Ucrania: Crisis política cuando se cumplen dos años del Maidán

Hace unos días se cumplieron dos años del triunfo del Euromaidán, la movilización de la oposición a Víktor Yanukovich que mantuvo Kiev paralizado durante tres meses y que acabó en una suerte de golpe de estado que provocó la salida del poder del propio Yanukóvich y el inicio de una guerra civil en Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, de la que hoy apenas se habla.

En estos dos años, Ucrania ha celebrado elecciones parlamentarias y presidenciales (dirigidas a mostrar el cambio político) y ha mostrado su disposición a caer en la zona de influencia de Occidente. Desde los meses posteriores al triunfo del Maidán, organismos como la UE, el FMI y la OTAN han destinado millones de euros para que Kiev orbite en favor de los intereses de Occidente frente al intento de Rusia se mantener Ucrania como zona de influencia.

No en vano, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, ratificó hace poco el estatus de la OTAN en el país, que prevé crear oficinas de la Alianza en Ucrania, entre ellas las oficinas del Centro de enlace, de información y de documentación. Además, se inicia un «nuevo establecimiento diplomático», por lo que su «su personal recibirá los privilegios, inmunidades y el apoyo de las misiones diplomáticas en virtud de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas de 1961».

Durante estos dos años, ni la situación política ni la económica han mejorado substancialmente en el país. En las últimas semanas, el país revive una crisis política aguda por la ruptura de la coalición parlamentaria que sostiene al Gobierno de Arseni Yatseniuk, que hace poco superó una moción de censura en la Rada presentada por el Bloque Petró Poroshenko, el partido del presidente del país, y que no salió adelante porque una parte de los diputados del grupo rompió la disciplina de voto confirmando que en Ucrania no hay partidos equiparables a los de los países desarrollados europeos y que el voto finalmente se debe más a intereses de los grupos oligárquicos que a los del partido en cuestión. La votación llegó después de que abandonara el Gobierno el ministro de Desarrollo Económico, un hombre clave en las reformas del país que denunció en su marcha intentos de involucrarlo en la corrupción de las altas esferas del Estado.

Tras la votación, Autoayuda denunció el intento de un golpe de Estado oligárquico y anunció que deja de sostener parlamentariamente al primer ministro. De esta forma, Yatseniuk sólo cuenta con el apoyo de los diputados del Bloque Petró Poroshenko, BPP (136) y el Frente Popular (81), de Yatseniuk, que sumarían 217 escaños, a seis de la mayoría absoluta de 226.

La pérdida de apoyo de Batkívshina, el partido de la ex primera ministra Yulia Timoshenko (una de las protagonistas de la ‘revolución naranja’), y Autoayuda dejó en minoría al primer ministro, que tiene un plazo de 30 días para conformar una nueva coalición. Pasado ese periodo, el presidente Petró Poroshenko deberá convocar elecciones parlamentarias anticipadas, una posibilidad a la que él mismo se opone: Solicitó a Yatseniuk que deje voluntariamente el cargo para permitir la formación de un Gobierno de tecnócratas que aborden las reformas del país que se está demandando desde la UE y los organismos internacionales. Hace unas semanas, desde el FMI se avisó a Kiev de que podría frenar la llegada de los 16.600 millones de euros aprobados en el plan a cuatro años si no se aceleran las reformas: «Sin esfuerzos sustanciales para mejorar la reforma de la gobernanza y la lucha contra la corrupción, el programa de ayuda no podrá mantenerse».

A la situación de inestabilidad política, con constantes acusaciones de que son los oligarcas (entre los que se contaría el propio presidente del país) los que mueven los resortes del poder en Ucrania, se suma una crisis económica de la que ya se alertó cuando Yanukovich se negó a firmar el acuerdo de asociación con la UE que desembocó en las primeras protestas del Euromaidán: El PIB se hundió un 9% en 2015 y los precios subieron un 50% (que se suma al incremento del 25% registrado a finales de 2014).

Estamos, pues, ante un caldo de cultivo que aúna crisis política, crisis económica, desafección social ante la lentitud en la toma de decisiones y una corrupción galopante (Ucrania aparece en el número 130 de los Estados más corruptos del mundo según el informe de Transparency International) e incluso lentitud e inoperancia ante lo que podemos denominar el relato de lo ocurrido en el Maidán.

