Entrega veraniega del sondeo de Celeste-Tel que difunde eldiario.es que matiza el cambio del sistema político que, hasta no hace muchos meses, auguraban otros trabajos demoscópicos. Con la importante precisión del trabajo de campo (durante los cinco primeros días laborables del mes de agosto, un periodo en el que medio país se va de vacaciones), vemos cómo el PP sube en intención de voto mientras que el resto de fuerzas pierden apoyo: Leve en el caso de IU y PSOE, casi medio punto si nos referimos a C’s y de manera más pronunciada en el caso de Podemos.
El PP volvería a ser la primera fuerza política, con un 31.4% de los votos, -13.2 puntos respecto a las elecciones generales de 2011 y +0.7 puntos respecto al barómetro de hace un mes; los 186 diputados actuales se traducirían en 135-137, un castigo en las urnas que se parecería mucho al que sufrió el PSOE en 2011 (cuando se dejó 59 diputados al pasar de 169 a 110 escaños).
Los socialistas, por su parte, serían la segunda fuerza política con el 27.6% de los votos (-1.1 puntos respecto al resultado que obtuvieron en 2011, el peor desde la restauración democrática); sin embargo, podría ganar hasta 11 escaños a los 110 que tiene en la actualidad, con una horquilla que iría de 118-121, a 65 asientos de la mayoría absoluta.
Podemos sería la tercera fuerza parlamentaria con el 11.9% de los votos (-1.4 puntos respecto al sondeo de Celeste-Tel de hace un mes), lejos del 15% de votos que le otorgaba el último barómetro de Metroscopia o del 15.7% que le asignó el último estudio del CIS. Este porcentaje de voto se traduciría en 30-34 escaños, convirtiéndose en el mejor resultado que el tercer partido de implantación estatal obtiene en unas elecciones generales.
C’s, que pierde 0.3 respecto a hace un mes, obtendría el 9.9% de los votos y entre 18-20 escaños, un resultado histórico que también da pistas sobre el escenario que dejará la contienda electoral: un Parlamento muy fragmentado con dificultades para conseguir mayorías sólidas. IU, por cierto, conseguiría el 4.6% de los votos y 2-4 diputados.
Como viene siendo habitual, si nos fijamos en los porcentajes del voto decidido y la simpatía, el PSOE aparece como la fuerza mejor situada, con un 17.09% de los apoyos en este momento de la legislatura (de su capacidad para liderar la precampaña y la campaña electoral dependerá su crecimiento). El partido que le sigue en esa contienda es el PP, con el 16% de los ap0yos.
Podemos, con el 12.27%, tiene la virtud, en este trabajo, de registrar mejor dato que en su estimación de voto final (lo que hace pensar en electores que comparten sus mensajes pero que, por razones que no sabemos, no está dispuesto a dar su confianza en forma de voto). En el caso de C’s, recibe un 8.82% e IU un 4%, levemente por debajo de su estimación de voto final (es decir, tendría poco techo para crecer electoralmente).
Desde el punto de vista de la fidelidad del voto, encontramos que el PSOE es el partido que mejor daño registra entre sus votantes, con el 76.10% que mantiene que volverá a votar sus siglas. Este dato, lejos de tranquilizar a Ferraz, debería hacer que se tuvieran todas las cautelas: La fuga de votos ya se produjo en 2011 y vemos que, en este periodo, el 25% del electorado que aún confió en el PSOE en las últimas generales no está dispuesto a repetir en la próxima cita electoral. El 9.82% habría decidido votar a Podemos y el 7.44% se abstendría.
En el caso del PP, el grado de fidelidad que mantiene es del 63.40%, con un 20.10% que asegura que se abstendrá y un 9.80% que señala que votará por C’s. IU, que antes de la irrupción de Podemos era el partido que mayor grado de lealtad entre sus votantes mantenía, sigue mostrando en carne propia el cambio operado: menos del 50% de su electorado (48.71%) estaría dispuesto a votar por sus siglas; el 28.41% mantiene que lo hará por Podemos y el 6.47% se abstendrá.
Si nos centramos en la franja de edad y en su comportamiento electoral, vemos que también se apuntan datos que hacen pensar en unos resultados electorales menos revolucionarios de lo que se aventuraban hace medio año:
- El dato de abstención se dispara entre los menores de 31 años (49.48%, +16 puntos respecto a la media de abstención en el resto de franjas de edad). Entre losque irán a las urnas, el 12.50% lo hará por Podemos y el 11.98% por el PSOE, una seña más de que los socialistas han recortado distancias precisamente entre los más jóvenes, que eran los que apostaban de manera más clara por Podemos. El PP registra en este grupo de edad un apoyo del 8.85% de los votos.
- Entre los 31 y 44 años, la abstención cae al 35.69%, con el PSOE (16.50%) como primera opción, seguida del PP (16.16%). Podemos registra un apoyo del 10.44%.
- Entre los 45 y 64 años, la abstención es de sólo el 30.81%, con un apoyo ya claro a los dos partidos del bipartidismo: el PP registra un apoyo del 22.41% y el PSOE del 19.05%. El apoyo a Podemos cae al 7%.
- Los mayores de 65 años son los que mayor intención de apoyar al PP registran: 30.71%. Este daño es solo levemente inferior a los abstencionistas en este grupo de edad (32.68%). El PSOE registra un apoyo del 22.05% de los votos y Podemos sólo un 1.97%.
