Durante los primeros meses de la legislatura se han cruzado al menos dos circunstancias que explican buena parte de los resultados de los sondeos sobre intención de voto que han aparecido en las últimas semanas: La existencia de una suerte de gran coalición de facto entre PP y PSOE, a la espera de lo que ocurra en las primarias socialistas, y los procesos internos de los distintos partidos, con diferente resultado.
Los congresos de C’s y del PP acabaron como empezaron, sin apenas discrepancia interna y con la maquinaria bien engrasada en un solo objetivo, una situación que contrasta enormemente con lo ocurrido en el de Unidos Podemos, cuya organización comienza a dar sus primeros pasos tras la defenestración de Iñigo Errejón y de buena parte de los responsables del partido durante su primera etapa de vida.
Falta conocer el tono del proceso que emprenderá el PSOE en estos meses para consumar este retrato de país que, a priori, parece favorecer a los intereses del centro derecha (no olvidemos que el electorado español suele castigar la discrepancia interna, a menudo considerada una jaula de grillos).
Esta tendencia es la que recoge el sondeo del GESOP para El Periódico, que sitúa la suma de PP y de C’s muy cerca de la mayoría absoluta. Y todo ello en un contexto de cierta estabilidad en la intención de voto respecto a las elecciones de junio de 2016, con C’s en ascenso y con el PSOE aguantando mejor de lo que se esperaba dada su precaria situación interna.
De acuerdo con los datos del GESOP, a partir de 1400 entrevistas realizadas entre los días 29 y 22 de febrero, es decir, con el congreso de Podemos ya finalizado, el PP sería el partido más votado con un 32.2% de los votos (-0.8 puntos respecto a las elecciones del 26J) y con una atribución de escaños muy parecida a la actual: Le atribuye entre 135 y 138 diputados (entre dos menos o uno más que los 137 actuales).
Los populares sacan 11 puntos a su inmediato competidor, que se dirime en una pugna directa entre el PSOE y Unidos Podemos. Los socialistas se moverían en torno a 21.1% de los apoyos (-1.6 puntos si lo comparamos con la representación del 26J) y podría perder hasta seis escaños de los 85 que tiene en la actualidad. Por su parte, Unidos Podemos se estanca en el 21.7% de los apoyos, que se traducirían en 71-74 diputados, lo que permite arrojar dos conclusiones: La formación que lidera Pablo Iglesias no ha aprovechado el momento de extrema debilidad del PSOE para atraer a su electorado crítico y la segunda plaza dependería del planteamiento de la hipotética campaña electoral que realizarían ambas formaciones.
C’s, con el 14% de los apoyos, se convierte en el partido más beneficiado de la situación actual: gana un punto en intención de voto que le permitiría pasar de 32 a una horquilla de entre 34 y 38 diputados. Si nos centramos en las horquillas máximas, la suma de PP y C’s daría los 176 escaños que garantizan la mayoría absoluta.
El GESOP recoge también que ERC obtendría el 2.8% de los votos y entre 9-10 diputados (faltaría conocer el resultado de Podem en Comú para saber si sería la primera fuerza catalana en el Congreso o no) mientras que el PdeCat se movería en torno al 1.4% de los votos y entre 5-6 escaños.
En voto directo, Unidos Podemos aparece como el partido con mayor grado de movilización: el 19% señala que votaría por sus siglas si hoy hubiera elecciones. El
porcentaje, sin embargo, no oculta el hecho del escaso margen de crecimiento que tiene el partido en estos momentos, lo que nos hace suponer que en un contexto PSOE-Unidos Podemos es posible que los socialistas fueran beneficiados con un planteamiento de campaña bueno. Según el GESOP, los socialistas tienen un 13.2% de voto decidido (casi 8 puntos menos que la estimación de voto final).
El PP, con el 17% de los apoyos, se sitúa como segunda opción en este sentido, mientras que C’s registra un porcentaje de 8.2%. La noticia, de nuevo, vuelve a ser la enorme masa de votantes (35.6%), que se inclinaría por el voto en blanco o nulo (3.6%), la abstención (8.5%) o la indecisión (23.5%). Como solemos decir, es este caladero de votos el que al final decidirá el signo de los resultados electorales, con especial mención a esa pugna personal entre socialistas y Unidos Podemos.
