Ya nadie se acuerda de Grecia salvo para recordar la estrecha relación que, hasta hace algo más de un año, mantuvieron Podemos y Syriza. Volvemos, pues, a hace cuatro años, cuando el cambio en el sistema político y de partidos griego se materializó en las urnas, con Syriza convirtiéndose en la única alternativa política a Nueva Democracia y el PASOK. Ambos habían sido los partidos que se habían turnado en el poder desde el fin de la dictradura y, tras las elecciones legislativas de junio de 2012, acordaron un gobierno de coalición para rematar las exigencias de la Troika correspondientes al segundo rescate financiero.
Hoy, cuatro años después, los actores políticos han cambiado pero no la historia que se sigue contando desde Grecia. El Gobierno de Alexis Tsipras renunció a todos los principios que le sirvieron para llegar al poder por segunda vez, en las elecciones de septiembre de 2015. Y todo a cambio de ayuda financiera correspondiente al tercer rescate (86.000 millones de euros), actitud que ha sido respondida en la calle por los afectados por los nuevos recortes y los sindicatos, exhaustos también tras años de movilización.
Los acreedores internacionales siguen presionando, una vez que se ha constatado que Grecia es una isla en la Eurozona y que ningún Estado parece dispuesto a unir su futuro al del país heleno. Y eso a pesar de compartir sufrimientos, como es el caso de Portugal, España o Chipre, y de su estrecha relación con Rusia, como se constató en la reciente visita del presidente Vladimir Putin a Grecia, que sirvió para firmar acuerdos bilaterales en turismo, universidades, agricultura, inversión y petróleo en el marco de las sanciones que la UE mantiene sobre Moscú por su intervención en la crisis de Ucrania.
Grecia, socio fiable para la vieja Troika
Dejamos atrás el mes de mayo con los habituales ecos que provocan las reuniones de Atenas con los acreedores internacionales. Antes de la reunión del Eurogrupo, celebrada el 24 de mayo, los legisladores griegos dieron luz verde, en el Parlamento, a una ley que incrementa impuestos (como el IVA al 24%, impuestos sobre la gasolina, el tabaco o el uso de Internet), crea un nuevo fondo de privatización y libera la venta de préstamos en mora. Todo para obtener 10.300 millones de euros correspondientes al siguiente tramo del tercer rescate.
El primer ministro defendió estas decisiones así: «Los griegos ya han pagado mucho pero esta probablemente es la primera vez que es tan evidente la posibilidad de que esos sacrificios sean los últimos. Se cierra un período difícil para el país y damos un primer paso para salir de la crisis». En la calle, cientos de manifestantes se concentraron para seguir la votación.
La semana pasada, el Parlamento aprobó una batería de medidas adicionales para cumplir con los requisitos necesarios con el fin de que se liberen esos fondos. A saber: Revisión progresiva del sistema de pensiones, hasta 2020, y la venta de entre una cuarta y una quinta parte del operador energético ADMIE.
Durante la reunión del Eurogrupo, Atenas aseguró que no puede implementar algunos de los cambios extra exigidos a cambio de nuevos préstamos de rescate. Sin embargo, sí se abordó uno de los asuntos que ha formado parte de la agenda de las autoridades griegas durante estos años: Un plan de flexibilización del pago de la deuda que deje de asfixiar la economía helena.
La vieja Troika, por fin, abordó esta posibilidad y planteó medidas de alivio de deuda a corto, medio y largo plazo que han conseguido un objetivo mayor: Que el FMI vuelva a la mesa de los acreedores internacionales. Indirectamente, también envió un mensaje al BCE para que vuelva a financiar a la banca griega mediante la aceptación de sus títulos de deuda pública, práctica abandonada tras la llegada al poder de Syriza y que el el BCE estudió en su reunión mensual, sin adoptar ninguna decisión al respecto.
Así, y tras años planteando la necesidad de reestructurar la deuda (con la idea de una nueva quita en algún momento), Grecia consiguió ampliar los plazos de devolución [cinco años en el peor caso; más de una década en el mejor], reducir los intereses al 2%, replantea el plan de amortización para que Atenas pague por la deuda (180% del PIB) un máximo del 1% de su PIB al año y se devolverá a Atenas los beneficios de operaciones financieras [8.000 millones]. Sin embargo, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, no descartó que en 2018 sea necesario tomar más medidas para ayudar financieramente a Grecia, aunque se mostró esperanzado en que no ocurra.
