Sorpresas en la publicación del sondeo de Metroscopia para el diario El País de este mes, que bien puede servir de continuación del publicado este fin de semana en relación a la estimación de voto en las próximas elecciones generales en la Comunidad Valenciana, con C’s como la primera opción. En esta ocasión, C’s sería la tercera fuerza parlamentaria al irrumpir con el 21.5% de los apoyos, +5.4 puntos respecto al sondeo del mes pasado, un resultado que se fundamenta en el efecto arrastre (bandwagon) tras su resultado en las elecciones catalanas del 27S.
De acuerdo a los datos que maneja la empresa demoscópica de cabecera del periódico de Prisa, el PSOE sigue somo primera fuerza en intención de voto, con un 23.5% de los votos, -5.2 puntos respecto a 2011 y -1.1 puntos en relación al estudio de Metroscopia del mes de septiembre, en práctico empate técnico respecto al PP. Los ‘populares’, con el 23.4% de los apoyos, confirmarían la pérdida de 21.2 puntos respecto a su representación actual. Ambos demostrarían, de esta manera, la crisis del sistema implantado trasla restauración democrática:
El ascenso de C’s tiene un efecto claro en las aspiraciones de Podemos. Hoy lograría el 14.1% de los votos, -4.5 puntos respecto al mes de septiembre y nada menos que -14.1 puntos en relación al barómetro de Metroscopia del pasado mes de enero, el instante en el que más apoyo recibió la formación que lidera Pablo Iglesias. Conviene retener que el ascenso de C’s es casi el mismo que la suma de lo que pierden Podemos y PSOE, por lo que es fácil atisbar a quién está haciendo daño en este momento el partido de Albert Rivera.
Por su parte, IU recupera más de medio punto en estimación de voto, y estaría a punto del resultado que obtuvo en 2011 y que ya se daba por supuesto que no conseguirá. Veremos el impacto del fracaso de las negociaciones sobre las listas de confluencia en sus expectativas de voto en el futuro.
En su trabajo, a partir de 1200 entrevistas realizadas entre el 7 y el 8 de octubre, Metroscopia plantea un nivel de participación del 73% (el mismo que en 2011) y diferencias entre el voto decidido (que se puede entender como el grado de movilización de cada electorado) y el voto probable declarado (que mide aspectos como la cercanía ideológica y simpatía, asuntos que pueden inclinar al final la balanza a favor de estos partidos pero no necesariamente):
Así, en voto decidido los votantes del PP son los más movilizados en estos momentos (15.1%), con un empate entre los de C’s y el PSOE (13.7 y 13.6% respectivamente), con los de Podemos en retirada (habrá que esperar para ver el impacto del fracaso en Cataluña y de las últimas decisiones adoptadas sobre la confluencia). Sin embargo, cuando hablamos de simpatía y cercanía, el PSOE sigue apareciendo como el partido más mencionado (18.7%), una tendencia tradicional en todos los estudios. La novedad es que, en esta ocasión, C’s le pisa los talones (18.2%), con el PP en el 17.4% y con Podemos en un 11%, un porcentaje muy bajo si se tiene en cuenta que no hace tanto era fuerte en estos aspectos.
Otro punto a tener en cuenta tiene que ver con el liderazgo de los distintos partidos, un asunto importante si atendemos al sesgo presidencialista de nuestro sistema político. En este aspecto, Albert Rivera sigue siendo el mejor valorado, con un grado de aceptación superarior al 50% y un rechazo que cae por debajo del 40%. Entre los suyos, el 89% respalda su gestión.
Le sigue en valoración Pedro Sánchez, que desaprueba para el 56% del electorado, con un 34% que aprueba su gestión. Conviene tener en cuenta que, entre los suyos, es el que mejor porcentaje de apoyo recibe (54%). El líder del PSOE recibe unos ratios parecidos a los de Garzón mientras que Pablo Iglesias y Mariano Rajoy con los que suscitan mayor grado de rechazo: El 68% desaprueba el liderazgo del líder de Podemos mientras que el 73% suspende al presidente del Gobierno. Entre sus votantes, Iglesias recibe una aprobación del 74% mientras que Rajoy convence a 7 de cada 10 votantes del PP.
El 68% desaprueba la gestión del Gobierno del PP, con un 19% que señala que le gustaría que el próximo 20D ganara el PSOE las elecciones (86% de sus votantes). El 18% apuesta por PP y C’s mientras que el 11% cita a Podemos como el partido que prefieren que gane los comicios.
Pese a estos datos, el 69% cree que sería bueno que otro partido, al margen de PP y PSOE, ganara las elecciones. Lo llamativo, en este punto, es el que el 60% de los votantes del PSOE se inclina por esta posibilidad (frente al 27% de los electores del PP que apostaría por esta opción).
En el caso de que fuera así, de que ni PP ni PSOE ganaran las elecciones, el 59% apostaría por un gobierno de C’s, con Albert Rivera como presidente del Gobierno, algo que comparte el 88% de los votantes del PP y el 61% de los del PSOE. El 23% preferiría que Podemos, con Pablo Iglesias de presidente del Gobierno, ganara los comicios, una posibilidad que convence sólo al 25% de los votantes del PSOE. El 2% vería bien que cualquiera de estos dos partidos fueran los más votados y el 11% cita a otros.
El trabajo de Metroscopia, por lo tanto, confirma un cambio en el sistema político, un cambio para el que no habría hecho falta modificar la Ley electoral, que suele ser una reivindicación de los terceros y cuartos partidos de implantación estatal (los más perjudicados en el reparto de los restos). El bipartidismo, por lo tanto, se encontraría en el 46.9% de la representación, un umbral que nunca se ha dado desde la restauración democrática.
