Estaba claro, cuando se confirmó la ruptura de conversaciones a tres entre PSOE, Podemos y C’s que Ferraz y su entorno aumentaría la presión sobre la formación morada con un fin: Forzar un apoyo, in extremis, para evitar una repetición de las elecciones generales que podría ayudar a que el PP consiguiera mejores resultados que en los últimos comicios y el apoyo final de C’s, que también sería uno de los grandes beneficiados de la repetición de las elecciones.
Desde hace días, se repiten los mensajes hacia Podemos e Iglesias por parte de la cúpula socialista, en un intento de aprovechar incluso el resultado de la consulta a los simpatizantes de Podemos que, sobre todo, dejó clara la oposición al acuerdo firmado entre Pedro Sánchez y Albert Rivera.
Durante estas semanas, hemos visto portadas de periódicos críticos con la actitud de Podemos, editoriales de El País y faltaba uno de los ingredientes de la política española en los últimos años: la firma de un manifiesto por parte de intelectuales, artistas y cargos políticos a favor de un Gobierno del cambio liderado por Pedro Sánchez y apoyado por Podemos y C’s.
El manifiesto, que en el momento de elaboración de este post contaba con 9.300 firmas, exige que los partidos mencionados eviten tanto la posibilidad de que el PP vuelva a ocupar La Moncloa como evitar nuevas elecciones. Y no deja ningún lugar a la duda sobre la flexibilidad que se demanda a lo que denominan «fuerzas del cambio»:
«Sería una irresponsabilidad que en los próximos días no fuesen capaces de lograr una mayoría suficiente que evite las elecciones y abra una nueva etapa política en España. Por ello entendemos que el PSOE, Ciudadanos y Podemos pueden y deben, mediante las oportunas negociaciones, complementar, mejorar o ampliar un acuerdo con el fin de recabar el suficiente apoyo que haga posible la investidura de un presidente del Gobierno. Lo que facilitaría que otras fuerzas se sumasen a lo pactado.
Ese acuerdo debería contener, como mínimo, los elementos que hoy demanda la mayoría de la sociedad española: crecimiento económico con creación de empleo; plan social contra la desigualdad y por el estado de bienestar; medidas claras contra la corrupción y por la regeneración democrática; negociaciones que reduzcan y encaucen las tensiones territoriales; una política europea efectiva que ayude a la cohesión social y no obstaculice la recuperación económica.»
Y si no fuera posible el acuerdo, apuntan como solución un Gobierno de independientes dirigidos por Pedro Sánchez: «Un gobierno, encabezado por el líder del partido mayoritario del acuerdo, con algunos integrantes consensuados y con un organismo de seguimiento y control de lo pactado, así como el tiempo de la ejecución de las medidas acordadas».
La petición, ampliamente difundida por el diario El País, está firmada por personalidades muy vinculadas al PSOE: Nicolás Sartorius (parte interesada como responsable de la Fundación Alternativas); artistas como Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Ana Belén y Aitana Sánchez-Gijón (en la órbita socialista desde la campaña de apoyo a Rodríguez Zapatero); catedráticos como Francisco Aldecoa o Fernando Vallespín (director del CIS en la primera legislatura de Zapatero). En la lista figuran políticos socialistas en activo como Ángel Gabilondo o Diego López Garrido o el ex eurodiputado de Podemos Jiménez Villarejo; y periodistas de El País como Soledad Gallego-Díaz, Joaquín Estefanía o Juan Cruz.
La difusión de este manifiesto, más allá de la libertad de cada cual para promover la acción política que considere adecuada para los intereses del país, demuestra que hay una parte de la sociedad civil (en este caso cercana al PSOE) que no se ha enterado de lo que ha ocurrido en el país en los dos últimos años. Así, se pasa por encima de la crisis de representación que propició la fractura política y las bases electorales de PP y PSOE (pero no sólo) en otros partidos y se asume una estrategia que para Podemos puede suponer el abrazo del oso.
En el inicio del proceso de negociación, Podemos dejó claro que su intención pasaba por intervenir de alguna manera en el rumbo de la economía del país, porque sólo así podría acometer los cambios sociales y políticos que, eso sí, una buena parte de la ciudadanía demandó en las urnas el pasado 20D. No se entiende de otra manera el batacazo que sufrieron PP y PSOE, que pasaron de sumar 21.5 millones de votos en 2008 a sumar 17.8 millones en 2011 (después de que los socialistas perdieran 4.2 millones) que se transformaron en 12.7 millones el pasado mes de diciembre (con la pérdida de 3.6 millones de papeletas por parte del PP y de casi 1.5 millones por parte de los socialistas).
Los firmantes de la petición, muchos de ellos vinculados al PSOE, insisten en plantear una suerte de tábula rasa a pesar de que el documento marco que hay sobre la mesa, el firmado con C’s, aventura la manera en la que los socialistas entienden la acción política: Más escorada a la izquierda cuando está en la oposición y de un realismo político de manual cuando accede al poder. Ahí están los ejemplos sobre la derogación de algunas de las leyes más polémicas puestas en marcha por el PP en esta legislatura, amén de la aceptación de que el funcionamiento de la economía y de las finanzas no merece ninguna corrección.
El documento se difundió al mismo tiempo que se hizo pública una nueva ronda del consultas del Rey a los representantes de los partidos políticos, que arranca este lunes, para explorar la última posibilidad de que un candidato logre ser investido presidente del Gobierno -y con ello evitar la celebración de nuevas elecciones generales-.