Niños ahogados y debates periodísticos

Es posible que hoy ya todo el mundo conozca la fotografía del niño sirio que se ahogó tras el naufragio de una patera entre la costa turca y griega. Tenía tres años, procedía de Kobane y su cadáver llegó a una playa turca, junto al de 15 personas más, entre ellos los de cuatro niños.

Su imagen apareció en la mayoría de los informativos de televisión, propensos a eludir cualquier contextualización de las noticias, y en buena parte de la prensa generalista, tanto española como extranjera, que se han quedado, en general, con su impacto humano innegable:

Fotografía de Nilüfer Demir (Agencia Dogan)

Es la guinda a la crisis de refugiados que se ha convertido en noticia este verano en Europa y que ha suscitado que la UE haya convocado una Cumbre de urgencia nada urgente el próximo 15 de septiembre. Bruselas reacciona así a la presión de refugiados sirios, afganos, iraquíes, paquistaníes y libios que estos meses llegan a la frontera suroeste con dirección a Europa, con preferencia directa por Alemania y los países escandinavos, más amables con la acogida de refugiados.

Las imágenes se solapan con las de los campos de tránsito en Macedonia y Serbia, y con el hacinamiento en Budapest, la capital de Hungría, que estos días es noticia también por haber concluido la colocación de la valla para proteger su frontera de Serbia. Una dificultad más en una Europa que afronta una crisis política sin precedentes desde el final de la Segunda Guerra Mundial, una situación que adopta formas de crisis económica, de amenaza de salida de Grecia de la UE, de silencio ante el conflicto de Ucrania o de irrelevancia internacional en todos los asuntos que no impliquen desestabilizar países con fines puramente geoestratégicos.

La imagen ha suscitado el habitual sesudo debate en medios de comunicación sobre la conveniencia de publicar una fotografía tan dura. Este debate se ha amplicado en Twitter, con posiciones claramente enfrentadas: Los que defienden salvaguardar la identidad del niño ahogado por respeto (y alegan, con razón, que si fuera español ni siquiera se plantearía este debate); y los que plantean la publicación de la instantánea como forma de activar conciencias sociales que, a su vez, sirvan para presionar a los distintos gobiernos europeos a actuar con rapidez.

En este ágora internauta, que ha tenido hitos como asistir a la reunión de portada de El Mundo por streaming, apenas se ven menciones (y ya no digamos debates) sobre la necesidad de publicar esta imagen contextualizada para poner de manifiesto que no estamos ante un problema que haya brotado repentinamente de la nada este verano.

Tampoco se ve excesivo interés en hablar de la modificación de las rutas de los flujos de entrada en Europa (por decisiones como la de la OTAN de bombardear los cayucos en la costa libia) o del papel de nuestros gobernantes en la desestabilización de países como Siria, Libia, Irak o Afganistán (países de donde proceden la mayoría de refugiados musulmanes durante los últimos diez años).

Por supuesto, son contadas las referencias a la ceguera de nuestras sociedades a lo que está ocurriendo en nuestra frontera y en nuestro anillo más cercano, salvo que ocurran tragedias como la de Lampedusa o que veamos el cadáver de un niño de tres años que nos joda el almuerzo. Lo bueno de la masa es que se olvida pronto si recibe otros estímulos más impactantes.

La cita de nuestros gobernantes será el 15 de septiembre y, en el caso de España, supondría acoger la «desproporcionada» cifra, según el Ejecutivo, de 5.837 refugiados. ACNUR calcula que, entre enero y julio de este año, 225.000 personas habían llegado a Europa, la mitad de ellos a Grecia.

CODA. Vi la imagen poco después de llegar a casa tras pasar dos horas en el parque con mi sobrino, que tiene 17 meses. Desde el comienzo tuve claro que esta imagen tenía que publicarse aunque sospeché que el enfoque, en la mayoría de los casos, sería suscitar sensiblería o el morbo. Otra dosis de la hiperrealidad de la que escribió Braudillard.

Hoy casi que me da igual el enfoque que haya adoptado cada medio de comunicación en su decisión de hacer pública una de las instantáneas de la serie de imágenes que llegaron desde la costa turca. Es una fotografía informativa fundamental que contrapone la realidad de lo que a diario ocurre en nuestras fronteras a los debates oficiales en torno al reparto de cuotas de refugiados. Aunque duela, sirve para evitar que los de siempre sigan cerrando los ojos ante un problema que ya ha traspasado nuestras fronteras y que se engarza con uno mayor sobre la fortificación de Europa ante conflictos internacionales o la creciente desigualdad dentro y fuera de nuestras sociedades.

Sorprendentemente, dos de los medios más cercanos al PP prefieren abrir hoy con Artur Mas, si bien La Razón adjunta una imagen del naufragio también en su primera plana:

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CODA 2. Hace menos de una semana, la muerte de una periodista y de un cámara cuando realizaban un direto, en Virginia, ocupó un espacio similar a las imágenes del niño sirio ahogado. Para entender la diferencia entre información y sensacionalismo, conviene recordar cómo fueron las portadas el jueves. En España, los diarios de información general optaron por la vía del morbo para recoger instantáneas que no aportaban absolutamente nada a las muertes provocadas por un ex trabajador de la cadena. Ni ABC ni El Periódico llevaron referencias destacadas a este asunto:

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Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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