Sánchez se pasea por el precipicio

Idigoras y pachi 01-02-16

Viñeta de Idígoras y Pachi publicada en elmundo.es

Es posible que estos días asistamos a la puesta en escena de una de las últimas balas que Pedro Sánchez en la recámara, una oportunidad que tiene dos salidas: O hace volar por los aires lo que queda de estructura orgánica en el partido; o fortalece su maltrecho liderazgo interno, algo que sólo ocurrirá si, finalmente, logra ser investido presidente del Gobierno.

Este fin de semana se reunió el Comité Federal del partido un mes después del cónclave en el que se evidenció que buena parte del partido no estaba en la órbita que Ferraz exhibió la noche del 20 de diciembre, cuando Sánchez se refirió a sus resultados electorales como a un resultado histórico.

Tras un mes en el que hemos visto cómo se respetaba una tenue tregua entre la Ejecutiva y las baronías territoriales del partido, Sánchez decidió devolver el golpe que los secretarios generales de buena parte de las CCAA le asestaron en la víspera de Nochebuena y jugarse su futuro a una sola carta: Como  secretario general elegido en unas primarias internas, se comprometió a trasladar a la militancia socialista los acuerdos que el partido alcance con otras fuerzas si definitivamente consigue los votos para formar Gobierno:

El líder socialista lo dejó claro: «Os anuncio que someteré a la militancia los pactos que puedan alcanzarse, que espero que sean de un gobierno progresista y reformista». Una declaración que evidenciaba su intención de enfrentarse hasta el final con quienes de una u otra manera han defendido que el PSOE no puede pactar con Podemos (lo que abre la puerta para que el PP pueda formar Gobierno).

Sánchez, como casi todos, ha visto los sondeos sobre intención de voto que recogen cómo la mayoría de los votantes del PSOE se muestran contrarios a formar un gobierno de coalición con el PP o a permitir un Gobierno de los ‘populares’ (aunque sea con su abstención en el Pleno de investidura). No resulta descabellado pensar que gran parte de los 100.000 militantes socialistas coinciden con la tesis de intentar formar un gobierno de progreso, aunque sea pactando con Podemos, un hecho que chocaría con lo que han defendido muchos líderes territoriales a lo largo de estas semanas.

Desde los días posteriores a las elecciones generales, hemos visto cómo se suceden dos corrientes internas en el PSOE en torno a su papel como figura central de la política de pactos en esta legislatura.

  • Por un lado, la de los barones territoriales más críticos con la posibilidad de alcanzar un pacto con Podemos, algunos de ellos en el Gobierno gracias a acuerdos con la formación morada. Ahí está el ejemplo de Guillermo Fernández-Vara, Emiliano García-Page o Javier Lambán o Ximo Puig, a los que se suma Susana Díaz. El órdago lanzado por Pablo Iglesias en torno a un gobierno de coalición no hizo sino disparar la intranquilidad de un sector del partido que, sencillamente, no se fía de Podemos ni apuesta que un posible acuerdo con esta formación al final no termine pasando factura a los socialistas.
  • Por otro lado, encontramos al propio Pedro Sánchez y su equipo, que proyectan un interés claro en llegar a un acuerdo de progreso con Podemos y otras formaciones ubicadas en la izquierda. De manual fue la rueda de prensa de Sánchez tras la oferta de Iglesias o el silencio atronador de Ferraz ante los ataques de Podemos respecto a líderes históricos, como Felipe González, que han decidido romper su silencio para desaconsejar un acuerdo con la formación morada.

El secretario general del PSOE parte del supuesto de que tiene a su favor a una militancia movilizada dispuesta a llevar la contraria a las directrices que marquen las direcciones territoriales. Es decir, Sánchez da por hecho que los militantes socialistas podrían repetir la Historia cuando eligieron como candidato a Josep Borrell (en lugar de Joaquín Almunia, que era el candidato apoyado por el aparato del partido) y cuando José Luis Rodríguez Zapatero ganó a José Bono (candidato del aparato) por apenas 9 votos en 2000.

