Evidencia número 1: Los resultados electorales de los partidos políticos se miden según dos criterios: Quién vence las elecciones y las expectativas de voto esperadas. De esta manera, sólo en casos de victorias aplastantes, lo que se pueda hacer con los resultados obtenidos en las urnas es más importante que los resultados en sí.
Evidencia número 2: Las elecciones del pasado mes de diciembre arrojaron un escenario curioso en relación a la posición que deberá ocupar cada partido político.
- El PP ganó las elecciones pero con un porcentaje de apoyo tan bajo que fue imposible maquillar el resultado de la derrota.
- El PSOE perdió 20 diputados de los 110 que consiguió con la lista que encabezó Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011, un resultado mejor de lo que apuntaban las últimas encuestas sobre intención de voto pero que quedó sepultado por la euforia con la que Pedro Sánchez y su equipo celebraron el resultado.
- C’s y Podemos dieron la campanada y lograron el mejor resultado que un tercer y cuarto partido de implantación estatal había conseguido desde la Transición. En 1977, el PCE logró 19 diputados, que aumentaron a 23 en 1979, y AP, 16. En 1986, el CDS logró 19 diputados y en 1996, IU consiguió 21 escaños. C’s se hizo en estos comicios con 40 asientos y Podemos, con 69. Sin embargo, sus expectativas de voto explican que haya cierta decepción entre el electorado: C’s aspiraba a ser la llave de gobierno y Podemos apuntaba a desbancar al PSOE como el principal partido de izquierdas del país.
Evidencia número 3: A pesar de lo que pueda parecer hoy, esta situación puede ser transitoria. Ha habido un cambio en el sistema político que derivará en un cambio en el sistema de partidos. Hablaremos de situación circunstancial o permanente en función de lo que ocurra en el futuro en relación a la gobernabilidad y de las posiciones que adopten cada formación política en este escenario. Eso explica por qué C’s ha tomado la iniciativa para proponer un gobierno de salvación con PP y PSOE (pese a sus promesas en la campaña) o la crisis interna que vive el PSOE estos días.
Evidencia número 4: Los movimientos de C’s y de PSOE estos días pueden llegar a favorecer a dos formaciones políticas. Podemos hoy permanece sentado en una suerte de flor de loto, imponiendo sus líneas rojas y, sobre todo, fomentando una imagen proactiva pensando en la población mientras otros partidos discuten sobre sillones.
En el caso del PP, la crisis abierta en el PSOE ha permitido ocultar un hecho incuestionable: El domingo perdió 3.6 millones de votos y 63 diputados, cuatro más de los que se se dejó el PSOE entre 2008 y 2011. Pero, a pesar de este resultado, nadie cuestiona en público el liderazgo de Mariano Rajoy hasta el momento. El presidente del Gobierno en funciones tiene a bien permanecer con un perfil político bajo mientras recibe a los distintos lideres para explorar la posibilidad de ganar votos de cara a su investidura.
Evidencia número 5: Durante la legislatura, el PP ha sufrido descalabro electoral tras descalabro electoral. Destacamos en este apartado los números registrados desde las elecciones generales de 2011 incluyendo las elecciones europeas, las autonómicas y las generales. Y todo ello partiendo del supuesto de un desplome de la participación en los comicios para renovar el PE, un dato que se ha incrementado notablemente en el resto de citas.
En este apartado incluimos los datos recibidos en función de la CCAA teniendo en cuenta que Galicia y Euskadi registran datos de 2012 (hemos preferido dejar este apartado en blanco en lugar de incluir datos de las locales partiendo del prncipio de que el electorado puede votar de forma distinto en función de la cercanía o lejanía) y que hemos recogido los datos obtenidos en las elecciones andaluzas de marzo y de las catalanas de este mes de septiembre.
De acuerdo con estos datos, se ve cómo las elecciones europeas fueron un punto de inflexión, con una pérdida de votos generalizada en todas las CCAA, particularmente en Andalucía, Madrid, Galicia, Cataluña y Comunidad Valenciana, respecto a los resultados conseguidos en las elecciones generales de 2011. Vemos cómo en la comparativa entre 2011 y 2015, sólo Aragón arroja un saldo positivo: en el resto de CCAA, las pérdidas de votos se miden por miles, como el caso de Andalucía (casi 700.000 menos), Comunidad Valenciana (más de 550.000), Madrid (más de 500.000 votos menos) o Cataluña (casi 300.000 menos que en 2011):
El castigo recibido por el PP entre las europeas y las generales tiene un punto medio en las elecciones autonómicas celebradas este año, en las que se registran datos que certificarían cierta recuperación en territorios clave como Andalucía (casi 230.000 votos más que en las autonómicas), en la Comunidad Valenciana (casi 185.000 más) o Madrid (157.000 votos más que en el mes de mayo). El PP sigue recibiendo castigo en Baleares, Galicia y Extremadura pero parece que comienza a recuperar el espacio entre el electorado.
Evidencia número 6: El PSOE obtuvo en 2011 el peor resultado de su historia desde la Transición política en unas elecciones generales. Desde entonces, Ferraz manejaba la cifra de 110 diputados como su mínimo suelo electoral. Desde el 20 de diciembre sabemos que su suelo electoral es todavía inferior.
Esta conclusión no es casual. Desde las elecciones locales y autonómicas de 2011, el PSOE transita por una travesía en el desierto de la que todavía no ha salido. Las elecciones al PE sirvieron para que el partido se pusiera a trabajar ante un cambio de escenario en la psique electoral: El mal resultado del PP no se traducía en un aumento de sus expectativas electorales, que seguían cayendo pese al caso Bárcenas o la manera en la que el Gobierno de Mariano Rajoy afrontaba la crisis económica y política del país.
