El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, confirmó este jueves la fecha de las elecciones legislativas. Como dejó caer en la entrevista con Carlos Herrra, en COPE, entrevista que le sirvió como arranque de curso político, Rajoy desveló que el 20 de diciembre acudiremos a las urnas para renovar las Cortes Generales, las más fragmentadas y con menor presencia de las formaciones centrales del sistema de partidos desde la restauración democrática.
Ante Gloria Lomana, directora de informativos de Antena 3 por obra y gracia de estar casada con el ex ministro ‘popular’ Josep Piqué, Rajoy justificó su decisión de esta manera:
«La razón es que si fueran el 13 de diciembre tendríamos que constituir el Parlamento prácticamente en plenas Navidades. Así hay un poco más de margen; hay hasta el 14 de enero. Por tanto, podemos aprobar los presupuestos, hacer las elecciones y luego tener un margen para, después de las fiestas, constituir el Parlamento».
Se desvela así una de las últimas incógnitas de este largo ciclo electoral que arrancó con las elecciones autonómicas andaluzas en la legislatura más larga desde 1979. Sólo se aproxima en duración la VI Legislatura, la primera con José María Aznar al frente del Gobierno, cuando se prolongó desde el 27 de marzo de 1996 al 4 de abril de 2000, con las elecciones celebradas el 12 de marzo. En ningún caso, España ha celebrado unas elecciones generales en una fecha tan cercana a la Navidad y con los PGE aprobados por el Parlamento que sostiene al Gobierno saliente.
Es evidente que el PP no pasa por sus mejores horas debido a los malos resultados electorales que comenzaron en la elección al PE y que ha concatenado un fracaso electoral tras otro durante este año. Sin embargo, Rajoy hace uso de la prerrogativa de convocar elecciones cuando considere oportuno y se desvela como un estratega de primera magnitud. Entre las razones, éstas:
- El 20 de diciembre, todo el país, literalmente, estará volcado en la preparación de las navidades. Si tenemos en cuenta que las cenas de empresa y demás eventos sociales propios de la época comienzan incluso antes del puente de diciembre (días 6 y 8), es fácil imaginarse dónde estará la cabeza de una parte importante del electorado.
- Conviene tener en cuenta que diciembre es un buen mes para las contrataciones de campaña, por lo que los votantes acudirán a los urnas con cierta mejora en el dato del paro.
- El calendario escolar oficial fija el 18 de diciembre como la fecha en la que comienzan las vacaciones de Navidad. ¿Resultado? Muchos harán coincidir sus vacaciones para adecuarse a la realidad de sus hijos. Si sumamos a los desplazamientos por motivos familiares los desplazamientos para celebrar la Navidad, es muy probable que muchos votantes no estén en sus lugares de origen el 20 de diciembre.
- En este contexto, conviene recordar las habituales quejas para votar por correo, tanto en España como en el extranjero. Así, parece que la elección de esta fecha busca precisamente que no haya una alta participación, ya que Génova entiende que una presencia masiva de papeletas en las urnas puede jugar en contra de sus intereses. Los datos de las últimas elecciones parecen darle la razón.
- Desde Moncloa se difundió un argumentario en torno a la posibilidad de que finalmente se celebraran los comicios en esta fecha: El 20 de diciembre, los que tienen paga extra de Navidad en sus convenios ya la habrán cobrado. No hace falta recurrir a la psicología social para imaginar el efecto de la combinación del periodo navideño (que ya de por sí incita al consumismo) con tener dinero en el bolsillo.
- Un retraso en la elección de la fecha de las elecciones, en principio, dificulta la acción de los partidos emergentes por razones obvias: carecen de infraestructura nacional y de fondos para aguntar una precampaña que durará más de dos meses y que se suma a las celebradas ya este año.
- En el caso de Podemos, el retraso de la convocatoria electoral puede jugar en su contra de dos maneras: Por un lado, aumenta el plazo para poder visualizar su gestión muncipal y autonómica, con hitos como las polémicas generadas por Manuela Carmena en Madrid o el mantenimiento de polémicas estériles, como la de la imputación de Guillermo Zapata, que sirven precisamente para alentar al electorado propio; por otro, pone a prueba su fuerza para organizar una campaña en clave nacional, sobre todo tras confirmarse que la ausencia de Pablo Iglesias merma su capacidad para fijar la agenda.
- C’s afronta la campaña con fuerza renovada: El resultado de las elecciones catalanas ha aportado fuerza -y seguramente militantes- al partido que lidera Albert Rivera, por lo que sus problemas de falta de infraestructura a nivel nacional puede verse compensado por el trabajo de voluntarios. En términos de mensaje, C’s parece encontrarse en mejor situación que Podemos, lo que puede ir en contra de los intereses del PP. De ahí que tanto Rajoy como el partido insistan, durante toda la semana, en que el adversario sigue siendo el PSOE.