Olvida Sánchez que él mismo fue elegido el secretario general socialista por la decisión de los responsables de determinadas federaciones, que optaron por Sánchez en lugar de por Eduardo Madina (a quien veían catapultado por la Ejecutiva de Rubalcaba). ¿Da por hecho que ahora estos militantes estarían dispuestos a votar contra la posición de, por ejemplo, Susanan Díaz o Ximo Puig? Una sugerencia arriesgada que parte del supuesto de una militancia escorada a la izquierda (algo que, como vimos en las primarias, no fue así) que participaría en una escenificación de una fractura del aparato del partido entre el centro (Ferraz) y la periferia (federaciones críticas).

Tras la reunión del Comité Federal, que se saldó con 40 intervenciones a puerta cerrada, quedó claro que Sánchez había ganado un poco más de tiempo y que estaba dispuesto a pulsar su poder enfrentando a la militancia con el aparato federal del partido, asumiendo la tesis de que él no forma parte del aparato dado el origen de su liderazgo. Es muy posible que, en este punto, Susana Díazo o Ximo Puig, que apoyaron sin fisuras su candidatura en las primarias socialistas de verano de 2014, estuvieran maldiciendo el día en el que optaron por Sánchez para desgastar el escaso poder que le quedaba a Alfredo Pérez Rubalcaba tras su retirada.

El órdago de Sánchez a los suyos confirmaba que el secretario general volvía a salir vivo a pesar de las sonoras discrepancias que unos y otros manifiestan respecto a su liderazgo. El hecho de que la prensa editada en Madrid volviera a situar a Sánchez como un problema equiparable a Rajoy (por lo que pedía que ambos se retiraran para desbloquear la situación política del país) añadía una presión que ha terminado de estallar este lunes, con una información exclusiva de la Cadena SER.

CapturaEM

La semana comenzó con la filtración de algunas de las intervenciones de destacados líderes del PSOE ante el Comité Federal. Alguien grabó las palabras de algunos de los barones más críticos con Sánchez y sus palabras se podían escuchar en el programa estrella de la radio española. En la web de la SER se podían leer las dudas de Susana Díaz ante un posible acuerdo con Podemos, así como las reflexiones de Eduardo Madina o Javier Lambán en torno a un pacto con independentistas o unas declaraciones del presidente de Extremadura sobre la actitud de Podemos en la negociación de acuerdos que levantó bastante polvareda:

«Ellos no, ellos no quieren nada donde haya un rostro humano sufriendo detrás. No han pedido ni uno, que nadie sufra en los departamentos donde yo he estado. Que se manipule, que se organice el país, que se mueva internacionalmente, pero por favor no me traigas pobres ni me traigas desarrapados que no quiero saber nada de ellos”

Por supuesto, la dirección federal hizo su trabajo y emitió un comunicado lamentando estas filtraciones que «contravienen las normas internas de funcionamiento del Comité Federal, aprobadas por todos»:

CapturaPSOEcf

Sin embargo, no hay que ser adivino para sospechar de dónde vino la filtración. Basta con preguntarse a quién beneficia para dar con sus autores. Una pista: casualmente todas las declaraciones filtradas corresponden a líderes políticos que durante este mes se han mostrado muy críticos en público con Sánchez y sus coqueteos con Podemos.

Tampoco hay que ser un analista muy fino para darse cuenta de que, al margen de lo que ocurra con Sánchez y sus planes de ser investido presidente del Gobierno, él y su equipo están más que dispuestos a ajustar cuentas con quienes han minado su gestión al frente del partido durante los últimos meses. Aunque sea a costa de llevarse por delante lo poco que queda de estructura orgánica y de referentes políticos en activo en el partido.

CODA. Este martes, el Rey recibe a Pedro Sánchez en la segunda ronda de consultas abierta para proponer candidato a la presidencia del Gobierno. En este punto, se especula con que Rajoy volverá a declinar someterse a la sesión de investidura y que el Rey podría encargar ese cometido al líder del PSOE. Si no contara con los votos necesarios para asegurarse la investidura, el siguiente paso lógico debería ser la convocatoria de nuevas elecciones.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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