Tras las elecciones generales de 1996, Felipe González aseguró que le había faltado un semana más para poder sacar más votos que el PP, que ganó por la mínima, a pesar de los sondeos sobre intención de voto. El ex presidente del Gobierno se había volcado durante la campaña electoral y, en cierta forma, le había dado la vuelta a las encuestas con una movilización que, especialmente en el centroderecha, resultó una sorpresa.
Algo de esto podría estar ocurriendo en Francia. Faltan 16 días para que se celebre la primera vuelta de las elecciones presidenciales y la campaña electoral ya nos permite arrojar conclusiones: Por un lado, la subida imparable del candidato de La France insoumise, Jean Luc Melénchon, que se sitúa en el 16.3% de los votos de media (+2 puntos respecto a hace una semana), con sondeos, como el de Terrain, que le sitúa en el 19.5%, por delante del candidato de Les Republicáins, François Fillon. Esta subida se explicaría por la fuga de votos del PS y por el convencimiento de indecisos/abstencionistas, el nicho electoral con opciones de ser movilizado en todas las campañas.
Los datos confirman que Melénchon, que está capitalizando el efecto de la campaña, habría subido 4.7 puntos respecto al 11.2% de media registrado hace un mes, en buena medida gracias a la fuga de votos que sufre el Partido Socialista (los mismos 4.7 puntos respecto a la media registrada el mismo día, a comienzos del mes de marzo).
Así, Melénchon se encuentra muy cerca de duplicar las estimaciones que los sondeos le atribuyen al candidato socialista, Benoït Hamon, que cae por debajo del 10% de intención de voto (9.5% de media según los últimos trackings publicados, con sondeos, como el de Odoxa, que le atribuye un 8% de intención de voto, -1.4 puntos en comparación con los datos que registramos el viernes pasado). El tono de la campaña, el desarrollo de los debates electorales y los pronunciamientos públicos a favor de Emmanuel Macron no hacen sino ampliar la hipótesis de que es el único candidato de izquierdas con posibilidades en esta campaña.
En el recuerdo quedan los intentos de que cristalizara un frente de izquierdas ante las presidenciales y, también, la posibilidad de que Hamon, en el último momento, se retirara y pidiera el voto para Melénchon. Si bien esta opción plantearía la posibilidad de que un candidato de centroizquierda pudiera disputar la segunda vuelta de las presidenciales (si bien conviene tener en cuenta que en política casi nunca 1+1 da 2 como resultado), en la práctica sería un suicidio para las aspiraciones que el PSF pudiera tener de cara a las legislativas.
En este punto, y con estos porcentajes de voto, queda claro que la disputa por la hegemonía de la izquierda cae del lado del candidato de La France insoumise, el gran favorito entre el electorado si lograra pasar a la segunda vuelta. Según datos del sondeo de Terrain, Melénchon obtendría el 68% de los votos si se enfrentara con Le Pen en segunda vuelta (el 63% si su rival fuera Fillon y perdería con un 43% frente a Macron); si se compara con los resultados que lograría la candidatura de Fillon en segunda vuelta frente a Le Pen, el candidato de la izquierda le supera en 6 puntos (Fillon obtendría el 62% de los apoyos frente a Le Pen). Así, el único candidato que le superaría sería Macron, que le ganaría con un 57% que se convertiría en 70% si la rival fuera Le Pen.
En cuanto al resto de candidatos, encontramos dos tendencias claras: La estabililidad de los datos que recibirían Le Pen y Macron, con un 24.5% para la candidata del FN en comparación con el 24.75% que obtendría el ex ministro de Finanzas del presidente François Hollande (-0.6 puntos respecto a la semana pasada); y la caída en expectativa de voto de Fillon, que se movería en torno al 17.9% de media (-0.4 puntos). Por primera vez desde hace meses, esta semana no ha tenido que hacer frente a ningún escándalo económico aunque sí al malestar, en forma de lanzamiento de harina, de electores.
Mientras, como apuntaba @Cierzo_bardener en un post este jueves, queda por ver si Macron puede seguir manteniendo el discurso vacuo y atrapalotodo con el que ha revestido toda su campaña, y, de cara a la segunda vuelta, cuál será el comportamiento del votante de clase trabajadora (que es el que podría estar movilizándose en las últimas semanas a favor de Melénchon). Será interesante ver si Le Pen sigue modulando su discurso para atraer a este caladero de votantes, muy críticos con la evolución de la UE y , sobre todo, con las consecuencias que la transnacionalidad ha provocado en su vida cotidiana.