A menos de mes y medio de las elecciones generales, el escenario no puede resultar más incierto: Todos los estudios demoscópicos sitúan al partido más votado por debajo del 30% de intención de voto en un contexto de fragmentación partidista en el que cobra importancia la irrupción de las nuevas fuerzas políticas.
Ya hemos visto estudios que plantean un cambio en los actores políticos, con el PSOE relegado a la tercera posición, adelantado por C’s. El sondeo que analizamos hoy sitúa un triple empate entre PP, PSOE y C’s, separados por cinco puntos de diferencia, que son los que podrían jugarse de aquí hasta la fecha de las elecciones.
Se pone de manifiesto, así, que el electorado español ha optado por sustituir el bipartidismo imperfecto que regía los intereses del Estado central por un tripartito que sumaría el 71.5% de los votos del próximo Congreso. A pesar de los cambios operados por Podemos en la elaboración de las listas, se confirma lo que siempre hemos sospechado: El electorado es más conservador de lo que parece y prefiere los cambios de matiz antes que las sacudidas bruscas del sistema.
De acuerdo a la entrega mensual del sondeo de Celeste-Tel difundido por el diario.es, el PP sería la fuerza más votada con el 26.4% de los votos, -18.2 puntos respecto a 2011 y casi 5 puntos menos que el sondeo publicado hace un mes. Los ‘populares’ pasaría de 186 a una horquilla de 118-122 diputados, un resultado inédito en unas elecciones generales en España que da cuenta de la sacudida que, para el sistema, ha supuesto esta legislatura.
El PSOE, con el 24% de los apoyos, se mantendría como la segunda fuerza en intención de voto, aunque cae 4.7 puntos respecto a su representación actual; en atribución de escaños, rondaría el centenar, es decir, que se situaría por debajo del mínimo histórico conseguido en 2011 por la lista encabezada por Alfredo Pérez Rubalcaba. Respecto a hace un mes, habría perdido un punto en intención de voto.
El tercer partido en disputa sería C’s, que lograría el 21.1% de los apoyos y entre 58-62 diputados. El partido que lidera Albert Rivera se situariá a 2.9 puntos respecto al PSOE y a poco más de 5 puntos del PP. Si tenemos en cuenta que el error de la muestra se sitúa en el 3.1%, sube la expectación en torno a cómo los partidos afrontarán la campaña electoral y, sobre todo, los errores que pueden cometer. El apoyo a C’s sube 5.7 puntos en un solo mes: no es casualidad que sea éste el apoyo que pierden en el mismo periodo PSOE y, sobre todo, PP, lo que ya indica en qué caladeros está pescando el partido revelación de este otoño.
Podemos, con el 10.8% de los apoyos, obtendría entre 26 y 30 diputados, y ganaría medio punto respecto al barómetro de hace un mes. Por su parte, IU pasaría del 6.9% de los apoyos a un 4.2% y de 11 a 4-5 diputados.
En intención directa de voto y simpatía, el partido con mayor grado de aceptación es el PSOE: el 16.45% asegura que votará por sus siglas en este momento de la partida.
El PP se sitúa en el 15.09% y C’s en el 13.73%, -7.37 en relación a la estimación final, lo que habla, sobre todo, de posibilidades de crecimiento en este mes y medio que falta hasta las elecciones.
Podemos obtiene el 9.91%, un porcentaje que se parece mucho a la estimación final que le otorga Celeste-Tel. IU obtiene un 3.73% de apoyo, apenas medio punto de diferencia respecto a la estimación final.
Si observamos las transferencias de voto, encontramos claramente cuáles son los problemas de los viejos partidos con las nuevas formaciones, que no sólo están mordiendo en el electorado tradicional de PSOE y PP, sino que están convenciendo a dos masas de votantes fundamentales: Abstencionistas y nuevos electores
- El 47% del voto a C’s procede del PP, con un 14.3% que llega del PSOE y el 14.2% de antiguos votantes de UPyD. El 11% lo componen abstencionistas y el 6.9% procede de nuevos votantes.
- Podemos convence al 25.8% de los ex votantes del PSOE y al 22.3% de abstencionistas. 2 de cada 10 votos proceden de IU y el 16.7%lo forman nuevos votantes.
- El 57% de los votantes del PP volverá a confiar por sus siglas, mientras que el 23.1% votará el 20D por C’s y el 12.5% se abstendrá.
- El 66.1% de los votantes del PSOE volverán a repetir el sentido de su voto en 2011; el 11% se irá a C’s y el 10.1% a Podemos.
- IU sólo conserva al 41.8% de su electorado. El resto se divide entre Podemos (34%), C’s (7.5%) y abstencionistas (6.9%).
Otro de los datos a tener en cuenta es el grado de penetración de cada partido político según los grupos de edad. En este punto tenemos también datos interesantes que no se contradicen con los que recogía el barómetro del CIS: C’s está consiguiendo convertirse en una fuerza relevante entre los votantes más jóvenes, ese nicho que hace unos meses se decantaba claramente por Podemos. La formación morada sigue teniendo su público entre los menores de 30 años pero sigue siendo irrelevante entre el electorado más maduro, que es el que se decanta claramente por los partidos tradicionales:
- La abstención llega el 37.5% entre los situados entre 18-30 años, que se decantan claramente por C’s (14.1%), Podemos (13%) y el PSOE (10.4%). El apoyo al PP se sitúa por debajo del 10% (7.8%) en esta franja de edad.
- Entre los que tienen 31-44 años, C’s se convierte en el partido estrella (17.8%), seguido del PSOE (14.5%), PP (12.8%) y Podemos, que pierde fuelle con un 11.1% de apoyos. La abstención llega al 31%.
- Entre los que tienen 45-64 años, el PP se convierte en el partido de referencia (20.4%), con el PSOE y C’s casi empatados: 17.9%frente al 16.5% de apoyos. Podemos recibe un 5.6% de apoyos. El 24.9% se abstendrá.
- Entre los mayores de 65 años se repite la misma dinámica que hemos visto en otros estudios: La abstención es del 25.6%, con 3 de cada 10 que votarán por el PP. El PSOE recibe un apoyo del 22.4% mientras que el respaldo a C’s cae por debajo del 10% (9.1%). Podemos sólo convence al 2%.
El trabajo de Celeste-Tel se hizo a partir de 1100 entrevistas realizadas durante los cinco primeros días laborables del mes, en pleno ascenso mediático de Albert Rivera y C’s, sobre todo por su manera de liderar la respuesta del Estado a la resolución del Parlament sobre la desconexión de Cataluña respecto al conjunto del país. Así, plantea un supuesto de participación del 71.1%, un porcentaje muy parecido al 73% que acudió a las urnas en 2011.
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