Consideraciones
- Todo parece indicar que el cambio de régimen que planteaban los sondeos (también el de Celeste-Tel) hace medio año no se va a producir o, al menos, no en la intensidad que se aventuraba entonces. El PSOE está muy cerca de conseguir un porcentaje de voto muy similar al que obtuvo en 2011 mientras que el PP, a pesar del descalabro que sufre en las urnas respecto a su representación actual, lograría ser la primera fuerza política.
- Este resultado permitiría que ambos partidos salvaran los muebles de cara al electorado: en el caso del PSOE porque habría sobrevivido a una legislatura durísima en la que ha tenido que hacer frente a su propia crisis interna y a la primera competeción partidista seria en su nicho de mercado. Si nos referimos al PP, podrá justificar la sangría de votos en las medidas aprobadas para evitar el rescate total del país. De ello dependerá la propia evolución de la economía española, contagiada por la inestabilidad que llega desde China (con caídas en la Bolsa como la registrada el lunes, por encima del 5%).
- El buen resultado de los dos partidos mayoritarios se explica por el frenazo en las expectativas de Podemos, algo que registran todas las encuestas. En sólo ocho meses, Podemos ha perdido casi 10 puntos en intención de voto (-9.8 respecto al sondeo de enero), -1.3 si lo comparamos con el trabajo del pasado mes de junio. La estabilidad en la oscilación de las estimaciones de voto desde entonces hace pensar que es muy posible que el resultado final de Podemos pueda estar en estas horquillas lo que sería un éxito sin precedentes (recordemos que el partido tiene menos de dos años de vida); sólo enmendaría este éxito la realidad estratégica de un partido que aspira a ser el más votado en la próxima cita en las urnas.
- Algo parecido ocurre con C’s: a pesar de su éxito político (fue en diciembre cuando la formación decidió dar el salto a la política nacional) y de haber puesto nervioso al PP, su oferta política no implica una fuga de votos masiva. C’s no sería la fuerza de renovación referente en el centroderecha, por lo que, como mucho, se podría convertir en una fuerza bisagra del sistema.
- La legislatura arrojaría una consecuencia en términos de fragmentación política y en dificultad de alcanzar, no sólo mayorías absolutas, sino mayorías sólidas. Desde este punto de vista, C’s puede convertirse en una pieza central del sistema: Bien como apoyo al PP (aunque se quedarían a 29 escaños de la mayoría absoluta, y eso en la atribución máxima de escaños) o bien como fuerza de cambio con el PSOE y Podemos (los tres sumarían 175 asientos en la atribución máxima de escaños).
- Eso sin contar con la posibilidad de un gobierno de gran coalición a la manera alemana: PP y PSOE sumarían el 59% de la representación (258 de los 350 escaños del Congreso), una mayoría que permitiría abordar asuntos como la reforma constitucional con la que ya se amaga estos días.
- Si las urnas arrojaran un resultado de este tipo, tendríamos un resultado histórico: Nunca un partido político había ganado unos comicios con un porcentaje tan bajo de los votos. El PP, con el 31.4% de los apoyos, empeoraría el resultado conseguido por la UCD en 1977 (34.44%) y en 1979 (34.84%) y por el PP en 2000(34.16%). También sería el peor resultado para los ‘populares desde 1993 (cuando logró el 34.76% de los votos). Por parte del PSOE, sería su peor resultado desde la restauración democrática.
En este análisis conviene tener algunas cuestiones muy presentes, sobre todo para poner en perspectiva los trabajos demoscópicos:
- Que en todo momento hablamos de tendencias y éstas muestran que, tras la efervescencia de comienzos de año y de esta primavera, parece que las aguas vuelven poco a poco a su cauce. Eso explica la recuperación del PSOE y, sobre todo, del PP, en un momento en el que la maquinaria de partido y de Gobierno se ha puesto en marcha en forma de sobreexposición mediática.
- Como mencionamos antes, es importante tener en cuenta la fecha de recogida de datos en un periodo de vacaciones para realizar este estudio. De ahí que datos como el de la abstenció según la franja de edad sean matizables. No lo es tanto el grado de penetración de cada partido en esos nichos de edad, con dinámicas que se repiten: El PP es fuerte en el electorado de mediana edad y en el más veterano mientras que Podemos parece que rebaja su penetración en su franja de edad tradicional y ahora sólo se conforma con ser el más votado entre los más jóvenes (con una fuerte competencia con el PSOE, como veremos en próximos análisis)
- La asignación de escaños se realiza con apenas 1100 entrevistas realizadas por Celeste-Tel. Con una muestra tan escasa, es muy posible que las provincias menos pobladas hayan sido infrarrepresentadas. No hace falta recordar quiénes son los partidos más votados en esas circunscripciones.
Con estos apuntes realizados, auguramos sorpresas cuando se celebren las elecciones y, sobre todo, desilusión por quienes están convencidos de que el cambio político puede llegar con la renovación de las próximas Cortes Generales.
Pingback: NC-Report: El bipartidismo, a 34.5 puntos de los partidos emergentes | La última en llegar
Pingback: Metroscopia/Celeste-Tel: Multipartidismo estable | La última en llegar