Portugal acude este domingo a las urnas para elegir al Parlamento del que saldrá el próximo Gobierno tras cuatro años de austericio masivo derivado de la petición del rescate total como país en la primavera de 2011. Cuatro años después y tras recibir 77.000 millones de euros, los portugueses están convocados a decidir el futuro de un país arrasado socialmente en aras del cumplimiento del MOU firmado con los acreedores internacionales.
El país acude a las urnas con un vuelco en los sondeos sobre intención de voto que, desde este verano, colocan a los conservadores como la primera opción frente a los socialistas de António Costa, el candidato salido de unas primarias en el partido. De nada ha servido la estrategia del ex alcalde de Lisboa, que ha exhibido, durante la campaña, dos posiciones: Un desmarque claro de José Sócrates, el ex primer ministro socialista que salió de prisión recientemente, aunque permanece en arresto domiciliario, por un delito de blanqueo de capitales; y la promesa de respetar los objetivos de reducción del déficit público pactado con la Troika con el compromiso de acelerar la supresión de los ajustes y recortes aplicados por el actual Gobierno.
Según los últimos estudios, los portugueses parecen preferir la postura exhibida por el primer ministro Pedro Passos Coelho, que se ha comprometido a seguir por el camino de la austeridad durante un tiempo más, con el compromiso de aligerarla poco a poco. Este viernes, cuando se conocían los últimos estudios demoscópicos, el primer ministro se mostraba confiado en sus opciones de victoria: «No estoy nada ansioso, siempre creí que podíamos ganar (…) Creo que las personas respetaron la forma como ejercí de primer ministro».
No le faltan motivos para estar contento. A pesar del enorme desgaste que tanto su partido como su socio de gobierno sufrirán en las urnas, los conservadores del PSD y democristianos del CDS-PP se colocan como la primera opción, situándose en el entorno del 40% de intención de voto. De acuerdo a los cinco sondeos publicados esta última semana, obtendrá una media del 38.6% de los votos, -11.7 puntos respecto al resultado obtenido en las legislativas de 2011, con horquillas que le sitúan entre el 41% de representación (Markest) y el 37.2% (Intercampus):
El PS se situaría en un 31.7% de media, +3.6 puntos respecto al resultado conseguido en 2011, en unos comicios en los que sufrieron el castigo por la gestión de los primeros años de la crisis económica y su debilidad para lograr un acuerdo parlamentario para aplicar las medidas que hubieran derivado, quizás, en no pedir el rescate financiero del país. Los socialistas pierden 3.9 puntos respecto a los sondeos publicados a comienzos de septiembre, -5.7 puntos en relación a los estudios publicados antes del verano.
El CDU, en el que se integra el partido comunista, obtendrá una medida del 9.1% de los apoyos, +1.2 puntos en relación a las elecciones de 2011, y es el partido que presenta al cabeza de lista con más edad: Jerónimo de Sousa, de 68 años. El BE, que muchos entienden como una suerte de Syriza o de Podemos (aunque la formación lusa cristalizó en 1999) se situaría en el 8.2% de intención de voto, +3.03 puntos en relación a su representación actual y -1.7 puntos respecto al porcentaje que el partido logró en las elecciones legislativas de 2009 (9.9% de apoyos)
Sea como fuere, y a falta de confirmarse el voto de los indecisos, parece que el país gira a la izquierda, algo que ya se vio en las elecciones para renovar el PE, en las que lograron el 31.5% de los votos (+5 puntos respecto a 2009) frente al 27.7% de los conservadores, y en las locales de septiembre de 2013, que se saldaron con victoria del PS, que se hizo con 139 alcaldías. Eran los momentos de mayor movilización de la sociedad civil lusa, que se lanzó a la calle para protestar contra las medidas aprobadas por el Ejecutivo de Passos Coelho, uno de los estudiantes más destacados, junto a Mariano Rajoy en España y Antonis Samarás en Grecia, a la hora de aplicar las recetas de la Troika.
Dos años después de aquellas movilizaciones, Portugal presenta una evolución propia respecto a otros países PIIGS: El sistema político no se ha visto sustancialmente alterado en estos años de crisis económica. No ha volado por los aires, como en Grecia, con la aparición de nuevos actores ni ha dado lugar, como en España, a una fragmentación que añada incertidumbre al día después de las elecciones. En el país vecino, los actores siguen siendo los mismos de siempre y el único matiz es que ninguna opción parece con opciones de lograr la mayoría absoluta.
Desde este punto de vista, el escenario que se abre tampoco constituye un drama. Portugal ya tiene experiencia en gobiernos de coalición y la única novedad, en esta ocasión, es el posible pacto de izquierdas, con los socialistas en el núcleo central, para evitar que Passos Coelho pueda reeditar su gobierno. En el lado de los conservadores, su única opción pasa por un gobierno de coalición con los socialistas, algo que, en este punto, parece improbable que ocurra.
Un ciclo electoral marcado por la recuperación
Hay cierto consenso en que la mejora de las expectativas electorales de los conservadores tiene que ver con la recuperación económica y la mejora en todos los ratios macroeconómicos:
- El PIB creció en el segundo trimestre de este año un 1.6%, un dato que se suma al 0.9% con el que cerró 2014, el primer año desde el inicio de la crisis (con la salvedad de 2010) en el que la economía lusa creció. Se ponía fin a una pérdida acumulada del 9.9% de pérdida del PIB desde 2009 (con el matiz del 1.9% que creció en 2010, en plena ola de ‘brotes verdes’ en los países de la periferia del Euro), con hitos con la caída del 3% de la economía en 2009 o el 4% de 2012.
- El dato de desempleo ha mejorado paulatinamente: en agosto de este año, cerró con un 12.7% de paro (35.2% entre los menores de 35 años), una tendencia que, de continuar, mejorará el dato con el que acabó 2013 (15.1%) y 2014 (13.6%)
- A falta de tener datos completos de este año, el Gobierno de Passos Coelho se ha concentrado en aligerar el dato del déficit público, que ya se sitúa por debajo del 5%. 2014 cerró con un déficit público del 4.50%, -0.4 puntos respecto al dato de 2013 y la jejos de las cifras de años anteriores: 5.60% en 2012; 7.40% en 2011; 11.2% en 2010; y 9.80% en 2009.
- Igual que en Grecia o en España, las mejoras económicas se han traducido en un aumento de la deuda pública. Portugal cerró 2014 con una deuda que equivale al 130.20% del PIB, +61.8 puntos respecto al dato de deuda que el país registró en 2007, antes de inicio de la crisis: 68.40%. Como en otros países rescatados total o parcialmente, se nota un incremento de la deuda pública desde el momento en el que se aprueba el plan de rescate. En el caso de Portugal, éste se aprobó en junio de 2011: ese año, la deuda ascendió al 110.10% del PIB (+14.9 puntos respecto al año anterior), incrementándose más de 14 puntos en un solo año. A partir de 2012, se percibe cierto estancamiento al alza.
La mejora de estos datos, en los que se apoya la campaña de la coalición que lidera Passos Coelho, no esconde la realidad de un país empobrecido, con el 20% de su población en riesgo de pobreza, 25.6% en el caso de los menores de 18 años, con tasas de emigración durante estos años no conocidas desde la década de 1970.
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