- Los sondeos sobre intención de voto coinciden en una misma tendencia: El bipartidismo ha sufrido un desgaste tremendo en esta legislatura y, por primera vez, el desplome en la expectativa de voto del partido en el Gobierno no se traduce en una automática subida del principal partido de la oposición. El PSOE, como mucho, puede igualar los resultados de las elecciones de noviembre de 2011, en las que obtuvo la peor marca desde la restauración democrática.
Existe cierta tendencia a minusvalorar la capacidad de Mariano Rajoy como estratega y como político. Ayuda sobremanera su alergia a los medios -aunque esté corrigiendo esta actitud en los últimos meses-; también contribuye a su imagen su manera de entender su liderazgo -y que se puede resumir en una falta de carisma en la que él mismo se recrea-, con la ausencia de un relato sobre su acción de Gobierno; y, por último, no se puede olvidar el lastre que supone una legislatura durísima desde el punto de vista económico y social pero también de sistema político en sí.
Entre 2011 y 2013 volaron todas las costuras del régimen, con instituciones clave, como la monarquía o los partidos políticos en una crisis permanente por la corrupción y una manera de entender la cosa pública cuasiautoritaria. En el caso del PP, Rajoy tuvo que hacer frente, a su manera, a los casos de corrupción que han salpicado a la planta noble de Génova 13, por no hablar de sus feudos en Madrid o la Comunidad Valenciana. Una realidad que cuestiona todo el relato construido en torno a la fundación del PP y que salpica a toda su cúpula directiva. Parece evidente que esta mala gestión de sus problemas internos ayuda a explicar el enorme desgaste electoral sufrido por el partido en los dos últimos años.
Todos estos elementos son los que tanto Rajoy como su equipo han tenido en cuenta a la hora de fijar las elecciones para el 20 de diciembre. También la evidencia que se suele olvidar a la hora de pronosticar lo que pueda ocurrir en las urnas. Las próximas Cortes Generales, salvo sorpresa mayúscula, tendrá elementos propios:
- El partido que gane las elecciones lo hará con un porcentaje de voto inferior al 35% y la atribución de escaños le obligará a pactar para lograr una mayoría mínimamente estable.
- Es probable que, por primera vez desde la Transición política, el partido que obtenga mayor número de votos y de diputados no sea el que encabece el Gobierno debido a su incapacidad para llegar a acuerdos con otras formaciones políticas.
- La negociación no tendrá ya que ver con los acuerdos tradicionales [con PNV, CiU y CC como soportes parlamentarios] por motivos como la voladura del sistema de partidos en Cataluña; la apuesta del PNV por no entrar en una confrontación directa con el Gobierno central; la aparición de nuevos partidos con un peso muy importante
- Sea como fuere, tendremos un Parlamento con fuerte fragmentación, con dos partidos situados entre el 10-15% de intención de voto y que pueden ser claves para la formación del Gobierno.
Así, una vez desechada la ‘gran coalición’ con la que durante unos meses algunos coquetearon, queda por despejar la política de bloques electorales que resulten de las urnas y que conllevarán, previsiblemente, gobiernos de coalición en el aparato central del Estado.
CODA 1. El PSOE ha desvelado esta semana la composición de su lista por Madrid, en la que finalmente entra Eduardo Madina (puesto número 7). Por delante, Zaida Cantero, la ex comandante del Ejército que denunció acoso sexual y laboral y que fue dada de baja de forma definitiva del Ejército de Tierra el pasado 27 de mayo. A pesar de que su caso fue denunciado y difundido por UPyD, Cantero se deja querer por este PSOE y su gusto por los fichajes estrella de la sociedad civil aunque tengan nulo conocimiento de acción política.
Como número dos de la lista de Sánchez irá la catalana Meritxell Batet, uno de esos candidatos paracaidistas para poder cerrar la listas cremallera de la que los socialistas hacen gala y que ignora aspectos como la militancia.
CODA 2. Uno de los problemas a los que se puede enfrentar todas las organizaciones con vinculación con Podemos son las ocurrencias. En este sentido, el Ayuntamiento de Madrid hace méritos todos los días para conseguirlo. Este viernes, la alcaldesa, Manuela Carmena, confirmó que el consistorio está «intentando poner en marcha un servicio social de trabajo universitario» para que los jóvenes ayuden a barrer Madrid: «Queremos que haya personas que durante un determinado tiempo ayuden a barrer Madrid». La medida se anuncia cuando el ayuntamiento ha negociado la incoporación de 500 barrenderos de forma paulatina y las dispararse las críticas ante la suciedad de la que sigue haciendo gala la capital de España.