Los hechos: A mediodía de este sábado, El Español lanzó como exclusiva una información en relación al concejal del Ayuntamiento de Madrid, Guillermo Zapata, a propósito de la contratación, a dedo, de quien fue su pareja sentimental. Nuria Sánchez Díaz figura en el registro del consistorio como asesora en el distrito de Fuencarral-El Pardo y su sueldo es de 50.000 euros anuales.
Esta contratación se sumaría a la designación de otras personas vinculadas a cargos de Ahora Madrid, que habrían accedido al cargo sin pasar por concurso público y por el hecho de ser familiares o conocidos directos. En todos los casos, hablamos de personas con una trayectoria laboral solvente y experiencia en los cargos que van a desempeñar, hecho que queda desdibujado ante la evidencia de que Ahora Madrid continúa con prácticas que antes denunciaron en relación a los partidos de la casta.
Ésta era la noticia, que quedó completamente desvirtuada por la manera en la que El Español decidió informar de este asunto. Enmarcó la contratación de Sánchez Díaz como ex pareja de Zapata y recordó el vínculo de ambos por un hecho concreto: Sánchez Díaz se sometió en su día a un aborto y estuvo acompañada por el concejal de Madrid, hecho que ambos difundieron en su momento en un artículo en el que se hablaba del derecho a decidir:
Este titular, que apesta a autoría de Pedro J. por los cuatro costados, fue inmediatamente replicado por periodistas, cargos de Ahora Madrid y Podemos, simpatizantes de estos partidos y ciudadanos más o menos anónimo como información vomitiva. Por un lado, estamos ante el ejemplo de un titular hecho para ganar lectores usando un hecho de la esfera privada como un asunto destacado. Por otro, el propio medio invalida la información (la contratación a dedo) mencionando el aborto como si fuera el hecho sobre el que se pide que se tome partido.
Horas después, mientras el director de El Español defendía con ahínco el titular, el medio lanzaba una versión corregida de la noticia. La interrupción voluntaria del embarazo ya no aparecía en el titular sino en el subtítulo:
Este domingo, Pedro J. Ramírez lanzó su habitual artículo de opinión del domingo denunciando lo que entiende como una campaña orquestada por Podemos y sectores afines contra el medio por haber informado de un caso de nepotismo en el caso de la contratación de Zapata con frases como ésta
EL ESPAÑOL vivió este sábado una prueba del sectarismo y la agresividad que caracteriza a los movimientos radicales aglutinados por Podemos y a sus seguidores en las redes sociales, siempre dispuestos para actuar coordinadamente, distorsionar los hechos y crear una realidad virtual al servicio de su causa.
Es tan fuerte la capacidad de ese conglomerado de establecer la corrección política en la red que es inevitable preguntarse en qué medida pudo condicionar otras opiniones críticas en sectores más afines a nuestras ideas y valores. No pretendemos acertar siempre y en todo. Podía discutirse la ordenación de los elementos de la noticia y de hecho no tuvimos ningún problema en trasladar la referencia a aquel publicitado aborto del título al subtítulo, en el momento en que Zapata admitió que se trataba de su expareja. Pero el texto de la noticia sigue ahí, sin haber tenido que cambiar ni una coma, porque todo lo publicado es cierto y relevante.
La doble moral, la hipocresía de estos fariseos oportunistas que se miden a sí mismos por un rasero distinto del que miden a los demás -¿qué hubieran dicho ellos si algo parecido sucediera en un ayuntamiento del PP?- y azuzan luego a su jauría para intimidar a quienes osen denunciarles, es uno de los síntomas más purulentos de la degradación de la convivencia en el espacio público.
Como se ve, Pedro J. ni siquiera asume como error en cambio en la «ordenación de los elementos de la noticia» ni, por supuesto, admite que ese enfoque en la información fue lo que desvirtuó la noticia. Eso es lo que propició que Twitter se movilizara contra estos enfoques informativos con el hashtag #HastaAqui. y el
Estamos pues ante un ejemplo parecido al del caso del encarcelamiento de los titiriteros: Cuando la representación de una obra de teatro lleva a que dos chavales pasen en prisión preventiva cinco días, la crítica al contenido a la obra u otros factores queda en un lugar secundario. En este caso, la crítica a los protagonistas de la noticia queda desvirtuada cuando se usa un hecho de la esfera privada de ambos (aunque la hayan hecho pública) como carga de valor en un titular. Esto sí que son líneas rojas y debería quedar claro.