En términos de fidelidad de voto, el PP vuelve a ser el partido de implantación estatal que mejor dato obtiene entre sus electores (74.1% votaría por sus siglas en el caso de elecciones). Le siguen Unidos Podemos (71.6%) y, ya lejos, PSOE (56.8%) y C’s (53.5%). Conviene retener estos datos porque, si los relacionamos con el porcentaje de voto no declarado, es muy posible que los electores críticos de estos dos partidos se encuentren precisamente en ese grupo de votantes. De su capacidad de movilización y de convencerles dependerá, al final, los resultados electorales.
El GESOP pregunta por la valoración de líderes nacionales y, como Simple Lógica, incluye a los tres nombres que suenan para hacerse con las riendas del PSOE. Como en aquel sondeo, Patxi López aparece como el mejor valorado (4.4 puntos), sólo superado por Albert Rivera como líder nacional (4.5). Pedro Sánchez recibe un 4.1 y Susana Díaz, con un 3.5, cierra la cola con permiso de Mariano Rajoy (3.3). Entre los nombres de Unidos Podemos, Iñigo Errejón (4.3) recibe mejor valoración que Pablo Iglesias (3.6).
El 74.5% define la situación política como mala o muy mala y destaca la escasa capacidad de los partidos para dar confianza. El 67.2% señala sentir poca (13.7%) o ninguna (53.5%) confianza en el PP, porcentaje que cae al 61.4% en el caso de Unidos Podemos (el 14.1% asegura sentir poca confianza y el 47.3%, ninguna).
C’s vuelve a ser el partido mejor situado en el reino de los ciegos: El 50.7% señala sentir poca (15.4%) o ninguna (35.3%) confianza en ellos, mientras que el 59.1% se pronuncia de igual manera respecto al PSOE. Por buscar un dato positivo para los intereses socialistas, el 25% asegura sentir poca confianza (el mejor dato de los que recibe el resto de formaciones) y el 34.1% ninguna. Esto refuerza la idea de que es posible que haya una masa importante de votantes que están esperando que el PSOE acierte respecto a su futuro como partido para volver a darle su confianza.
Debate identitario
El GESOP pulsa la opinión de los ciudadanos ante el procès. Así, el 52.1% considera que el juicio abierto contra el ex p residente de la Generalitat Artur Mas por la convocatoria del referéndum en noviembre de 2014 tiene una causa política (el 38.6% mantiene que de fondo hay causas legales).
En cuanto al futuro del proceso, el 41.7% de los ciudadanos en el conjunto del Estado estaría de acuerdo en que se encauzara el conflicto a través de una reforma de la CE que hiciera realidad la idea de España como Estado federal (el 45% rechaza esta posibilidad). En Cataluña, los partidarios del sí suben al 59.5% (29.4% los que no ven salida a esta posiblidad). Por recuerdo de voto, los votantes del PP (71.7%) y de C’s (79.8%) son los partidarios del no frente a los del PSOLE (51.1%) y Unidos Podemos (71.1%), que se muestran a favor de esta opción.
El 33.9% de los electores españoles estaría de acuerdo en que se celebrara un referéndum en Cataluña para que los catalanes decidan su encaje en el Estado (el 61.5% se muestra en contra). En Cataluña, las posiciones son diametralmente contrarias: El 71.9% estaría de acuerdo en la convocatoria del referéndum, una opción que rechaza el 26.1% del electorado. Por recuerdo de voto, sólo los votantes de Unidos Podemos (73.3%) respaldan esta posibilidad frente a las opiniones en contra de los electores del PP (86.3), C’s (79.8%) o PSOE (66%).
Sobre la posibilidad de que el conflicto se encauce mediante una mejora en la financiación en Cataluña, el 54.7% de los votantes en España niega esta opción (30.9% se muestra a favor). En Cataluña volvemos a tener opiniones a la inversa: El 72.5% comparte esta opción y el 17.6% la niega. Si cruzamos la variable recuerdo de voto, los partidarios del no se ubican entre el electorado del PP (67.3%) y de C’s (62.6%). El PSOE se divide entre partidarios a favor y en contra de esta posibilidad (40.8%) y los de Unidos Podemos (45.8%) se declaran en mayor medida a favor, aunque con un porcentaje significativamente menor que los partidarios de usar las otras vías para resolver el problema.
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