Las elecciones del 20 de diciembre dividió el Congreso de los diputados en dos bloques ideológicos entre los partidos de implantación estatal: La izquierda (PSOE, Podemos e IU) sumó 161 diputados mientras que el PP y C’s se quedó en los 163 escaños. La negativa de C’s a apoyar cualquier solución que pasara por la presencia de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno dejó en vía muerta este pacto mientras que las líneas rojas que se encontró Pedro Sánchez en el PSOE desbarató la posibilidad de un frente de izquierdas con apoyo de los partidos nacionalistas.
El fracaso de estas dos opciones abrió la puerta al acuerdo entre PSOE y C’s y a la posibilidad de sumar a Podemos, la llamada «vía 191». La formación morada dinamitó esta opción y ése fue el punto de partida para la convocatoria de nuevas elecciones generales que, de acuerdo a todos los sondeos sobre intención de voto, se presentaban con un doble escenario: Estabilidad y cierta tendencia del PP a subir en votos y escaños, con C’s también en ascenso; enfrente, se apreciaba un desgaste claro de Podemos, con ascenso de IU, así como cierta tendencia a la estabilidad en el PSOE, lo que erea una mala noticia si se tiene en cuenta en desgaste de su principal rival en la izquierda.
Faltaba el golpe de efecto definitivo y éste llegó con el preacuerdo de Podemos e IU para concurrir en una sola lista el 26J, una decisión que parece que nos devuelve a un escenario parecido al que salió de las urnas el pasado 20 de diciembre. Según el sondeo mensual de Celeste-Tel, la lista de unidad de Podemos e IU obtendría el 24.2% de los votos , un resultado casi idéntico a la suma de los porcentajes de voto que en las elecciones obtuvieron Podemos e IU por separado. Sin embargo, esta unión obtendría el efecto multiplicador del que hemos hablado en otros post: El nuevo partido pasaría de 71 diputados (69 de Podemos y confluencias y 2 de Unidad Popular) a una horquilla de entre 75-80 diputados.
Esta nueva formación se quedaría a 5 puntos del PP, que volvería a ganar los comicios con el 29.2% de los votos, medio punto más que en las anteriores elecciones y un resultado casi idéntico al del sondeo de Celeste-Tel del mes pasado. Este porcentaje de voto se traduciría en una horquilla de entre 120-123 diputados, es decir, que prácticamente sacaría el mismo resultado electoral que hace cinco meses.
El PSOE sería tercera fuerza en porcentaje de voto, con un resultado parecido también al obtenido el 20D: Ganaría 0.4 puntos (+0.2 puntos respecto al sondeo de hace un mes) que le llevaría a perder entre 1 y 5 escaños. Los socialistas se quedarían 2 puntos por debajo del nuevo partido aunque, en estos comicios, este resultado quedaría maquillado por la aplicación de la Ley electoral (lo que nos llevará, seguramente, a plantear una reforma que mitigue este tipo de premios a los partidos que, en esta ocasión, quedarían por debajo en número de votos).
C’s, con el 15.5% de los votos (-0.4 respecto a hace un mes), sube 1.6 puntos respecto al 20D pero las estrategias de las demás formaciones evita que pueda beneficiarse de este incremento en escaños. Según Celeste-Tel, perdería o ganaría un diputado a los 40 que tiene en la actualidad.
Si éste fuera el resultado tras el 26J, tendríamos un escenario muy parecido al que se dio la noche del 20D: La suma de PP y C’s, en sus horquillas máximas, llega a los 164 diputados mientras que la unión de PSOE y el partido resultante de la unión de Podemos e IU conseguiría, en sus horquillas máximas, 169 diputados. Recordemos que José Luis Rodríguez Zapatero gobernó durante su segunda legislatura con 169 escaños.
Celeste-Tel realizó el trabajo de recogida de datos antes de conocerse el preacuerdo entre Podemos e IU. De ahí que aporte la estimación de voto con un escenario idéntico al del 20D: En él, el PP ganaría las elecciones con el 29.1% de los votos y entre 124-126 diputados (es decir, el acuerdo no le afecta para recibir más votos pero sí para recibir más representación real debido a los restos); el PSOE quedaría como segunda fuerza política con el 21.9% de los votos (medio punto menos que en el caso de frente de izquierdas), con 88-90 diputados (es decir, también se beneficia del reparto de restos).
Podemos se quedaría con el 19.8% de los votos (casi un punto menos que el 20D) y podría perder hasta 6 diputados mientras que C’s obtendría también una estimación muy parecida a la que se daría con la unión de Podemos e IU (aunque sí se beneficia del reparto de escaños). Iu, por su parte, confirmaría su tendencia ascendente, con el 5.3% de los votos (casi 2 puntos más de los que obtuvo en las elecciones) que se traducirían en 5-7 diputados.
Casualidades de la vida: Si establecemos el mismo patrón con este reparto de escaños, tendríamos una situación inversa a la que arrojara el sondeo de Celeste-Tel con la disputa de cuatro partidos de implantación estatal en los comicios. Así, tras el 26J, la suma de PP y C’s sería de 169 diputados, en las horquillas máximas de cada partido, mientras que la suma de PSOE, Podemos e IU se quedaría en los 164 escaños.
CODA. El tracking electoral de NC-Report para La Razón, a partir de 2000 entrevistas recogidas entre los días 25 de abril y 7 de mayo, confirmaría el escenario de NC-Report (recordemos que estamos ante el mismo equipo de ‘cocineros’). Así, con Podemos e IU yendo juntos en la misma candidatura, el PP ganaría las elecciones con el 30.2% de los votos (+1.5 puntos respecto a las elecciones) que se traducirían en hasta 130 diputados. El nuevo partido se situaría a 5.5 puntos de los ‘populares’ con un 24.7% de los votos y entre 75 y 81 diputados.
Como estamos viendo en otros sondeos, el PSOE quedaría como tercera fuerza con el 20.8% de los apoyos (-1.2 puntos respecto al 20D) y podría perder hasta 80 diputados. Si se diera el escenario de la horquilla mínima del PSOE y la horquilla máxima de Podemos/IU, este nuevo partido también sobrepasaría a los socialistas en escaños, un supuesto que no se aprecia en ningún otro trabajo demoscópico.
C’s, con el 15%de los votos, sube 1.1 puntos respecto al 20D aunque podría perder un diputado (o ganar 43), en función de lo que ocurra con los restos en algunas de las circunscripciones.