Ramón Espinar y la ejemplaridad

Los hechos: El responsable de Podemos en el Senado, inmerso estos días en unas primarias que le enfrentan al sector cercano a Iñigo Errejón y Tania Sánchez, fue señalado este miércoles como propietario de una vivienda de precio controlado escriturada en el año 2011. Con 23 años, Espinar adquirió la vivienda por  146.224 euros más IVA y la vendió poco después por 176.000 euros. En la operación habría ganado 30.000 euros, previo al pago de impuestos correspondientes.

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Tras los datos, la polémica: Espinar se apuntó al programa Vivienda Joven de la Comunidad de Madrid con el objetivo de optar una vivienda de protección social mientras estudiaba la licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración. La oportunidad llegó pronto, tras la adjudicación de unos terrenos públicos del Ayuntamiento de Alcobendas, gobernado entonces con el PSOE, a la cooperativa de Vitra, constructora vinculada a CCOO, en el año 2007.

Sea casualidad, o mala suerte según la perspectiva que se adopte, se había reservado un 15% del total de viviendas para ser designado con discrecionalidad y Espinar fue uno de los beneficiados de esta operación, que ya apesta por los cuatro costados dada la vinculación de su padre con el alcalde de Alcobendas y con CCOO en el consejo de administración de Caja Madrid. Todos imputados en el caso de las tarjetas black de Caja Madrid. Según la CAM, esa designación no tuvo que ver con la presencia de Espinar en el programa referido.

A partir de ese momento, un Espinar estudiante que carecía de ingresos estables realizó unas aportaciones de dinero que llegaron hasta los 60.000 euros justo en el momento de escriturar la vivienda. Esas aportaciones procedían del patrimonio familiar (su padre, su madre y su abuela). Poco después de escriturar la vivienda, Espinar pidió permiso a la CAM para vender el inmueble por la cantidad estitulada por la propia Comunidad de Madrid. El motivo: Como carecía de ingresos, no podía hacer frente a la hipoteca subrogada, con el BBVA, que supone mensualidades de 500 euros. En aquel momento, Espinar trabajaba en la Universidad Complutense de Madrid con una beca de 480 euros.

En la operación, el senador de Podemos obtuvo una plusvalía de 30.000 euros que, libre de impuestos, se quedaron en una cantidad cercana a los 20.000 euros. Éstas fueron las explicaciones ofrecidas en rueda de prensa, en la que quedó claro que la Cadena SER llevaba con este tema semanas y que se llamó al propio afectado con la intención de que proporcionara su versión de los hechos:

En su comparecencia, Espinar se decidió por varias vías de defensa:

  • Explicar los hechos, con zonas oscuras que indican la sospecha de un trato de favor por ser hijo de quien es, lo que le emparenta con la casta que se supone que venía a denunciar: Se le ofreció esta vivienda por su padre y pudo suscribir esta hipoteca por los mismos motivos.
  • Compararse con miles de jóvenes que, según su tesis, vivió algo similar al tener que renunciar a una vivienda de protección oficial por su situación financiera (con declaraciones desafortunadas como señalar que 60.000 euros no es una cantidad escandalosa que una familia puede prestar);
  • Y disparar contra el mensajero, con menciones expresas a Pedro Sánchez y el supuesto complot del poder financiero contra quienes considera amenaza al statu quo.

En este punto, lo único positivo es que Ramón Espinar dio la cara, aunque sus explicaciones hayan resultado confusas: Espinar no entró en explicar en por qué fue él precisamente uno de los elegidos para recibir una vivienda por designación de la constructora y del Ayuntamiento de Alcobendas ni tampoco cómo es posible que el BBVA suscribiera una hipoteca con un ingreso de 480 euros al mes (entendemos que con el aval de su familia). Lo más grave, sin embargo, fue señalar que no pudo renunciar a la vivienda, algo que, según El Español, es incierto.

