Todo paralizado hasta después de las elecciones vascas

Se cumplió el guión. Mariano Rajoy perdió la segunda votación de investidura por el mismo resultado que la del miércoles: 170 votos a favor (PP, CC y C’s) y 180 en contra. Como parece que este año 2016 parece que estamos dispuestos a hacer Historia, este viernes tuvimos otro hito para recordar: Rajoy se convirtió en el primer presidente del Gobierno (en funciones) que pierde una votación de investidura en el Congreso, una situación que no vivieron Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar ni José Luis Rodríguez Zapatero.

Tras la votación de este viernes, se abre un periodo de dos meses que conllevará a la convocatoria de nuevas elecciones si no prospera ninguna candidatura, algo que no está previsto que ocurra hasta, al menos, conocer los resultados de las elecciones autonómicas vascas. La necesidad de llegar a pactos si, como apuntan los sondeos, el PNV no supera el 30% de la representación podría ser la espita que finalmente desatasque la situación en Madrid. Por si acaso, y en clave electoral, Aitor Esteban ya explicitó que el PNV no piensa apoyar al PP en Madrid ni antes ni después del 25S. Veremos.

Hoy, como ayer, siguen abiertas las mismas posibilidades para desbloquear la situación: Una candidatura del propio Rajoy tras garantizarse los apoyos suficientes para pasar la segunda votación, un escenario que, tras la derrota de esta semana, parece más improbable; la de un candidato diferente a Rajoy, una propuesta en la que han confluido el ex presidente Felipe González y el presidente de C’s, Albert Rivera; una alternativa (presumiblemente) liderada por Pedro Sánchez, bien con Unidos Podemos y Cs, bien con Unidos Podemos y nacionalistas periféricos; o la de un independiente que garantice los 176 votos necesarios para ser investido presidente del Gobierno.

Durante las intervenciones de los distintos grupos, no hubo margen para el descanso. Rajoy volvió a solicitar al PSOE que hiciera posible la formación del Gobierno, tras meses de parálisis parlamentaria; Pedro Sánchez se mostró ambiguo ante la posibilidad de liderar, tras el fracaso del PP, una candidatura para intentar ser investido presidente del Ejecutivo: «La responsabilidad de todos y cada uno de los diputados que conformamos todos los grupos parlamentarios que representamos a las fuerzas políticas del cambio el pasado 26 de junio, la responsabilidad que tenemos es la de ofrecer una solución a este país, una solución al atasco político en el que nos ha introducido el candidato Rajoy. No les quepa dudas, si actuamos todos con altura de miras y con generosidad, estoy convencido que encontraremos esa solución. Y no les quepa duda de que el grupo parlamentario socialista formará parte de esa solución».

Estas declaraciones seguramente hicieron temblar los cimientos de las federaciones socialistas, conscientes de la dificultad de echar a Sánchez, absolutamente achicharrado tras dos años al frente de la Secretaría General, en una transición que se aventura dramática. Medios cercanos a la cúpula socialista señalaron que el líder socialista estaría dispuesto a liderar otra candidatura, con los apoyos de «las fuerzas del cambio». Nada se señaló sobre la aversión mutua de Unidos Podemos y C’s, llamadas a ser las formaciones que deberían aceptar su liderazgo.

Durnate el debate previo a la votación, Unidos Podemos instó al PSOE  a salir de la parálisis y a intentar una alternativa, algo en lo que también apelaron los nacionalistas catalanes (17 diputados). Mientras, Albert Rivera, que el miércoles dejó claro que su partido había optado por elegir «entre lo malo y lo peor», pidió disculpas a la ciudadanía por el acuerdo imposible con el PP al tiempo que daba a entender que el acuerdo de investidura caducaba precisamente con la segunda votación fracasada. Es decir: Rajoy entró en el hemiciclo con 170 votos y salió con 137, a los que quizás se sumaría el de Coalición Canaria.

Las palabras de Rivera constituyeron una declaración de intenciones por parte del líder de C’s que le permitió no hacer el ridículo del todo cuando, poco después del resultado de la votación, Moncloa filtró que el Gobierno en funciones había propuesto al ex ministro de Industria, José Manuel Soria, dimitido por el escándalo de los Papeles de Panamá, para ocupar el cargo de director ejecutivo del Banco Mundial. Ahí tenemos la mejor muestra de cómo la dirección del PP premia a lo suyos, sabedores de que la corrupción y las malas prácticas en lo público ya no le pasarán factura en las urnas.

Por si acaso, Rafael Hernando utilizó buena parte de su intervención tras la votación para arremeter precisamente contra C’s, a quien le recordó que Génova no firmaba acuerdos que duraran 15 minutos. Es decir, se volvió a confirmar que Hernando no es la persona indicada para ocupar cargo en el que hace falta mucha cintura y mano izquierda, salvo que Génova esté pensando ya en las próximas elecciones generales. Por si acaso, la dirección se ha reunido este sábado con una idea: Remarcar que Rajoy sigue siendo la persona en la que siguen puestas las esperanzas del partido.

Tras el fracaso de Rajoy nos encontramos, de nuevo, con portadas de la prensa general más interesadas en disparar contra la oposición que con el perdedor de la votación de investidura:

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Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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