Pedro Sánchez ya sólo se comunica con el mundo a través de su cuenta de Twitter, una tendencia creciente a juzgar por la política de anuncios que mantiene el presidente de EEUU, Donald Trump. Es por ello, que el 18 de enero confirmó que no se retira tras postularse Patxi López como candidato a liderar el PSOE, al que no considera su candidato, y dio pistas de cómo será su futuro inmediato:
Un día después, Sánchez confirmó desde su cuenta personal de Twitter que el primer acto para escuchar a la militancia sería en Andalucía, el feudo de Susana Díaz, el 28 de enero. A nadie se le escapa la intencionalidad de un acto de estas características en las narices de la presidenta de la Junta, otro de los nombres que se dan por seguro en la batalla por el liderazgo del PSOE. Recordemos que ese mismo día reunirá en Cádiz a la plana mayor del socialismo andaluz con el objetivo conmemorar los 100 años de la fundación de la agrupación de Alcalá de los Gazules, una de las primeras agrupaciones rurales socialistas, un acto con la presencia de Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano.
Quedaba claro que el 28 de enero sería una fecha clave para pulsar el poder de uno y otra en la CCAA que más militantes tiene. Demasiado bonito para ser real. Apenas unas horas después, Sánchez confirmó que se posponía el acto por un motivo de causa mayor: El partido de fútbol que enfrentará al Betis y al Barça en la capital hispalense (esos pequeños detalles que los equipos que rodean alos candidatos tienen en cuenta a la hora de elaborar estrategias y, sobre todo, calendarios de actuación).
A pesar de est movimiento, que le ha permitido ocupar titulares en los medios digitales, Sánchez no ha hecho el anuncio que se esperaba de él desde que, tras su dimisión, le confirmó a Jordi Évole que sería candidato a la Secretaría General cuando se diera el visto bueno al calendario por parte del Comité Federal. Ese calendario se ha despejado desde hace una semana y lo único cierto es que Sánchez sigue amagando sin confirmar si entrará en la pugna, una actitud que sólo se justifica si tiene dudas de su victoria en las primarias y/o problemas económicos para financiar su proyecto.
Y es que, a la espera de lo que haga finalmente Susana Díaz, que podría haber comenzado a dudar de si dar el salto definitivo a Madrid o no, en plena oleada de manifestaciones en su contra por su gestión sanitaria, sólo hay un dirigente que ha confirmado que se presentará a las primarias socialista. El anuncio de Patxi López sirvió para que el entorno de Sánchez ajustara cuentas ante lo que consideran una traición del ex lehendakari, mientras que López empieza a aglutinar a parte de la dirección que estuvo con Sánchez hasta el final de su mandato, mientras se multiplica la exposición mediática de Alfredo Pérez Rubalcaba, al que se sitúa detrás de la candidatura de López.
Conviene recordar que López pasaba por ser el candidato de Rubalcaba cuando anunció su dimisión como secretario general, a la espera de que el ex lehendakari se animara a dar un paso al frente. Ni él ni Susana Díaz quisieron darlo en aquella ocasión, facilitando la aparición de los tres hombres que se enfrentaron en las primarias celebradas durante el verano de 2014: Eduardo Madina, José Antonio Fernández Tapias y Pedro Sánchez. Ironías de la vida, casi tres años después tenemos a los mismos rostros, aunque en posiciones de partida diferentes.
Nadie sabe si finalmente Sánchez se decidirá a entrar en la batalla, aunque su entorno sí que lo da por hecho. Sí es obvio que su entorno le ha abandonado y, en su mayor parte, para apoyar la candidatura de Patxi López, que insiste en que él no ha traicionado a Sánchez. Este mismo jueves, Rafael Simancas confirmó que él apoyaría al dirigente vasco, que ya goza del favor de la dirigente del PSOE en Baleares, otra ex sanchista ilustre, y del secretario general del PSOE en Castilla y León, CCAA en la que Susana Díaz tiene previstos actos que, según se espera, servirán para pulsar sus aspiraciones a liderar el partido.
De esta manera, parece claro que, en el caso de presentarse, la candidatura de Sánchez haría daño, fundamentalmente, a las posibilidades de López, un movimiento que, a la postre, beneficiaría a Susana Díaz: Habría conseguido ganar unas primarias con competición controlada, es decir, sin necesidad de disputarse de tú a tú el liderazgo con un candidato con posibilidades reales de aglutinar el descontento de las bases.
Es por ello que, desde este blog, volvamos a mostrar muchas dudas sobre las intenciones finales de Sánchez, que bien podrían pasar por eludir su muerte política a través de la negociación de un cargo o de un puesto en el PSOE futuro. Parece que esa negociación podría estar más cerca de López que de Díaz, pero en política casi nada es definitivo.