Podemos vuelve a tropezar con la cuestión de género

8 de marzo, Día internacional de la Mujer trabajadora.

Como antesala a la conmemoración del día, ofertas publicitarias (invitación gratis en un gimnasio o descuentos para tratamientos de belleza) dirigidas a mujeres para celebrar su día y emisión de las mismas piezas en torno a la brecha salarial entre hombres y mujeres por realizar el mismo trabajo. Alguna mención al techo de cristal que existe sobre las cabezas de las mujeres que explica, por ejemplo, por el escaso número de directivas a pesar de que la presencia femenina en la universidad ya es mayor que la de los hombres o por qué la mayoría de expertos consultados en casi todas las facetas de la vida son hombres.

Día para señalar la violencia de género como la exhibición más clara de la desigualdad y, en las redes sociales, los habituales calificativos de ‘feminazi’ por reclamar igualdad respecto al hombre (no superioridad), mensajes aderezados con discursos del tipo «no existe preeminencia del varón sobre la mujer en nuestra sociedad», «exige igualdad en los países musulmanes y no aquí que ya tienes libertad para votar» o «lo que defendéis es odio al varón».

8 de marzo de un inicio de legislatura marcada por la omnipresencia de hombres al frente de los distintos partidos políticos, organizaciones sindicales y patronal. Los líderes de los cinco partidos con implantación estatal son hombres (tres de ellos tienen a mujeres como número 2) todos ellos monopolizan la atención de los medios por las negociaciones abiertas para formar Gobierno.

La práctica ausencia de mujeres de la vida pública no es una anécdota. La semana pasada, sin ir más lejos, sólo se escucharon las voces de dos mujeres durante el Pleno de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados: Ana Oramas, de Coalición Canaria, y Alexandra Fernández Gómez, la portavoz de En Marea. El resto, intervenciones de hombres.

Por ese motivo, sorprende la campaña iniciada este lunes por Podemos en las redes sociales para celebrar el 8 de marzo, el patinazo más claro que la formación ha tenido con un tema en el que ha tropezado de forma reiterada. Hablamos de su interés en romper la disputa del discurso en el eje izquierda/derecha para optar por otro más actual (los de arriba frente a los de abajo). Aunque se ha corregido esta estrategia en los últimos meses, queda la impresión de un abandono paulatino de las luchas tradicionales de la izquierda a pesar de las referencias simbólicas que Pablo Iglesias incluye en sus intervenciones de vez en cuando.

La campaña en redes sociales de Podemos prescindió del adjetivo «Trabajadora» para referirse al 8 de marzo. Además, se difundieron imágenes de distintos dirigentes y diputados de Podemos, con dos errores: 1) se lanzó un marco de lucha contra la violencia de género [#NiUnaMás] cuando lo que se conmemora y reivindica va más allá de hacer frente a esa lacra; y 2) además de las imágenes de mujeres, se insertaron instantáneas de Iñigo Errejón y Pablo Iglesias. Es decir, el único día del año en el que los hombres deberían acompañar a las mujeres, Podemos decide incluir a dos de sus líderes hombres más mediáticos:

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La intención parecía clara: Manifestar que tanto Errejón como Iglesias están comprometidos con el feminismo o, al menos, con la lucha de las mujeres en el reconocimiento de su igualdad respecto a los hombres. En la práctica, una torpeza de comunicación por, al menos, dos razones:

  • Porque atrajo un foco innecesario hacia ellos cuando ya tienen suficiente protagonismo a diario. Y lo hicieron en el único día en el que los hombres no son el centro del universo mediático. De ahí las acusaciones de culto al líder y de una omnipresencia impostada que se puede vincular a cierto aire de precampaña electoral.
  • Los carteles fueron un error porque dispersaron el que debería ser el mensaje de Podemos respecto a la igualdad. Desde el punto de vista técnico, ese mensaje [Un país con nosotras. Ni una menos] quedó insertado en la parte inferior derecha, una suerte de zona blanca que suele pasar desapercibida para el espectador.

El despropósito se consumó durante la tarde del lunes con dos tuits. En uno, Iglesias respondía a la crítica de una diputada de En Comú Podem que ponía precisamente el acento en la inoportunidad de su presencia en la campaña de la formación. En otro, Pablo Echenique intentó restar importancia a las críticas tirando de sentido del humor. En un tema que, precisamente, tiene muy poco de gracioso:

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CODA. A propósito de la polémica, Carolina Velasco (@cvelascoparra) me recordó un vídeo que ya difundimos en este blog hace año y medio. Sobran las palabras:

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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