Un fin de semana lleno de ejemplos de mal periodismo
El caso de El Español no es el único que hemos tenido este fin de semana y que merece un reproche generalizado de la profesión. Este domingo, La Razón se hizo eco de la información del medio que fundó Pedro J. Ramírez con un titular que habla del vínculo de Zapata con su asesora (a pesar de que ambos han señalado que ya no son pareja) y con un pie de foto que debería hacer sonrojar de vergüenza a sus autores:
Sin embargo, el ejemplo más deleznable lo encontramos en ABC, a cargo de Salvador Sostres y su obituario por Muriel Casals, fallecida este sábado tras permanecer varias semanas en estado crítico tras haber sido atropellada por un ciclista en Barcelona. El último párrafo de su artículo puede ser lo más deleznable que hemos leído en los últimos años en la prensa editada en Madrid, un récord absoluto si tenemos en cuenta la cantidad de bazofia que a diario nos tenemos que tragar:
¿Crisis del sector o crisis de legitimidad?
Desde hace más de dos décadas, venimos escuchando, con cierta frecuencia, vincular la caída de la audiencia (y de la influencia) de los medios de comunicación tradicionales por la crisis que el periodismo atraviesa en el mundo desarrollado. Esta crisis, de la que a menudo se habla como si se tratara de un meteorito inesperado a punto de impactar contra la Tierra, tiene como eje fundamental el cambio en el paradigma que supuso Internet como herramienta de difusión de contenidos y el cambio en relación a la hegemonía en el control de los contenidos.
Hasta no hace tanto, la difusión de información se resumía en esta relación: Medio (emisor) selecciona contenidos que traslada al receptor sin que, en la mayoría de los casos, se permitiera un feedback que permitiera multiplicar la emisión de contenidos. La llegada de Internet para el consumo civil, y su aplicación en los medios de comunicación tradicionales, significó el inicio del fin de este concepto de comunicación que, como hemos visto, se ha llevado por delante a cabeceras históricas y ha hecho que casi todos los medios tradicionales afronten este periodo con problemas.
Este fracaso adaptativo se ha visto todavía más afectado por la crisis de publicidad que provocaron las últimas crisis financieras y, sobre todo, con los problemas en relación a la credibilidad de los medios en relación a los contenidos que proyecta. Cuando tienes acceso a muchas fuentes de información, es difícil creer como única la versión que te traslada tu medio de referencia. Cuando este medio cae en manipulaciones constantes, se rompe la relación emocional entre lector/espectador/oyente y el medio. El País puede aportar una valiosa experiencia en ese sentido.
Ante la crisis del sector, las plataformas de información generalistas intentaron paliar la caída de anunciantes (es decir, de ingresos), con la elaboración de noticias que cumplieran dos requisitos: Que fueran inmediatas (por lo que ya no se busca un perfil de periodista formado sino rápido) y que fueran atrayentes y espectaculares para una audiencia cada vez menos segmentada y menos crítica ante los contenidos de los medios.
Todos estos elementos han actuado como una tormenta perfecta y han propiciado la generalización de información banal, superficial, elaborado con un enfoque muy amarillista y que suscita una única reacción: Se hace click en el enlace correspondiente para ver unos titulares que inmediatamente después de olvidan. La filosofía de los medios ha pasado a ser la de informar (con más o menos acierto y honestidad) e influir a conformarse con contabilizar entradas con las que acudir a los anunciantes a demandar inversión.
Así, al cambio de paradigma provocado por un hecho objetivo (Internet) se suma la crisis auspiciada por la manera en la que los medios decidieron reaccionar a ese cambio en la audiencia, que tampoco es inocente en este proceso. Al final, tenemos los medios que queremos y que estamos dispuestos a financiar con la compra diaria de un ejemplar impreso (cuando existe esa posibilidad) o con el recurso a esas fuentes a diario como fuente de información.
Desde este blog lo tenemos claro: puesto que estos medios sólo entienden de audiencia, el castigo más efectivo es dejar de consumirlos y dar la oportunidad a otros proyectos que al menos están intentando hacer las cosas mejor, como Revista5W: