Siria vuelve a ser, una vez más, escenario en el que se están conjugando otro tipo de intereses. Esta semana, Rusia ha comenzado a bombardear posiciones del IS y de la filial de Al Qaeda en el país, en lo que muchos entienden como el enésimo favor que Moscú presta a Al Assad. Al mismo tiempo, EEUU y Rusia hicieron públicas conversaciones entre mandos militares de ambos países para «evitar incidentes indeseados» en los bombardeos que ambas potencias están realizando sobre Siria.
Este jueves, Reuters publicó que, aprovechando la operación rusa, Siria prepara con Irán intervenciones terrestres sobre el país: «Los ataques aéreos (ruso) en un futuro próximo estarán acompañados de avances en tierra por el ejército sirio y sus aliados».
Mientras, ACNUR cifra en 700.000 los refugiados que llegarán este año a las puertas de Europa, un número que será similar en 2016. Por esto, y porque la atención mediática, y por lo tanto social, ha descendido considerablemente estas semanas, conviene recordar por qué se produce esta crisis y las consecuencias de estos movimientos: