A falta de unas horas para que acabe el plazo para que voten los 456.443 inscritos de Podemos con derecho a voto, ya se puede hablar abiertamente de una guerra abierta con escasas posibilidades de solución. Este fin de semana, la Asamblea Ciudadana decidirá en Vistalegre 2 la dirección y composición de los liderazgos de Podemos, un partido que, con apenas tres años de vida, ha sido capaz de lo mejor y de lo peor.
La disputa mantiene abierta en canal a la organización desde hace al menos un año ha pasado ya de los círculos cercanos a los medios de comunicación. Durante los últimos días, asistimos con estupefacción a cómo los fundadores de Podemos, además de algunas de las cabezas pensantes más relevantes vinculadas desde el comienzo al proyecto, publican en los medios de comunicación cartas abiertas y reflexiones sobre lo que ocurre en Podemos desde hace meses.
El fin de semana fue el turno de Luis Alegre y su ajuste de cuentas contra el entorno que, ahora, rodea a Pablo Iglesias, al que cita como amigo desde hace dos décadas. Las dimisiones de Carolina Bescansa (otra de las fundadoras) y Nacho Álvarez sirvieron como excusa para entonar un «la culpa de todo la tuvo Yoko Ono», en relación a la excesiva influencia que Irene Montero ejercería sobre su pareja, Pablo Iglesias. Y con ella todo el entorno que procede de las Juventudes Comunistas.
Viñeta de Ricardo publicada en El Mundo
No ha sido el único en hablar de lo que era un secreto a voces desde hace meses. Durante estos días hemos leído las reflexiones de Santiago Alba Rico (fundador en la sombra del proyecto, que volvió a pedir unidad) y de Carlos Fernández-Liria quienes, básicamente, refrendan lo denunciado por Alegre y por buena parte del entorno vinculado a Iñigo Errejón: Iglesias ha dejado de escuchar y, amparándose en la supuesta operación que acabó con la salida de Sergio Pascual como secretario de Organización, comenzó una guerra abierta para depurar a todo aquel vinculado a su número 2. Con el añadido, además, de que por primera vez el número 2 de un partido tiene mejor imagen que el líder.
En el lado contrario, Manolo Monereo denunció las artes de los errejonistas para intentar hacerse con el control del partido (» se trata de una estrategia electoral para derrotar política, orgánica y personalmente a Pablo Iglesias, planificada por un equipo solvente de profesionales y ejecutada multidireccionalmente»). Monereo, cercano a Juan Carlos Monedero, fue uno de los artífices de IU-Madrid que defendieron la alianza con la formación morada. Hoy, los miembros de IU-Madrid que acompañaron a Tania Sánchez en su momento de posicionan a favor de Errejón.
El factor IU
Un vistazo a las posiciones de los distintos líderes y, sobre todo, de los militantes y simpatizantes permite comprobar que no existe nada edificante en lo que está ocurriendo en Podemos y que todos asumen un riesgo real de violencia física entre ellos cuando se den a conocer los resultados de la votación (Alba Rico lo sugería en su artículo en Público).
A los problemas personales a los que nos referíamos en otro post se suma una lucha por el poder áspera y cruda en un partido demasiado joven para estar ya inmerso en esta guerra. Insultos, posicionamientos del secretario de Organización (en teoría neutral) a favor del sector vinculado a Iglesias y escasas menciones al modelo político que cada corriente aspira a representar.
Este martes, Rita Maestre colgó un tuit en el que intentaba enlazar la corriente para la que pide el voto, «Recuperar la ilusión», con el movimiento 15M y no encontró una mejor forma de hacerlo que situar a PSOE e IU como partes de los problemas que alimentaron la movilización. Inmediatamente después fue respondida por Alberto Garzón, quien habló de «falta de respeto», y del propio Carlos Sánchez Mato, concejal de Economía del Ayuntamiento de Madrid y parte del sector IU en Ahora Madrid:
La referencia de Maestre llega después de que Garzón remitiera una carta a Iglesias denunciando las críticas y el intento de desprestigio de la coalición por parte de «distintas facciones» de la formación morada, en relación a los errejonistas. Antes, el número 2 de Podemos había defendido en público blindar el partido ante una posible fusión con IU.