En este punto, conviene tener en cuenta varios aspectos:
- La serie de Metroscopia juega con estos márgenes de representación que nunca se han dado. De acuerdo a sus trabajos, parece que el elector es bastante menor conservador (en el sentido de conservación) de lo que en la práctica es y que se muestra dispuesto a un cambio en el sistema político sin apenas despeinarse. En este sentido, y a pocas semanas de las elecciones, será interesante ver la capacidad organizativa y orgánica de los grandes partidos para resistir un escenario como éste.
- Podemos fue el partido que abrió la espita del cambio, una bomba de la que parece que ahora se beneficia C’s, convertido en el partido de moda del final del ciclo electoral, con Rivera como el líder más sólido del quinteto que se enfrentará en las urnas el 20D.
- Habrá que ver cuánto de realidad hay en este punto, si el efecto arrastre de las catalanas es potente y sirve para el resto del país y, sobre todo, a quién perjudica. Los intentos del PP por, según la semana, vincular a C’s con el PSOE no hacen sino poner el foco en el pánico en Génova ante un avance que estaría nutriéndose de electorado más centrista.
- El batacazo del PP es impresionante: superaría los 15.1 puntos que se dejó el PSOE entre las elecciones de 2008 y las de 2011 y se acercaría a los -28 puntos que se dejó la UCD entre los comicios de 1979 y los de 1982. Y eso se haría con dos diferencias: El PP no se estaría descomponiendo, como le ocurrió a la UCD; y este cambio no se produciría en mitad de una ola de mayoría absoluta de sus competidores.
- Estaríamos, pues, ante un escenario muy fragmentado que haría muy difícil la gobernabilidad. En este sentido, C’s sería clave para inclinar la balanza hacia el lado del PSOE o del PP.
CODA. Este lunes, Podemos hizo público los resultados de un sondeo de estimación de voto de producción propia que recoge algunas tendencias que hemos visto en los últimos estudios demoscópicos: el PP sería la primera fuerza política, con el 27-29% de los apoyos, situándose a 8 puntos de distancia de tres de sus competidores, que pugnan por convertirse en la segunda fuerza parlamentaria. Hablamos, claro, del PSOE, Podemos y C’s, que empatarían con una estimación de voto del 19-21%:
El batacazo del PP es innegable (podría perder hasta 17.6 puntos en su horquilla mínima) pero el resultado del resto de las formaciones tendría una interpretación diferente según el lugar que al final terminara ocupando:
- Si hablamos del PSOE, este resultado ahonda su suelo electoral, conseguido en noviembre de 2011. Los socialistas podría perder casi 10 puntos de representación y, lo que es más importante, podría ya no ser el principal partido de la oposición. Se rompería así el binomio tradicional bipartidismo imperfecto de derecha-socialdemocracia que ha regido en España desde la Transición política, abriendo la jugada a cuatro formaciones política que aglutinarían entre el 84 y el 92% de la representación parlamentaria.
- Podemos irrumpiría con hasta el 21% de los votos, una situación inédiata en un partido de nueva creación. Sin embargo, si el PSOE o C’s quedaran por delante, fracasaría en dos sentidos: En la intención de ser el partido con más apoyo del electorado y en la batalla por convertirse en la fuerza de referencia en la izquierda.
- También en el caso de C’s hablamos de una situación inédita. Durante nuestra historia democrática, desde 1978, hemos tenido dos formaciones políticas con apoyos de entre el 30-45% (con el matiz del PSOE en 2011 o los resultados de AP durante los años de liderazgo de Manuel Fraga en los años 80). Nunca un partido político de implantación estatal al margen de PP y PSOE había superado el 10% de la representación (excepto IU en 1996, cuando logró el 10.51% de los votos y 21 diputados) y aquí tenemos hasta dos que podrían incluso superar el 20% de los votos.
El estudio de Podemos se basa en 1738 entrevistas realizadas entre los días 10 y 24 de septiembre, es decir, antes de que la formación sufriera en Cataluña el castigo en las urnas. De esta manera, el sondeo que hace público en su web no tiene en cuenta varios puntos: El efecto ‘caballo ganador’ que ha suscitado C’s tras su resultado en Cataluña, por lo que, según esta misma idea, podría haberse situado ya por delante del resto de fuerzas políticas; y los problemas que, desde entonces, azotan al partido de Iglesias, con críticas nada veladas en la organización de la campaña de Catalunya Sí que Es Pot o los problemas generados por el fracaso de la negociación de la candidatura de unidad.
De esta manera, es posible que la estimación a Podemos hoy sea inferior a la que se recogía a finales de septiembre, y que ello haya beneficiado tanto al PSOE como C’s, sin olvidar también el efecto movilizador que todas estas cuestiones estén ocasionando en el votante enfadado del PP. Hay que tener en cuenta, además, que, tras el castigo en las elecciones europeas y en las locales y autonómicas de mayo, en las próximas elecciones generales el electorado podría tener el voto económico como un referente fundamental. Y eso juega a favor de los intereses de los ‘populares’.
Así, conviene tomarse con cautela este estudio, que podría haber quedado antiguo a día de hoy. Sí es interesante resaltar que, en voto decidido, el PP sigue encabezando la lista (20%), con el PSOE y Podemos empatados (15%) y con C’s en cuarto lugar. También resulta revelador ver cómo se repiten ciertas tendencias que hemos visto en otros estudios: Podemos tiene un porcentaje de penetración entre el electorado más joven frente a PP y PSOE, que lo tienen entre los más mayores. Por su parte, C’s goza de simpatía entre los votantes de mediana edad, con casi un 20% del electorado que aún no tiene decidido el sentido de su voto:
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