Este sábado se reúne el Consejo Ciudadano Estatal que decidirá la composición de la Ejecutiva de Podemos con la distribución de mayorías resultantes de la Asamblea Ciudadana celebrada en Madrid el pasado fin de semana. Aunque no hay nada oficial, hay pocas dudas de que se consumará el desplazamiento de Iñigo Errejón y de buena parte de los dirigentes errejonistas de los órganos de decisión del partido a pesar de las peticiones para que el CCE respete la proporcionalidad resultante de las votaciones.
Desde el lunes, el propio Pablo Iglesias ha trasladado esta idea en mitad de mensajes en los que ha alabado el trabajo de Errejón, sobre todo en las instituciones, y del quien dijo esperar que permanezca en la primera línea. Como nada es casual, merece la pena enfatizar la referencia a la labor parlamentaria de Errejón en un momento en el que Podemos se plantea asumir una posición más combativa en el Parlamento (como demostró Iglesias esta semana) y volver a la calle para aumentar la presión social.
Viñeta de Canyissà publicada en La Vanguardia
Así, las buenas maneras y los mensajes conciliadores de los primeros días de la semana se volvieron avisos directos de Iglesias a su número 2 a propósito de utilizar a los medios de comunicación para ejercer presión de cara a la composición de la Ejecutiva: «Ya he señalado varias veces que un error que hemos cometido en el pasado es tratar de condicionar los debates a través de los medios de comunicación». En este punto, no se descarta que las intervenciones de Errejón en los medios se vean sustancialmente reducidas.
Este jueves, se filtró que la próxima semana será Irene Montero, actual portavoz adjunta de Podemos en el Congreso, quien pregunte al Gobierno en la sesión de control. Se trató del gesto más evidente de que Errejón será desplazado de su cargo como portavoz parlamentario, a lo que se sumaría también su sustitución en la Comisión de Secretos oficiales, cargo que podría asumir el propio Iglesias.
En buena parte de las quinielas, y tras señalar Iglesias la necesidad de dar voz a las mujeres del partido, se da por supuesto que la gran beneficiada será Irene Montero, que este viernes protagonizó la portada de la revista Tiempo, al más puro estilo Juego de tronos.
Como los medios tampoco dan puntada sin hilo, conviene centrarse en la manera en la que la revista presenta a Montero: Procedente de las Juventudes Comunistas y, sobre todo, como la Yoko Ono que roto la amistad entre Errejón e Iglesias. Unos calificativos que contrastan, por cierto, con la gran sonrisa que despliega la dirigente de la formación morada en la fotografía de portada y que, suponemos, no habrán hecho ninguna gracia al pablismo.
Todo parece indicar, por lo tanto, que lo que escribimos hace una semana está hoy plenamente vigente: «Es por ello que sea generalizada la impresión de que estamos ante un proceso interno en el que nadie resultará vencedor. Sea Errejón, sea Iglesias, la dificultad vendrá a partir del lunes, con la gestión de una división fraticida entre corrientes que se han postulado como irreconciliables: “Pase lo que pase, las heridas quedarán”, reconocen en privado. Unos y otros asumen que habrá consecuencias cuando se conozcan los resultados de la votación y ya da por hecho que se habrá salida de personas que han estado en el proyecto desde el comienzo y que se han significado en la facción perdedora».
Han pasado apenas unos días de la derrota sin paliativos del proyecto que encabezaba Errejón y ya se asume que la gestión post-Vistalegre II será muy complicada, sobre todo si, como parece, el sector ganador decide ajustar cuentas con el errejonismo. Con este escenario, llama poderosamente la atención la actitud adoptada estos días por el secretario de Política de Podemos, cargo que presumiblemente desaparecerá este sábado, que quizás esté esperando a conocer la composición de la Ejecutiva para tomar la decisión de presentar su dimisión.
Tanto el aviso de Iglesias, instándole a dejar de presionar a través de los medios, como los movimientos ejecutados antes incluso de la votación en el Consejo Ciudadano hacen pensar en una resolución de la crisis que, en principio, no beneficia a los intereses electorales de Podemos respecto a los caladeros más moderados.
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