Las elecciones general y la atención mediática en los gestos y mensajes de los principales candidatos han tenido un efecto indirecto: Olvidar que Cataluña no tiene aún un gobierno constituido debido a la negativa de la CUP a apoyar la investidura de Artur Mas. Esta circunstancia, que debería quedar aclarada en los próximos días, no ha evitado que muchos ya empiecen a hablar de nuevas elecciones autonómicas el próximo año.
Es por este motivo que cobra interés conocer los datos recogidos en el sondeo de Feedback para La Vanguardia publicado hace unas semanas, que plantea diferentes escenarios: La posibilidad de que vuelvan a ir juntos a las elecciones Convergència y ERC o no. La mala noticia es que no habría grandes cambios en los grandes números aunque sí en el detalle: Tal y como se venía barruntando, el sistema de partidos tradicional catalán quedaría reducido a las cenizas. ERC desplazaría a CDC como la primera fuerza política de Cataluña y dos partidos que mejorarían sus resultados del pasado 27S (PSC y C’s). El resto de formaciones se mantendría en esos umbrales o cayendo levemente, lo que es una buena noticia en el caso de la CUP o CSQEP pero no en el caso del PP, que se ve desplazado definitivamente por C’s. Veamos los datos.
El sondeo, a partir de 1000 entrevistas realizadas entre los días 20 y 27 de noviembre, sitúa de nuevo a los partidos que constituyeron Junts pel Sí como los ganadores de las elecciones. Si fueran por separado, CDC caería a la tercera posición y obtendría el 15.9% de los votos y 24-25 diputados mientras que ERC sería la primera fuerza del Parlament con el 21.1% de los votos y entre 32-34 diputados. Entre ambos sumarían el 37% de los votos (-2.6 puntos respecto a lo que obtuvo la lista conjunta el 27S) que se traducirían en 56-59 diputados de los 62 que Junts pel Sí obtuvo el pasado mes de septiembre:
Por su parte, C’s se confirmaría como la segunda fuerza del Parlament con el 19.9% de los votos (+2 puntos respecto al 27S) y 27-29 diputados. El PSC se recupera levemente y obtendría el 13.5% de los apoyos (+0.8 puntos) y podría sumar uno o dos diputados a los 16 escaños obtenidos entonces.
A partir de aquí, tenemos un triple empate con diferentes significados: CSQEP, la formación que se presentó como la marca de Podemos, cae al 8.7% de los votos aunque sus 11 diputados podría sumar otro más (o restarlo). La CUP y el PP empatan a 8.3% de los votos, aunque en eol caso del PP este resultado le podría hacer sumar un diputado a los 11 que tiene en la actualidad. La CUP lograría el mismo resultado.
Si nos fijamos en las circunscripciones provinciales, vemos que la fragmentación vuelve a darse de nuevo en las provincias más pobladas. En el caso de Barcelona, C’s sería la primera opcion (19 diputados), seguida de ERC (17) y CDC y el PSC, que empatarían a 13. En Tarragona, ERC y C’s empatarían a 4-5 diputados, con CDC en 3-4. El poder de CDC vuelve a confirmarse en Lleida y Girona (4 diputados en cada una) mientras que ERC también se destaca en estas circunscripciones (6 y 5-6 escaños). CSQEP conseguiría casi todo su caudal político por Barcelona (8-9 de los 10-12 diputado que se le atribuyen), al igual que el PP (7-8 de los 10-12 diputados que se le otorgan). La CUP lograría representación en las cuatro provincias (con un sesgo claro en Barcelona):
Feedback plantea el supuesto de que se volvieran a celebrar elecciones autonómicas con la misma composición de las listas que vimos el 27S. Así, vemos que Junts pel sí lograría un resultado muy parecido al que obtendrían si fueran juntos (37.6% frente a la suma del 37% que obtendrían por separado), aunque sacarían provecho eludiendo uno de los castigos de la aplicación de la ley electoral: Con el mismo resultado, lograrían mayor representación: 59-61 diputados (hasta tres menos que en la actualidad) frente a los 56-59 que mantendrían por separado. Si tenemos en cuenta lo caro que se está vendiendo el apoyo de la CUP estas semanas, ya podemos concluir que si se piensa sólo en los números, a ERC y CDC les interesa volver a formar una lista conjunta.
Si se diera esta circunstancia, C’s volvería a ser la segunda fuerza política con el 19.7% de los apoyos, un resultado casi idéntico al obtenido el 27S. Podría lograr 26-27 diputados a los 25 obtenidos entonces, pero tendría un peor resultado respecto al supuesto de que no hubiera lista conjunta independentista. En el caso del PSC, ocurre algo parecido: perdería 0.4 puntos respecto al supuesto de unas elecciones sin listas conjuntas aunque ganaría 0.3 puntos respecto a su resultado oficial. Podría repetir número de escaños o sumar uno más.
En el caso de las listas conjuntas, uno de los partidos beneficiados sería la CUP, que ganaría 0.7 puntos en intención de voto que se traducirían en 2 diputados más que los que consiguió el 27S y dos más también respecto al supuesto de listas separadas. En daso de CQESP y el PP no habría grandes cambios: la marca Podemos pierde 0.4 puntos respecto al supuesto de listas separadas (aunque en la práctica podría perder hasta dos diputados) y el PP ganaría 0.2 puntos al 8.5% de representación consguido en 2011, pudiendo mantener o ganar un escaño a los 11 conseguidos en septiembre.
En este punto, conviene tener en cuenta el impacto que la campaña de las elecciones generales pudiera tener en las aspiraciones de los dos partidos de moda en el conjunto del país. Está claro que, desde los comicios de septiembre, C’s está subido en una ola que le ha hecho aparecer incluso como alternativa al PSOE. Podemos, por su parte, ha vuelto a subirse a la ola ganadora durante la campaña electoral, con todos los sondeos señalando que En Comú Podem se convertiría en la primera fuerza política en Cataluña. Un detalle que podría tener un efecto bumerán si se convocaran elecciones autonómicas en forma de un apoyo más explícito a la lista de CSQEP, aunque para eso tienen que darse dos circunstancias: Un relevo en su cabeza de lista y, sobre todo, haber conseguido desplazar el debate desde el debate identitario o uno más ideológico clásico de izquierda/derecha.
En cuanto a la valoración de líderes, comprobamos queu todos suspenden. Entre los mejor situados figuran Oriol Junqueras, con un 4.77 de puntuación (7.2 entre los votantes de Junts pel sí y 6.2 entre los de la CUP), Antonio Baños, con un 4.27 (5 entre los electores de Junts pel sí, 6.9 entre los de la CUP y 5.1 entre los de CSQEP) y Miquel Iceta, que obtiene un 4.15 (6.5 entre los votantes del PSC):
Ya por debajo de esa cifra del cuatro encontramos a Artur Mas, con un 3.85 (sólo aprueba entre los votantes de Junts pel sí); Lluis Rabell (el gran desconocido para la mayoría del electorado, aunque aprueba tanto entre los votantes de CSQEP como de la CUP) e Inés Arrimadas, que obtiene un 6.4 entre los votantes de C’s. Como viene siendo habitual, el líder del PPC es el peor valorado entre el electorado (2.59). Tampoco destaca especialemnte entre sus votantes (5.3, el que tiene un apoyo más bajo entre los suyos).
Ante las negociaciones entre Junts Pel Sí y la CUP para decidir la presidencia de la Genetlaitat, el 44.5% aceptaría al número 1 de la lista conjunta, Raül Romeva, como nuevo presidente (43.8% lo rechaza). El 58.3% considera que habrá acuerdo entre la lista de Mas y la CUP antes de que expire el plazo máximo (lo que obligariá a volver a convocar elecciones).
El 49.5% estima que Mas debería iniciar contactos con otras fuerzas políticas para evitar volver a las urnas en la primavera de 2016 pero el 49.5% considera que la manera de resolver la situación de bloqueo parlamentario pasa por convocar nuevas elecciones autonómicas.
El 53.9% no cree que Carmen Forcadell sea una buena presidenta del Parlament; el 60.5% no comparte el texto de resolución del Parlament a favor de iniciar el proceso de desconexión de España y el 65.4% no cree que la CUP deba dar sus votos para que Mas sea investido presidente. Al mismo tiempo, el 61.5% considera que el ex presidente de la Generalitat ha cedido ya mucho para conseguir el apoyo de la CUP.
El estado del proceso
El 55% asegura que, tras los resultados del 27S, la independencia de Cataluña no es un objetivo viable. Así, el 23.2% mantiene que la única salida a la situación actual es la independencia de Cataluña, mientras que el 49.4% cree que hay margen para reformar la CE y buscar un mejor encaje de Cataluña en España. El 21.6% establece que no hace falta reformar la CE para solucionar el problema, ya que con otra interpretación del texto valdría para desbloquear el conflicto.
En cuanto al referéndum para pulsar la opinión de los catalanes, el 78.8% pide su convocatoria para decidir el encaje de Cataluña en el Estado (19.9% no está de acuerdo). En el caso de que se celebrara, el 45.5% votaría a favor (un porcentaje similar al detectado en septiembre) y un 48.7% votaría en contra (casi 3 puntos más que en septiembre).
Ante la negativa para convocar el referéndum y las posibles vías abiertas por los partidos independentistas, el 37.1% no apoyaría en ningún caso una declaración de desconexión unilateral; el 32.7% votaría que se iniciara el proceso con una mayoría de escaños y de porcentaje de voto (uno de los asuntos polémicos tras los resultados del 27S), el 14.4% lo apoyaría con más del 50% de los votos y escaños y el 13.5% daría su apoyo si se registra una mayoría de escaños en el Parlament.
Si se pregunta cómo acabará este asunto, el 14.9% plantea una negociación para decidir un nuevo encaje de Cataluña y el 14% considera que habrá finalmente una declaración de independencia unilateral por parte de Cataluña. El 32% estima que se hablará de cómo mejorar la financiación de Cataluña y el el 31.7% asegura que habrá un enfrentamiento permanente entre Cataluña y el Gobierno central.
CODA. Este sondeo se publicó antes de que la CUP hiciera pública su intención de apoyar la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat. Esta decisión deberá ser referendada por sus bases el próximo domingo, en una asamblea que podría deparar sorpresas en forma de nuevas elecciones.
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