Cuando queda poco más de un mes para las elecciones generales, el PSOE y su cabeza de lista, Pedro Sánchez, diseña una campaña que se antoja errática y que pone en evidencia los problemas que tiene el PSOE internamente y para encontrar a su electorado natural:
- Tenemos a un Sánchez totalmente vinculado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su respuesta al proceso catalán mientras se vuelve a evidenciar la falta de liderazgo para afrontar el problema político. El PSOE no está ni se le espera. En Madrid, su líder queda encajonado en la sombra que proyecta el Gobierno central mientras que en Cataluña C’s lidera una iniciativa a la que, con matices, se suma el PSC (como en el recurso presentado ante el TC).
- No decimos nada nuevo si señalamos la soledad de Sánchez respecto al partido, un pulso que se ha ganado por méritos propios. En la recámara está el recuerdo de cómo voló la federación de Madrid por intereses propios y cómo las federaciones están evidenciado su soledad. Sánchez apenas aparece acompañado de los ‘barones’ del partido, quién sabe si molestos por la política de fichajes que ha puesto en marcha Ferraz o como anticipo de los malos resultados que se avecinan (y que podrían obligar a volver a cambiar de líder, apenas año y medio después de que Sánchez se hiciera con la Secretaría general del partido).
- El líder del PSOE lleva un par de semanas desayunándose encuestas que confirmarían cómo C’s le estaría pisando los talones en intención de voto. Y todo ello mientras se confirma que los problemas que afronta el PP, que son muchos y variados, no repercute esta vez en un aumento de las expectativas del principal partido de la oposición, que corre un severo riesgo de quedar sobrepasado por la ola que lidera Albert Rivera. Quizás por este motivo, Sánchez ha comenzado a señalar que, tras el 20D, estará donde los militantes del PSOE decidan.
- Y todo ello sin obviar la obsesión de su equipo por situar a Sánchez como un producto de marketing político y no como un líder capaz de llevar las riendas de un contexto explosivo en un país que ha evidenciado cómo han saltado las costuras del traje elaborado durante la Transición política. De ahí la sobreexposición de Sánchez en los medios, mientras se muestra incapaz de aunar un discurso medianamente configurado sobre el país que quiere abanderar. Lo cual no deja de tener mérito si tenemos en cuenta el nivel medio de los entrevistadores, más interesados en no incomodar al entrevistado que en obtener respuestas.
Sánchez se fija en C’s como adversario
Lo vimos hace año y medio, cuando la aparición de Podemos supuso un aviso serio al PSOE respecto a sus intenciones de recuperar a parte del electorado que le había abandonado durante las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2011 y en las generales de 2011. Podemos aparecía como el partido nuevo, fresco, capaz de convencer al electorado de izquierdas pero también al escorado al centro gracias a la enmienda a la totalidad al sistema derivado de la incapacidad de los grandes partidos por abordar con espíritu crítico los fallos del sistema nacido en la Transición.
Durante meses, el PSOE decidió hacer suyo el mantra «lo que no se nombra no existe» respecto a Podemos. Así, vimos el intento del secretario general y de la Ejecutiva del PSOE por evitar menciones al elefante, algo que se hizo más evidente según se incrementaban las expectativas de voto respecto a Podemos. Algunos meses después. el PP hizo lo mismo respecto a C’s, con bandazos como el que protagonizaron sus portavoces al combinar la indiferencia con críticas feroces y mal argumentadas al ‘naranjito’ Rivera.
Una estrategia similar ha seguido el PSOE: Durante meses ha evitado referirse a C’s, algo que ha cambiado en las últimas semanas, entendemos que al calor de los resultados de las encuestas, que sitúan a C’s como el partido favorito entre el electorado más joven y con gran capacidad de penetración entre los votantes más formados y los que viven en ciudades de tamaño medio y grande. De repente, Pedro Sánchez ha caído en la cuenta de que Rivera puede ser un competidor directo y comenzó a referirse a C’s como las «Nuevas Generaciones del PP» o la «derecha moderna» y a instar a Rivera a mojarse en asuntos como la religión en las aulas.
Los resultados de las elecciones en Cataluña certificaron el cambio que se vislumbró en las elecciones de mayo y el que plantean todos los sondeos sobre intención de voto: C’s muerde al electorado más centrista del PP pero también a los votantes más escorados al centro del PSOE, que se encuentra en una situación diabólica. Debe mantener el equilibrio puesto que a la derecha tiene un competidor en alza, C’s, y a su izquierda sigue con una fuga de votos constante a Podemos, un partido a la baja pero que puede todavía hacer daño a los intereses electorales socialistas.
#PedroNoTeEscondas
Éste es uno de los hashtag puestos en marcha en Twitter para poner de manifiesto las trabas que Pedro Sánchez estaría poniendo para participar en los debates a cuatro con Mariano Rajoy, Albert Rivera y Pablo Iglesias propuestos por las grandes cadenas de televisión. Moncloa aún no ha certificado si Rajoy estará presente o no en esos debates, algo que, suponemos, jugará a favor o en contra de la presencia del propio Sánchez.
Cuando queda poco más de un mes para las elecciones generales, Pedro Sánchez ha proseguido sus apariciones mediáticas. Sólo en la última semana estuvo en el Programa de Ana Rosa, de Tele 5; en El rincón de pensar, con Risto Mejide, en Antena 3; en el foro de elmundo.es; en Las Mañanas, de Cuatro; en la tertulia matinal de RNE; y en La Sexta Noche. Esas apariciones, sin embargo, han tenido un reflejo inesperado: La denuncia, por parte de otros periodistas, de que el equipo de Sánchez ha declinado la invitación para aparecer en otros programas, digamos, más críticos.
Ése fue el caso de Ana Pastor, que denunció en su cuenta de Twitter que el equipo de Sánchez no estará en la ronda de entrevistas a los cabezas de lista de los grandes partidos en El Objetivo, en La Sexta, tras comprometerse en dos ocasiones. Según Ferraz, la decisión se tomó por parte del equipo de campaña del candidato y se buscaba evitar una «entrevista desagradable» (expresión empleada por eldiario.es en su primera entrada, modificada después). Ese anuncio sirvió para que desde otros ámbitos criticaran la ausencia de Sánchez de otros foros de debate, como el Foro ABC, que sí contó la semana pasada con Pablo Iglesias.
Así, la asociación estudiantil Demos, de la Universidad Carlos III, contó que había invitado a los candidatos a celebrar un debate en sus instalaciones, en Leganés, invitación declinada por Sánchez por cuestiones de agenda. El debate, que se celebrará el 27 de noviembre, contará con la presencia Rivera e Iglesias, los cabezas de lista de los partidos que mayor grado de penetración tiene entre el electorado más joven:
La esposa de Sánchez, a la cabeza contra la violencia de género
Manifestación del 7 de noviembre contra la violencia machista, la primera de estas características desde que la violencia de género entró en la agenda de los partidos políticos como problema a solucionar.
Todos los partidos estuvieron representados en la marcha, que contó con la presencia, además, de tres de los cabezas de lista de los cinco partidos con aspiraciones en todo el país: Alberto Garzón, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez.
La novedad fue que el secretario general del PSOE se colocó en una segunda línea en la pancarta y cedió el protagonismo a algunas de las mujeres que le acompañan en su proyecto. Sorprendió enormemente que su esposa, que no tiene más proyección política que la de su matrimonio con Sánchez, ocupara un lugar relevante en la cabecera, que mostró un tono festivo que sonaba inapropiado:
Tras la manifestación, cuatro mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas en distintos puntos de España. A esta lista hubo que sumar la muerte de la madre de una de las víctimas y la pareja de otra.
Si la suerte no lo remedia, es más que probable que sigamos viendo errores de este tipo y mayores.
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