Syriza, en caída libre
La respuesta al nuevo paquete de reformas aprobadas por el Legislativo tuvo su respuesta este miércoles en las calles. Citados a través de las redes sociales para protestar en Atenas y Tesalónica, 8000 personas se concentraron en la plaza Syntagma, frente al Parlamento heleno, para pedir la renuncia de Tsipras. Los convocantes habían pedido a los asistentes que acudieran a título personal y que no reivindicaran ninguna sigla, aunque el Ejecutivo acusó directamente a Nueva Democracia de estar detrás de la convocatoria.
Muchos entienden que el partido de Tsipras está haciendo los deberes impuestos por los acreedores internacionales. Ha renunciado a todos sus principios y, en la práctica, está aplicando unas medidas de recorte y austeridad a las que no se atrevió ni siquiera el Gobierno de Antonis Samarás. Eso explica por qué Syriza cae estrepitosamente en los escasos sondeos sobre intención de voto publicados durante el mes de mayo. La izquierda radical obtendría una media del 21.5% de los votos, casi -14 puntos respecto a los resultados obtenidos en las elecciones de septiembre de 2015 y – 6 puntos en comparación con los sondeos publicados hace un mes:

Su principal adversario, ND, se despega claramente y se movería en torno al 30.7% de media, con encuestas que le sitúan cerca del porcentaje de voto que obtuvo Syriza en las urnas. En el mejor de los casos, gana 3.6 puntos de intención de voto respecto a su representacíon actual aunque -2.4 si lo comparamos con la media de las encuestas publicadas a lo largo del mes de abril.
En España, solemos hablar de C’s como un partido que, a menudo, obtiene un mejor resultado en lass encuestas que en las urnas. En el caso de Grecia, ese partido es Amanecer Dorado, que en las elecciones consiguió el 7% de los votos y que aparece en las encuestas siempre como uno de los beneficiados de la crisis política que, esta vez, también se lleva por delante a Syriza. Según la media de los sondeos que publicamos hoy, la formación ultraderechista lograría el 11.7% de los votos de media (+4.1 respecto a hace un mes) mientras que el KKE, el partido comunista griego, se quedaría en el 7.3% (casi 2 puntos más respecto a las elecciones).
El PASOK, que logró ser cuarta fuerza parlamentaria en las elecciones, obtiene una media del 5.8%,casi medio punto menos que el 6.28% obtenido en los comicios (-1.6 respecto a los sondeos publicados en el mes de abril). Por su parte, Anel, el socio de gobierno de Syriza, obtendría el 3% de los votos, -0.69 puntos en comparación con su representación en las urnas.
Como viene siendo habitual, LAE (la escisión de Syriza) volvería a quedarse fuera del Parlamento mientras que el EK, el partido liberal de centro, podría escalar hasta el 6.15% de la representación de media, +2.55 puntos en comparación con hace un mes, duplicando el resultado que obtuvo en las urnas. Este incremento de votos tiene una consecuencia directa: To Potami perdería casi un punto de intención de voto y se movería en el 3.15% de los apoyos de media.
CODA. Según las previsiones de la CE, la economía helena cerrará 2016 con saldo negativo para pasar a un crecimiento del PIB del 2.7% en 2017. El déficit cerrará este año en el 3.1% (1.8% el próximo año) mientras que la deuda pública vuelve a escalar al 182.8% a finales de año (para bajar al 178.8% el próximo). La tasa de paro cerró en el 25% de la población activa en el año 2015.
CODA 2. Desde hace meses, Grecia vive una crisis de refugiados que impacta aún más en su maltrecha economía. Durante el mes de mayo, se desalojó el campo de refugiados de Idomeni, en la frontera con Macedonia, que durante semanas se convirtió en el símbolo de cómo la UE se ha intentado salvar la manos respecto a este asunto dejando la responsabilidad en manos de los Estados afectados por la llegada de miles de personas procedentes de Siria, Afganistán o Irak. Recomiendo leer lo que tiene que decir Sergio Maydeu-Olivares al respecto.