció elecciones anticipadas. El anuncio del líder de Syriza este viernes se vio acompañado por la escisión del partido, liderada por quienes han capitaneado la rebelión interna por la asunción del tercer rescate financiero firmado por el país, y eso se ha leído en dos claves, no necesariamente contrapuestas:
- La escisión de Syriza dificulta las opciones de Tsipras de volver a revalidar una victoria como la conseguida en enero de este mismo año. Ésta es la visión asumida por el diario El País y La Vanguardia.
- La formación de Unidad Popular, acompañada por los mensajes poco reflexionados de dirigentes de Podemos como Teresa Rodríguez, abre una vía de división -otra más- en Podemos. Este enfoque ha gozado de cierto predicamento en medios como La Razón y El Mundo.
Ninguno de estos medios, ni El Periódico (que se centró en cómo ha sentado en anuncio en la UE) ni ABC (convertido este sábado en un periódico deportivo madridista), realizó el más mínimo esfuerzo por levantar el foco y analizar lo ocurrido esta semana en Grecia con algo más de rigor.
Veamos algunas consideraciones ignoradas en las primeras planas de este sábado:
- Los últimos sondeos sobre intención de voto publicados en Grecia daban una victoria apabullante a Syriza, que duplicaba su representación respecto a la segunda opción. Estos sondeos, en el peor de los casos, otorgaban un resultado muy parecido al que consiguió Syriza en las elecciones de enero, y eso a pesar del corralito, del referéndum y de la adopción del tercer rescate por parte de Tsipras. Otros estudios demoscópicos otorgaban una mayoría absoluta incuestionable a la izquierda radical. Recordemos que, a diferencia de lo que pasa en España, los últimos sondeos publicados en Grecia durante la campaña electoral se aproximaron bastante al resultado que los principales partidos obtuvieron finalmente.
- Tsipras goza de un liderazgo social y político indiscutible. Hasta esta semana, su papel sólo había sido enmendado por una parte de la coalición, muy crítica con lo que considera una rendición de Atenas a los acreedores internacionales.
- El liderazgo de Tsipras se reafirma por el órdago lanzado en forma de adelanto electoral que, como señalamos, parece que busca, sobre todo, reafirmar su liderazgo en dos sentidos: Ante la sociedad, por el incumplimiento de su programa electoral; y ante el comité ejecutivo del partido, donde las discrepancias sí eran notables.
- En el primer caso, Tsipras muestra una altura política de la que careció José Luis Rodríguez Zapatero en mayo de 2010, por no hablar de Mariano Rajoy y su política económica.
- Del núcleo rebelde de Syriza había nacido la petición de un congreso extraordinario de partido para este mes de septiembre, que Tsipras ha cambiado por una convocatoria electoral a todo el país.
- Conviene recordar que sólo 32 de los 149 diputados de Syriza votaron en contra del plan acordado por el entoncer primer ministro y los acreedores internacionales para el tercer rescate (cuatro más se abstuvieron). 30 de ellos se han ido para conformar el nuevo partido que defenderá, por cierto, postulados que se asemejan en parte a los que tradicionalmente ha defendido el KKE, que goza de una envidiable disciplina interna entre sus votantes.
- Es decir: a falta de concretar una opción política, Unidad Popular tendrá que pescar en el caladero del KKE y ahí parece que no encontrará muchos votos. Es sintomático, por cierto, que sea el ex ministro de Energía y no el ex titular de Finanzas, Yanis Varoufakis, quien encabece esa opción. En el momento de elaboración de este post, Varoufakis seguía siendo diputado de Syriza (y es de prever que, si no encabeza la lista, no se arriesgue a una aventura de este tipo a pesar de haber amagado con ello en las últimas semanas).
- Si bien ese número de diputados que han abandonado Syriza puede ser irrelevante de cara a la próxima contienda electoral, su actitud rebelde era un problema para el primer ministro. Tsipras se encontraba con un foco de inestabilidad permanente en lo que queda de legislatura en el Parlamento, algo que tiene una importancia vital si se tiene en cuenta el programa de reformas, ajustes y recortes que tendrá que aplicar para cumplir con el paquete acordado con las instituciones comunitarias.
- Por lo tanto, Tsipras tenía que hacer frente a una amenaza constante que pasaba porque cualquier formación presentara una moción de confianza que habría podido ser ganada gracias a esa fuga de votos.
- Con el adelanto electoral, Tsipras testa la capacidad organizativa del sector rebelde de Syriza y, de paso, bloquea cualquier posibilidad de acuerdo para desgastar su liderazgo entre sus críticos y la oposición. Es decir, se adelanta a los acontecimientos y aprovecha una ventaja evidente: A pesar de los rumores de adelanto electoral desde que se firmó el tercer rescate, sólo Syriza muestra posibilidades de volver a ganar las elecciones.
- El referéndum se llevó por delante el liderazgo de Samarás al frente de ND, formación que está en construcción de un liderazgo mínimamente aceptable. Así, es más que previsible que en la próxima cita electoral los problemas para Tsipras pudieran proceder de sus antiguos compañeros y no de la oposición, que no manifiesta capacidad para convertirse en alternativa a Syriza.
- A la espera de conocer sondeos sobre intención de voto, es probable que Tsipras pueda mantener unos porcentajes de representación parecidos a los que Syriza consiguió en enero (36.34% de los votos), lo que le podría asegurar una legislatura algo más plácida que la que se aventuraba hasta su anuncio.
Si estas variables se dan, Tsipras aprobará con nota su reválida de animal político con una estrategia clara en la cabeza que ha sido respaldada por, digamos, el sector oficialista de Podemos. Pablo Iglesias e Iñigo Errejón hicieron este viernes pronunciamientos públicos a favor de este movimiento, muy conscientes de la costumbre mediática y política de incluir en el mismo grupo todo lo que rezume a lo que definen como populismo.
A falta de que el foco se dirija a Cataluña, no tenemos ninguna esperanza de que los medios españoles aborden lo que ocurre en el país heleno más que como un ejemplo más de cómo se busca un enemigo exterior con fines políticos entendidos exclusivamente en clave nacional.