Nueva entrega del sondeo de NC-Report para el diario La Razón con estimación de voto ante las elecciones generales y se confirma la tendencia que ya apuntaron durante el mes de agosto otros estudios: Se da cierta recuperación de las expectativas de voto de los partidos tradicionales, con IU estabilizado por encima del 4% de representación y con los partidos emergentes perdiendo apoyo.
Según el estudio, a partir de 900 entrevistas realizadas entre los días 25 y 29 de agosto, el PP ganaría las elecciones con el 32.1% de los votos (-12.5 puntos respecto a las últimas elecciones generales) que se traducirán en 138-141 diputados de los 186 que tiene en la actualidad. El PSOE se asentaría como segunda fuerza parlamentaria a más de 7 puntos de distancia de los ‘populares’. Obtendrían el 24.9% de los votos (-3.8 puntos respecto a 2011) y entre 107-114 diputados de los 110 actuales:
Con un supuesto de participación del 67.3%, 6 puntos menos que en 2011, Podemos sería la tercera fuerza parlamentaria con el 12.1% de los apoyos y 30-32 diputados. POr su parte, C’s lograría el 10.4% de los apoys y 21-23 diputados, una situación inédita si tenemos en cuenta que, cuando se celebren las elecciones generales, C’s no llevaría ni siquiera un año como partido de implantación estatal. Por su parte, IU, con el 4.4% de los apoyos, se quedaría con entre 4 y 5 asientos.
NC-Report publica el grado de lealtad de los votantes respecto a sus partidos políticos. Así, se confirma que el PSOE es la formación que mayor grado de lealtad mantiene con sus votantes: el 67.3% volvería a votarle, con el 13.2% que se decantaría ahora por Podemos y el 9.7% que optaría por la abstención. Este dato, sin embargo, es malo para los socialistas si se tiene en cuenta la sangría de votos que se produjo en 2011: Estos datos confirman que no sólo no han logrado recuperar el voto perdido entonces, sino que se sigue desangrando por la vía de la abstención y, sobre todo, de otras alternativas políticas.
El caso del PP es también curioso aunque parte de una situación diferente: El resultado de 2011 fue histórico aunque, a día de hoy, habría perdido el 40% de sus votantes. Sólo el 61.8% estaría dispuesto a volver a votar por sus siglas, un dato interesante si se tiene en cuenta el alto grado de lealtad de los votantes populares respecto a su partido. El 18.6% asegura que hoy se abstendrá y el 12.1% que iría a C’s. La buena noticia para Génova es que el voto perdido no ha encontrado acomodo en otra formación por lo que sería susceptible de volver a casa si se lanzan los mensajes adecuados.
Podemos recibe el 31.7% de su electorado del PSOE , el 23.5% de IU y el 23.4% de nuevos votantes. Por su parte, C’s recibe el 52.5% de sus votos desde las filas del PP, con un 19.3% que procede de UPyD, el 11.5% del PSOE y el 9% de nuevos votantes.
Si nos fijamos en el voto según la edad, encontramos también tendencias que hemos señalado cuando hablamos del último barómetro de Celeste-Tel: Los votantes más jóvenes son los más inclinados a la abstención (44.1%, +15 puntos respecto a los mayores de 65 años, que son también los que muestran mayor disposición a participar en las elecciones) y votan preferentemente por Podemos y, según los últimos datos, por el PSOE. El 12.4% estaría a favor de esta posibilidad en cada caso. El PP, en esta franja de edad, recibe un 11% de los votos, lo que puede ser un problema a tenor de los resultados de elecciones pasadas.
Los votantes de entre 30 y 44 años votan preferentemente al PSOE (15.9%) y luego al PP (14.7%), con un porcentaje de voto dirigido a Podemos similar al de los menores de 30 años. A partir de 45 años, el apoyo a Podemos se reduce drásticamente (el 6.1% de los situados entre 45 y 64 años votará por Podemos, un porcentaje que se hunde al 3.9% entre los mayores de 65 años) y se dispara el apoyo al PP: el 32.9 de los mayores de 65 años votará por el PP, así como el 24% de los electores de 45 a 64 años.
A punto de afrontar la precampaña de las elecciones generales, con la parada técnica en los comicios catalanes, podemos hablar de tendencias consolidadas. Todo parece indicar que, en esta ocasión, las sucesivas campañas electorales pueden resultar más decisivas para inclinar la balanza en una dirección u otra de lo que han sido otros procesos electorales recientes.