Hasta el momento no se conoce que Espinar hubiera cometido una ilegalidad. Sí queda claro que con su actuación, ya veremos si se aclara si hubo premeditación para dar un pelotazo de 20.000 euros, el que fuera portavoz de Juventud sin Futuro se une al carro de los que especularon con la vivienda y con dos añadidos más graves: Por un lado, especuló con el precio de una vivienda de protección oficial evitando que otra persona pudiera acceder a ella; por otro, supone un torpedo en la línea de flotación de lo que él mismo ha defendido en la comisión de Vivienda de la Asamblea de Madrid, donde ha sido muy firme contra la especulación inmobiliaria.

Así, el portavoz de Juventud sin Futuro, el del lema «Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo» se postula, pues, como uno de los que participaron en la burbuja inmobiliaria. Tóxico hasta decir basta y un daño gratuito a los millones de ciudadanos que confiaron en sus proclamas de transparencia y el compromiso de hacer las cosas de otra forma.

Cualquiera que haya suscrito una hipoteca en su vida sabe que lo que cuenta Espinar es un cuento chino dirigido sólo a convencer a los que creen en unicornios: Si participaba en una cooperativa, lo normal era ponerse echarse atrás antes de firmar la escritura con la consiguiente penalización económica. Si tenemos en cuenta que en 2011, con los bancos cortando el flujo crédito hipotecario, sólo los perfiles muy solventes encontraban facilidades para adquirir vivienda, es absurdo pensar que un becario que cobraba 490 euros era un cliente solvente para el BBVA. Y lo que tenemos claro es que Espinar pudo suscribir su hipoteca finalmente. Eso le aleja del común de los mortales, con los que buscó comprensión, y le acerca más a aquello por lo que Podemos nació.

Cuando el problema es siempre el mensajero y lo que ocurre en casa

Antes de que Espinar recibiera el respaldo de sus compañeros en Podemos, que secundaron sin fisuras sus explicaciones, el argumento se dirigió al origen de la información. Tanto el señalado como los líderes de Podemos han vuelto a disparar contra el Grupo Prisa y Juan Luis Cebrián, a pesar de que este miércoles El País lleva una entrevista con el líder de la facción de Podemos que aspira al liderazgo del partido en Madrid.

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Según ellos, el objetivo de Prisa ha sido activar la máquina del fango por miedo a lo que representa Podemos (y particularmente la opción que lidera Espinar en Madrid) y no dudaron en citar a Pedro Sánchez como la prueba fehaciente de que los medios de comunicación tienen intereses políticos y tratan de influir en los procesos internos de los partidos políticos. Por supuesto, nadie se ha referido al propio hecho de que la Cadena SER ha dado una noticia cierta y que, salvo el matiz del pago de impuestos, los datos coinciden con los aportados por el propio Espinar.

Sorprendentemente, buena parte de simpatizantes de la formación morada ha comprado esta visión de lo ocurrido, lo que es demoledor de cara al futuro: Da la impresión de que estamos ante grados de exigencia en relación a los comportamientos de los responsables políticos en función sólo de nuestra simpatía política. Como siempre, basta con cambiar el nombre del protagonista e imaginar lo que estaría ocurriendo si el afectado por este asunto fuera una hija de José Luis Rodríguez Zapatero o un hijo de Cristina Cifuentes.

Puesto que hablamos de una información del año 2010, parece claro que estamos ante un caso de fuego amigo que procede de las propias filas de Podemos, que está inmersa en una guerra interna sólo enmascarada por la situación del PSOE. Más señas: Todos los protagonistas (Rita Maestre, Iñigo Errejón y Ramón Espinar) eran compañeros de promoción, se movían por los mismos círculos y se curtieron en los mismos proyectos políticos. A la espera de que la próxima semana se decida quién dirige Podemos en Madrid, podemos afirmar que la candidatura de Espinar está muy tocada.

CODA. Es posible que uno de los problemas a los que se enfrenta la defensa de Espinar tenga que ver con la falta de experiencia ante los trámites que cualquier mortal debe seguir para suscribir la hipoteca de una vivienda. Por ejemplo, Pablo Iglesias vive en el piso de su abuela heredado por su madre e Irene Montero no declaró bienes inmuebles cuando entró en el Congreso de los diputados. El propio Espinar señaló en su rueda de prensa que ahora vive de alquiler (en un piso que, seguramente, costará más que la mensualidad de la hipoteca suscrita), al igual que Alberto Garzón o Iñigo Errejón.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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