El anuncio de Sánchez confirma que habrá guerra por el liderazgo del PSOE

Se desveló la incógnita. Pedro Sánchez aprovechó su acto con la militancia en Dos Hermanas, Sevilla, para anunciar que será candidato a las primarias para liderar el PSOE. Ante 1600 personas, el ex secretario general de los socialistas confirmó su candidatura: «Será un honor liderar vuestro proyecto colectivo de amplia base. Será un orgullo liderar vuestra causa, que es mi causa». También cuál será el tono de su campaña, con entonación de La Internacional incluida: «Por un PSOE que cumpla con la palabra dada. Si decimos no a Rajoy, votamos no a Rajoy. La fuerza del PSOE es la fuerza de la izquierda».

Por el momento, hay dos candidaturas confirmadas: La del propio Sánchez y la de Patxi López, el dirigente que, según su entorno, le habría traicionado con su abandono brusco del sanchismo. Todo apunta a que Susana Díaz anunciará la suya próximanente, algo que todo el mundo da por hecho. Mientras, la presidenta de la Junta de Andalucía sigue protagonizando actos con militantes en las federaciones más críticas con su papel durante la semana que acabó con la dimisión de Pedro Sánchez al frente a la Secretaría General. Una de las cita más esperadas, por su simbolismo, el encuentro organizado con alcaldes de toda España en Madrid, epicentro de la campaña de apoyo al sanchismo.

El anuncio del ex secretario general socialista, convenientemente difundido en directo a través de su perfil en Twitter, confirmó los peores augurios respecto a una salida incruenta de la crisis interna del partido desde el pasado mes de octubre: Habrá guerra abierta durante los meses que quedan para la celebración de las primarias y, salvo sorpresa, la contienda será muy dura y fea. Para muestra, la posición del PSOE-A al acto de Dos Hermanas. El secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, defendió el trabajo de la gestora frente a las críticas de Sánchez («desde la gestora hemos hecho una apelación a la calma desde el minuto uno y vamos a seguir haciéndolo porque es nuestra función») y le acusó de engañar a la miitancia («Ya está bien de falacia, de engañar y de demagogia»).

Unas primarias para elegir líder y enfoque ideológico

El proceso interno tendrá como objetivo la elección de un líder llamado a poner orden interno pero también, tras el anuncio de Sánchez, dispuesto a debatir el enfoque ideológico que debe seguir el partido. Durante su intervención, hizo mención a Podemos, al que emplazó a «una alianza de fuerzas progresistas que ponga freno a la derecha y a los populismos», en la línea de lo defendido ante Jordi Évole en Salvados. Sobra decir que Sánchez obvió el trabajo de Eduardo Madina y José Carlos Díez, las dos más caras visibles de la elaboración de la ponencia política que se discutirá en el próximo Congreso federal, previsto para el mes de junio.

Todo apunta a que el gran damnificado de su anuncio será Patxi López, puesto que la campaña de polarizará entre dos extremos: A un lado, Susana Díaz y buena parte del aparato del partido; y al otro Pedro Sánchez, que se presentará exclusivamente con el aval de una militancia muy movilizada que parece dispuesta a ajustar cuentas contra las élites del partido.

El primer paso previsible del sanchismo será eliminar la variable López de la contienda, algo que podría conseguir simplemente destacando las contradicciones del ex lehendakari, que fue uno de los partidarios del «no es no» del partido a Mariano Rajoy hasta el último momento, cuando cumplió la disciplina de partido y se abstuvo en la segunda votación de su investidura.

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Fotografía de EFE

No obstante, conviene tener en cuenta que el PSOE no es del todo un partido previsible, como tampoco lo son sus procesos internos, y ahí está José Luis Rodríguez Zapatero para ratificarlo. De ahí que quede cierto margen para la sorpresa, que puede ser en dos vías: Un apoyo altísimo de Sánchez en la consulta directa a la militancia o precisamente la emergencia de la figura de Patxi López como la alternativa entre los dos polos para no destrozar todavía más un partido que está hecho trizas.

En este sentido, será muy interesante seguir las posiciones final de los pesos pesados del partido, pesos que van más allá de lo que decidan los distintos barones. Desde este punto de vista, recomendamos, de nuevo, tener presentes los resultados de las primarias de 2014, sobre todo por las coincidencias entre la posición defendida por el aparato de cada federación y los resultados que finalmente obtuvieron los tres candidatos que en aquellos momentos se enfrentaron.

Una guerra abierta con difícil conclusión 

Resulta evidente que hay una parte importante de la militancia que se muestra preocupada por las decisiones adoptadas por la gestora y los últimos Comités Federal en relación a esta suerte de bipartidismo de facto que en la práctica parece funcionar en el Gobierno y las instituciones españolas. Poco a poco, sin apenas ruido, se ha ido confirmando una vuelta a la situación previa al tsunami que supusieron las elecciones generales de 2015, en buena medida por la situación interna que a su vez viven C’s y, sobre todo, Podemos.

Estas circunstancias, junto a la evidente moderación en el discuso del PP, más cercano al centro que nunca, ayudan a explicar por qué el PSOE parece haber frenado la caída libre en la que se encontraba desde el pasado mes de octubre, al tiempo que una parte no desdeñable del electorado comienza a valorar que los partidos, en este caso PSOE y PP, hayan encontrado cauces para entenderse y, sobre todo, para tomar decisiones de calado.

En este escenario, la candidatura de Sánchez representa, sobre todo, una herida abierta durante aquella primera semana de octubre que acabó con la dimisión del secretario general y de su Ejecutiva. Los primeros mensajes obligan a pensar que tanto él como buena parte de sus apoyos (entre los que ya no figuran apenas cargos intermedios ni líderes de peso del partido) buscan un ajuste de cuentas con el aparato del partido, que ya estaba abiertamente dividido entre el apoyo a Patxi López o a Susana Díaz.

De ahí que su participación en las primarias, en principio, no sea una buena noticia: Escenifica la división del partido, a la espera de las posibilidades de Patxi López de morder en los dos sectores claramente enfrentados. Si tenemos en cuenta, además, lo que ocurrió tras las primarias que enfrentaron a Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba, es evidente que la victoria de uno de los dos bandos no conllevará paz interna, sobre todo en una contienda que se prevé tan descarnada lcomo ésta.

Por si queda alguna duda, Susana Sumelzo aseguró este lunes que una victoria de Sánchez no conllevaría una purga interna en el partido. Por desgracia, los hechos no acompañan sus declaraciones y procesos internos tan enconados suelen derivar en la depuración de las voces de oposición más significativas, como bien puede documentar la propia Sumelzo tras su «no es no» a Rajoy.

Para los que mantienen que Sánchez es una suerte de ser puro, víctima de las circunstancias, recordemos que ya gestionó, tras su victoria en 2014, la salida de todo aquel que había apoyado a Eduardo Madina, con consecuencias en la elaboración de las listas que concurrieron a las elecciones generales. Su diseño de la dirección del partido explica, en buena medida, la rebelión interna que vivió tras los nefastos resultados del PSdG y del PSE en las autonómicas gallegas y vascas.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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