Pareciera, en definitiva, que volvemos al debate que se suscitó tras el pelotazo de Podemos en las elecciones europeas, con el añadido de una fuerte división en el partido llamado a convertirse en el relevo del PSOE. Pareciera que, al final, todo se trate en una de las habituales disputas internas que tradicionalmente mantuvo la coalición (y antes el PCE), con el añadido de haber tenido cinco millones de votos en las últimas elecciones generales y gobernar las capitales más pobladas del país.
Una difícil digestión a partir del lunes
Podemos nació con la idea de ser una organización diferente a la del resto de los partidos políticos españoles. La etiqueta de «nueva política» tenía que ver, precisamente, con unos usos y costumbres diferentes a las que protagonizaban los partidos clásicos, además de una renovación en los mensajes, en las puestas en escena y, por supuesto, en los liderazgos.
Tres años después, Podemos es un partido equiparable a los de la vieja política, con un matiz importante: Carece de estructuras internas suficientes para canalizar la comunicación interna. En tiempos de bonanza, sólo quedaba remar a favor de la ola y aprovecharse de estas estructuras que ayudaban a potenciar sus posiciones. Como han podido comprobar este último año, cuando empiezan los problemas es cuando se echa en falta una estructura orgánica «clásica» y en cierta manera jerárquica para dar cabida, sobre todo, a la discrepancia interna sin riesgo de que esa discrepancia amenace con volar todo el partido.
Viñeta de Gallego y Rey publicada en El Mundo
Por primera vez, el ciudadano medio puede comprobar, de primera mano, el espectáculo tan poco edificante que supone un proceso de lucha interna de un partido por las respectivas cuotas de poder. Incluso IU y el PSOE, partidos más que acostumbrados a dar estos espectáculos públicos, conocían que había líneas que no se podían atravesar, algo que, por cierto, fue lo que Pedro Sánchez se llevó por delante en su entrevista en Salvados: Las siglas y el proyecto están por encima de las personas que lo lideran en un momento concreto.
En este caso, proyecto y liderazgo van íntimamente ligados a la figura de un Pablo Iglesias que parece haber perdido la conexión con la realidad, bien por sus propias convicciones, bien por la elección de equipos, quizás como reacción psicológica ante posiciones de personas con las que mantenía relaciones afectuosas.
Es por ello que sea generalizada la impresión de que estamos ante un proceso interno en el que nadie resultará vencedor. Sea Errejón, sea Iglesias, la dificultad vendrá a partir del lunes, con la gestión de una división fraticida entre corrientes que se han postulado como irreconciliables: «Pase lo que pase, las heridas quedarán», reconocen en privado. Unos y otros asumen que habrá consecuencias cuando se conozcan los resultados de la votación y ya da por hecho que se habrá salida de personas que han estado en el proyecto desde el comienzo y que se han significado en la facción perdedora.
A pesar de que hay varias corrientes en disputa, parece que todo se centrará al final en el apoyo que reciban «Recuperar la ilusión» y «Podemos para todas» (la corriente de Iglesias), además de la incidencia final de «Podemos en Movimiento» (la de la Izquierda Anticapitalista, especialmente importante en Andalucía).
En el momento de elaboración de este post, no había datos que hagan presuponer un apoyo masivo a una corriente, por lo que es posible que al final las cosas estén bastante más iguladas de lo que parece. De ahí el intento de los errejonistas de impulsar la opción de Iglesias como secretario General pero con la suya como modelo organizativo #VotaEquipoÍñigoyPabloSG; la estrategia fue rechazada sin paliativos por los afines a Iglesias, con acusaciones de intento de mentir deliberadamente.
Podemos nació en 2014 para aprovechar la ventana de oportunidad abierta por el malestar ante el funcionamiento de un bipartidismo imperfecto que funcionó en la política nacional desde la Transición política. Es muy probable que esa ventana se haya cerrado ya y que este tipo de actitudes sirvan para clausurarla un poco más cada vez.
Pingback: Iglesias asume la estrategia de Errejón de acercamiento al PSOE | La última en llegar