Dos años después, no hay información fidedigna sobre los francotiradores que habría acabado con la vida de un centenar de manifestantes en la plaza Maidán de Kiev ni tampoco responsables ante la justicia. Los nuevos poderes sí han tenido cierto éxito relativo a la hora de postularse como bastión contra Rusia, con discursos como el que, hace apenas un mes, pronunció el propio Porosehenko a propósito de recuperar Crimea, o la orden de reforzar la defensa en el Mar Negro ante una posible amenaza rusa.

Desafección política y deseo de prosperidad económica 

De acuerdo con los resultados de un sondeo de Gallup difundido a finales de 2015, Poroshenko sólo aprobaba para el 17% de la población (frente al 47% alcanzado a finales de 2014). Su valoración era más alta en las zonas del país más proocidentales, mientras que su valoración se movía en torno al 10% en las zonas sur y este del país (tradicionalmente más vinculadas a Rusia):

CapturaUcrania

Según este sondeo, del que sólo hemos tenido conocimiento de las líneas generales, sólo el 8% decía confiar en el Gobierno y el 5% mantenía que éste estaba haciendo bastante para combatir la corrupción.

Según el sondeo anual del IRI’s Center, la desafección política es generalizada en Ucrania, con un 50% que señala que la prosperidad económica es más importante que un buen funcionamiento del sistema democrático (36%). En el Donbass, estos porcentajes aún son más llamativos: el 20% cita el buen funcionamiento de la democracia con un 55% que se fija en la prosperidad económica: CapturaUcrania14

El 70% considera que el país camina en una dirección equivocada  (51% en septiembre de 2014); sólo el 25% respaldaba el trabajo del presidente Poroshenko (frente al 55% que lo hacía en 2014); el 12% aprobaba al Gobierno de Yatseniuk (48% un año antes); el 11% veía con buenos ojos el trabajo del Parlamento (17% hace un año); y los índices de aprobación de los líderes políticos y locales eran toda una declaración de desconexión entre la política y la ciudadanía:

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En cuanto a la situación económica del país, el 81% considera que irá a peor en los próximos meses (sólo un 2% confía en que mejore y el 14% sostiene que seguirá igual)y el 76% admite que su situación personal ha empeorado en 2015 respecto al año anterior (con porcentajes similares en el Donbass). El 55% no tiene esperanzas de que la situación económica cambie durante 2016 (60% entre los habitantes del Donbass).

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Cuando se pregunta por los asuntos más importantes para el país, vamos cómo la estrategia de comunicación desde el poder surte efecto. El 50% cita la resolución del conflicto militar con las zonas separatistas (+10 puntos entre la población del Donbass) y el 40% menciona la lucha contra la corrupción. El 34% cita el desempleo y el 23% el control de la inflación. Si se pregunta, en cambio, por lo que afecta de forma más personal, los porcentajes se modifican: El 43% cita el control de los precios (55% en el Donbass), el 50% el conflicto abierto en el este del país) y el 21% menciona la devaluación de la moneda nacional. Sea como fuere, entre las prioridades que debería acometer el poder político destaca la lucha contra la corrupción, el funcionamiento de la justicia y la puesta en marcha de un sistema de salud público:

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Resulta interesante conocer la opinión de la población respecto a los distintos países y orgaismos, con mención expresa a los porcentajes positivos que recibe Bielorrusia, a la neutralidad que despiertan Moldavia, Canadá, Lituania o Alemania, y los datos que registran tanto la UE como EEUU.

También destaca la división del país en relación a los bloques económicos a los que debería acercarse Ucrania y en relación a la integración en la OTAN (con un 48% a favor, con el 30% en contra en el país frente al 47% en contra y el 17% a favor que se registra en el Donbass). Si observamos los datos por región, vemos que estas diferencias se agudizan aún más tanto en relación al acercamiento a la UE como en relación a la integración en la OTAN, sobre todo en el sur y en el este del país:

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CODA. El episodio de los disturbios ante la sede del Parlamento de Ucrania, hace dos años, continúa siendo objeto de controversia. Hace unos meses, el ex presidente Yanukovich aceptó parte de la responsabilidad de la muerte de civiles durante las manifestaciones que provocaron su derrocamiento.

Yanukovich negaba, sin embargo, que diera la orden de disparar contra los manifestantes que permancieron meses acampados en la plaza Maidan: «No si orden de que se usaran armas de fuego, no recaía bajo mi autoridad. Estaba en contra del uso de la fuerza, no sólo del uso de armas de fuego. Las fuerzas de seguridad cumplieron su labor según las leyes. Tenían derecho a usar las armas».

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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