Los socialistas pierden apoyo en todos los territorios en comparación con las elecciones generales de 2011 y se hundieron en todas las CCAA en las elecciones europeas: perdió más de 650.000 votos en Andalucía, casi medio millón de votos en Madrid, 565.000 en Cataluña, más de 300.000 en Asturias y Comunidad Valenciana y más de 200.000 en Castilla-La Mancha o Galicia.
Igual que en el caso del PP, las elecciones autonómicas fueron en primer test con los nuevos partidos (aunque entonces Podemos era una promesa y no se esperaba que C’s diera la campanada que dio en las elecciones catalanas y en las generales de este 20D). En el caso del PSOE, esos comicios no fueron bien pero permitieron recuperar el resuello en territorios como Andalucía o Cataluña (donde el castigo no fue tan fuerte como el esperado) y permitieron recuperar cierto poder territorial con pactos con Podemos especialmente:
Hasta que llegaron las elecciones generales y el PSOE constató que prosigue su travesía en el desierto: A pesar del fuerte castigo recibido por el PP, los socialistas siguen sin ser alternativa clara en el país. Y no solo eso: El PSOE sigue perdiendo votos medio año después de las elecciones autonómicas en CCAA como Andalucía (casi 9000 votos menos), en Castilla y León (con 13.000 votos menos), en Extremadura (31.500 votos) y, sobre todo, Euskadi (casi 50.000 votos menos) y Madrid, donde 162.000 personas que le votaron en las autonómicas de mayo abandonaron su lista.
El PSOE, cuatro años después de abandonar La Moncloa, sigue recibiendo el castigo del electorado. Datos para extraer conclusiones más allá de las opciones de Pedro Sánchez de convertirse en presidente del Gobierno por carambola.
Evidencia número 7: Podemos protagoniza un éxito electoral sin precedentes en el sistema político español. Como apuntábamos anteriormente, es pronto para asegurar que este cambio será permanente o no pero no hay dudas sobre el crecimiento exponencial del partido en el ciclo electoral al que hemos asistido desde las elecciones al PE (cuando sacaron 5 eurodiputados).
Respecto a las elecciones generales, quedan pocas dudas sobre el avance del partido en los que habían sido graneros de votos del PSOE, como Andalucía (más de 500.000 votos) y, sobre todo, Cataluña (más de 500.000 votos). El partido avanza también en dos de las CCAA que habían sido emblema del poder ‘popular’: Comunidad Valenciana (donde gana medio millón de votos respecto a las elecciones al PE aunque pierde más de 60.000 votos respecto a la suma que Podemos y Compromís lograron en las elecciones autonómicas ) y en Madrid (casi medio millón de votos en relación a las europeas y 163.000 respecto a hace medio año). A destacar también su avance en Galicia (gana más de 300.000 votos respecto a las europeas) y en Euskadi (casi 265.000 votos más), a la espera de lo que ocurra en las elecciones autonómicas previstas en ambas CCAA para el otoño del próximo año:
El punto de inflexión para Podemos, desde el punto de vista electoral, ocurrió entre las elecciones europeas y las autonómicas, donde, literalmente, dieron la campanada. Y eso que no contamos con el apoyo que la formación obtuvo en las plataformas ciudadanas en las locales del mes de mayo. A este respecto, insistir en que no hemos incluido esos datos por la dificultad de sumar los votos de todas las candidaturas que confluyendo, de una manera u otra, en la marca electoral de Podemos y sumiendo los votos en territorios como Madrid -donde se registró votó al PSOE en la CAM y a Ganemos Madrid en el Ayuntamiento de la capital-.
Evidencia número 8: Tampoco tenemos precedentes en España de un resultado como el que protagonizó C’s el pasado 20D. Por primera vez desde la reunificación del PP, tenemos un competidor en el centroderecha español, un competidor que ha crecido en apenas seis meses como se recoge en la columna en la que se aporta la diferencia de votos en estas elecciones generales respecto a los resultados de C’s en las elecciones europeas de mayo de 2014.
El partido que lidera Albert Rivera ha ganado presencia en todos los territorios,con mención especial a Andalucía (565.000 votos más que en las europeas), en Madrid (casi 570.000 votos más), en la Comunidad Valenciana (372.000 votos más) o en Cataluña (más de 330.000 votos de diferencia). Cabe mencionar que en muchos de estos territorios las expectativas electorales del PP se hundieron en esta legislatura, a los que hay que sumar el avance de C’s en feudos como Castilla y León o Murcia:
Como para el resto de formaciones, las elecciones autonómicas han supuesto un punto de inflexión en el caso de C’s: En todas las CCAA que han renovado a su Parlamento este año certifica un avance importantísimo, que se ha completado con el avance en las elecciones generales. En todas las CCAA menos una: Cataluña. Allí, en apenas tres meses C’s ha perdido cais 250.000 votos, un resultado bastante más elucuente que han tapado cifras como las conseguidas en Madrid (casi 300.000 votos respecto a las autonómicas de mayo), Andalucía (más de 240.000 voto respecto a marzo) o la Comunidad Valenciana (casi 120.000 votos).
Sin embargo, como apuntábamos anteriormente, C’s ha fracasado en dos apartados: En relación a sus expectativas en las urnas (con avances más discretos fuera de las CCAA más urbanizadas) y ante la evidencia de la fortaleza de Podemos (partido con el que competía para atraer a un electorado muy crítico con la vieja política).
Tras el 20D, C’s no sólo no es una pieza fundamental del engranaje para formar gobierno sino que podría tener problemas a la hora de postularse como alternativa real al PP en próximas citas en las urnas. Eso podría explicar por qué Albert Rivera se ha mostrado tan crítico a la posibilidad de volver a celebrar elecciones generales en la próxima primavera si no se logra sacar adelante un Gobierno.
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