‘El País’ empuja al PSOE a la gran coalición

En tres días, el buque insignia del Grupo Prisa, tradicionalmente muy cercano a la dirección socialista excepto en los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero, ha publicado dos editoriales y una encuesta que buscan un objetivo: Que el PSOE sea el partido que desbloquee la situación política permitiendo al PP gobernar a cambio de un acuerdo de mínimos. El País enmienda así la decisión adoptada este fin de semana por el Comité Federal del PSOE, del que salió la decisión de decir no a una investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.

Según el sondeo de Metroscopia publicado este lunes, a partir de 1678 entrevistas realizadas entre los días 5 y 6 de julio, ni siquiera la militancia socialista estaría de acuerdo con esta posibilidad. En una nueva muestra de cómo las preguntas van dirigidas a conseguir un tipo de respuesta, el 89% asegura preferir la formación del Gobierno a la repetición de las elecciones, con un 73% de los españoles (74% entre los socialistas) que estaría de acuerdo en que su partido se abstuviera para dejar gobernar a Rajoy a cambio de acordar una serie de reformas.

CapturaMetroscopia

Según Metroscopia, 6 de cada 10 votantes estaría de acuerdo en que el PSOE facilite la formación del Gobierno del PP con su apoyo o abstención (el 55% de los votantes socialistas estaría en esta tesis) y el 48% de los votantes no cree que Pedro Sánchez deba seguir al frente del partido (21% de votantes socialistas).

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El mensaje que se pretende trasladar con los resultados de la encuesta de Metroscopia se completan con dos editoriales publicados en apenas tres días a propósito del papel que debería jugar el PSOE en estos momentos. Un papel que pasa por enmendar la actitud tactista de la actual dirección y, sobre todo, de aprovechar y saber jugar la carta de la abstención para extraer beneficios políticos del apoyo indirecto al PP:

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Por si queda alguna duda, he aquí algunas de las frases extraídas de los editoriales: «Eso es lo que le reclamamos: iniciativa, sacar rendimiento de esa abstención, negociar con el PP desde una posición de fuerza, explicarles a los ciudadanos por qué se hace, en qué condiciones, con qué ventajas. Eso es lo que le reclamamos: salir de la indefinición, del silencio, del tacticismo mediocre y enseñar las cartas, con claridad, con confianza en el proyecto propio, en la contribución que se puede hacer a la sociedad y en el futuro del partido». «Una oleada de pragmatismo invade el cuerpo electoral, cansado de una situación política». «Se trata de unos porcentajes que dejan en evidencia a la dirección del PSOE, que en el Comité Federal celebrado el sábado pasado ha evitado despejar las dudas sobre cuál será su contribución a la gobernabilidad del país, poniendo en evidencia —una vez más— que las rivalidades internas acerca del liderazgo dentro del partido se anteponen a los intereses de los ciudadanos y a las consideraciones de Estado»

El País, por lo tanto, prosigue la vía abierta hace unos días por el ex presidente Felipe González y aboga por que Ferraz facilite que Mariano Rajoy vuelva a ocupar la presidencia del Gobierno por pasiva. En este punto, se descarta la opción activa, es decir, la de entrar en un gobierno de coalición a la alemana, debido, sobre todo, al miedo a que Unidos Podemos use esta opción para presnetarse como la única alternativa posible a un partido, el PSOE, que volvería a confirmar que se siente más cómodo dejándose arrastar por el statu quo que por liderar el cambio.

Queda claro, por lo tanto, que sectores históricos del PSOE y El País, el periódico que todavía leen preferiblemente los votantes socialistas, abogan por que los socialistas pospongan sus opciones de ser gobierno en esta ocasión pactando con el PP una agenda política que habría de concluir, según otras fuentes, con una puesta a punto del texto constitucional y con la convocatoria de elecciones generales en dos años.

No es una mala opción si Ferraz sabe vender esta posibilidad como la única posible para evitar la repetición de las elecciones generales y para «domesticar» a un PP que, recordemos, tendría la ocasión de formar Gobierno tras una legislatura en la que ha aprovechado el rodillo parlamentario de su mayoría absoluta para, entre otras cosas, evitar dar explicaciones de su acción de Gobierno en el Parlamento. Ésa es la tarea que compete armar a Génova, que ya ha dejado caer la posibilidad de sustituir a Rafael Hernando como portavoz parlamentario por alguien con menos ganas de gresca dialéctica.

