Los griegos elegirán a su nuevo Parlamento el próximo 20 de septiembre. Como estaba previsto el día en el que Alexis Tsipras anunció su dimisión como primer ministro, las negociaciones para formar un nuevo Gobierno fracasaron y los griegos volverán a las urnas apenas ocho meses después de las últimas elecciones legislativas, con Syriza como la formación preferida.
Durante la última semana de agosto y los primeros días de septiembre han salido publicados nueve sondeos que plantean el mismo escenario: Fuerte caída de la intención de voto a Syriza en relación al resultado que obtuvo en las elecciones del pasado mes de enero, sin que ND haya podido recuperarse y sin que haya emergido ninguna fuerza alternativa a estas dos formaciones.
De acuerdo a los datos de los sondeos, que se realizaron una vez confirmada la ruptura de Syriza y la creación de Unidad Popular, la formación escindida que hará campaña contra Tsipras por su aceptación del tercer rescate griego, la formación lograría una media del 26.6% de los votos, -9.74 puntos respecto al resultado que logró en las últimas elecciones legislativas y con horquillas que van desde el 30.9% que le otorga ProRata al 23% de Alco.
La media de votos, por cierto, se parece mucho más a los resultados que otorgaron los sondeos durante la legislatura que presidió Antonis Samarás y que hemos ido analizando en este blog desde 2012. Así, parece que Syriza vuelve a los márgenes de apoyo de entonces, una vez descontado el efecto arrastre de oportunidad que cristalizó en enero ante la posibilidad de ser capaz de liderar una política alternativa a la que, hasta el momento, habían ejecutado en el país el PASOK y ND. Uno de sus primeros mensajes políticos giran en torno a hacer lo posible para reducir «al mínimo» el impacto negativo del programa de rescate.
Nueva Democracia perdería 3.25 puntos respecto a las elecciones de enero y lograría una media del 24.6%, a sólo dos puntos de distancia de Syriza. Si tenemos en cuenta que las campañas electorales sirven, para entre otros asuntos, poder cambiar esos porcentajes de voto, es previsible que la campaña estér reñida, sobre todo si se saben aprovechar las opciones. El problema principal para ND es que Vangelis Meimarakis, el hombre que se colocó la frente de la formación tras la dimisión de Antonis Samarás, no ha tenido oportunidad de afianzar su liderazgo interno ni externo.
Amanecer Dorado podría mejorar levemente sus resultados respecto a enero. Con una medida de 6.5% de apoyos, gana casi 2 puntos, con horquillas que le sitúan en el 8.7% de intención de voto (ProRata). Es uno de los pocos partidos que no habrían sufrido desgaste por lo ocurrido en esta breve legislatura y podría convertirse en el partido refugio de los desencantados con Syriza, sobre todo en los barrios populares. Y eso a pesar de que dirección está encausada en los tribunales.
To Potami, el partido hermano a C’s en España, obtendría una media del 5.7% de los votos, -0.3 puntos respecto a enero, con sondeos que le sitúan por debajo del 5% de intención de voto (ALCO) y otros que le llevan al 7% (Marc). Su perfil ideológico le hace también atractivo para recibir el voto del descontento ante el sistema tradicional de partidos griego.
El KKE es una de las formaciones más estables en relación al comportamiento electoral de sus votantes. En enero obtuvo el 5.47% de los votos, un porcentaje muy parecido al número de votos nulos que se contabilizaron en el referéndum sobre el plan propuesto por Bruselas a Atenas en junio (el KKE hizo campaña por el voto nulo). Según los datos de los sondeos publicados, lograría el 5.3% de media, con estudios que le ubican en el 6.7% (ProRata) y en el 4.2% (Macro Polis) de intención de voto. En el primer caso, KKE también serviría de formación refugio de los votantes descontentos; la segunda opción, visto el comportamiento de sus votantes, es poco previsible que ocurra.
Griegos Independientes (ANEL), con el 4.75% de los votos, entró en el gobierno de coalición de Tsipras, con carteras tan fundamentales como la de Defensa. En esta ocasión, podría quedarse fuera del Parlamento: los sondeos le otorgan una media del 2.6% de los votos, lejos del umbral del 3% mínimo para lograr representación.
En el caso del PASOK, el otro partido tradicional del sistema político griego, los sondeos le sitúan en un 4.7% de media, un resultado casi idéntico al 4.68% que logró en las elecciones legislativas de enero. Lo repetimos a menudo pero, respecto a las elecciones legislativas de 2009, el PASOK habría perdido 41.3 puntos, convirtiéndose en un partido residual en el sistema de partidos griego.
Éstos fueron los partidos que consiguieron representación en las elecciones pasadas. En esta ocasión, los estudios coinciden en la entrada de dos partidos nuevos: Por un lado, Unidad Popular (LAE), la escisión de Syriza, que se haría con un 4.3% de los votos; por otro, encontramos a Unidad Central (EK), un partido liberal que se presenta por primera vez a las elecciones generales y que lograría el 4.1% de los apoyos. Y todo ello con un porcentaje de indecisos que va del 25.5% (ProRata) al 14% (Alco) y con toda la campaña electoral de facto por delante.
De la dificultad para conformar un gobierno mínimamente estable con estos apoyos parlamentarios y este grado de fragmentación mejor hablaremos después del 20 de septiembre.