Como apuntamos tras los resultados electorales del 20 de diciembre, el PSOE todavía es la formación que decide el futuro del país, un logro que afronta en su momento de mayor debilidad interna y con un liderazgo cuestionado por todos los frentes. Así, en estos momentos se enfrenta a varios problemas:

  • Insistimos en la capacidad del PSOE para dispararse tiros en el pie a la menor oportunidad, una posibilidad que gana enteros si se tiene en cuenta la política de tierra quemada que ha realizado el actual secretario de Organización socialista con las distintas federaciones. A menudo se habla de un complot del ‘aparato’ contra Sánchez y se obvia la evidencia: Sánchez formó parte de los equipos de José Blanco por lo que es un hombre surgido del ‘aparato’, apoyado por el ‘aparato’ andaluz y que durante dos años ha pretendido ganar los distintos procesos electorales tirando de personalismo y marketing descuidando el propio funcionamiento del partido. He aquí las consecuencias y por qué hay tantos barones que se la tienen jurada.
  • El PP tiene la legitimidad para tratar de formar Gobierno (no en vano, sacó 52 diputados a su inmediato competidor). Sin embargo, no es cierto que, en estos momentos, la única vía posible sea la de dejar gobernar al PP, como no fue cierto que la única posibilidad de gobierno alternativo al PP en la anterior legislatura pasaba por un acuerdo entre PSOE, C’s y Podemos. Aunque el PP haya mejorado sus resultados respecto a las elecciones del 20D, los números dan para articualr una mayoría alternativa con Unidos Podemos y el apoyo directo o indirecto de los nacionalismos periféricos, una posibilidad que nadie descarta.
  • Unidos Podemos está todavía digiriendo unos resultados adversos en las elecciones por las expectativas creadas. Como hemos apuntado en otros momentos, el partido de Pablo Iglesias debe asentarse y construir una mínima estrutura orgánica eficaz que impida que cualquier revés electorales se lea como una crisis interna en toda regla. Los socialistas tienen un plazo indeterminado para gestionar su posición en el nuevo escenario político y para evitar que Unidos Podemos pueda reconstruirse como la única alternativa política posible a la derecha.

En este contexto, por cierto, llama la atención el papel de C’s y cómo ha perdido el protagonismo que acaparó durante la anterior legislatura. Que Albert Rivera ahora diga que su partido no será un obstáculo para que Rajoy vuelva a ser presidente del Gobierno puede ayudar a hundir un proyecto político en retirada.

CODA. Iván Redondo aporta datos curiosos sobre lo que pudo pasar en la campaña electoral para que las expectativas de Unidos Podemos se vinieran abajo la misma noche del 26 de junio:

«Sánchez captó en la recta final de su campaña casi 700.000 votantes origen Podemos e Izquierda Unida del 20D. Más de 530.000 en el caso de los morados y de 156.000 en el de IU.

El sorpasso lo evitaron fundamentalmente buena parte de los votantes de cambio de hace seis meses. Curioso. Además de 256.000 electores que volvieron de la abstención tras activar la dirección socialista el ya habitual en 37 años de democracia, «Código rojo». Merece una reflexión.

El PSOE tiene actualmente 4.300.000 votos estructurales y, a pesar de esas transferencias de voto no mejoró su resultado electoral porque 560.000 de sus votantes del 20D se fueron a la abstención. ¿Por el acuerdo con Ciudadanos? ¿Por el candidato? ¿Porque no se defiende la «plurinacionalidad» dentro de una España federal como «nación de naciones»? Quién sabe. Pero en las respuestas a estas sencillas preguntas está el futuro del PSOE».

Datos todavía más curiosos si se tiene en cuenta la estimación que Redondo y Llorente realizaron para el 26J. Recordemos: El PP obtendría 122 diputados (15 menos de los que consiguió finalmente); el PSOE, 80 (5 menos); Unidos Podemos 85 (14 más); y C’s 38 (6 más de los que obtuvo finalmente).

Con este matiz y si damos por buenos los datos que aporta, partimos de que el suelo electoral del PSOE todavía está más abajo de lo que se pensaba y que una parte del electorado que votó Podemos en diciembre volvió a su partido «natural», el PSOE, por el acuerdo con IU,  por el liderazgo de Pablo Iglesias, por la consideración de que Unidos Podemos no era herramienta para el cambio o por una combinación de todas estas posibilidades.

Para meditar si otro líder al frente del PSOE hubiera recibido mayor apoyo electoral.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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