Mélenchon confirma que hay partido a una semana de las elecciones

Lo hemos señalado desde hace un mes: Jean Juc-Mélenchon era el único candidato que estaba sabiendo aprovechar las circunstancias para aumentar sus expectativas de voto. A una semana de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, confirmamos que hay partido y que, en esta ocasión, y para romper la dinámica de las últimas citas electorales en Europa, puede ser un partido de extrema izquierda el que esté recibiendo buena parte del voto de castigo a la política tradicional en Francia.

Los trackings electorales publicados a lo largo de esta semana, la primera de campaña electoral oficial, confirma la tendencia que dibujamos a lo largo del mes de marzo y a comienzos de abril: El candidato de La France insoumise podría dar la sorpresa tras constatarse un avance de cinco puntos puntos en apenas un mes, una marca que ha quedado de nuevo obsoleta durante estos días y que explica, mejor que cualquier cosa, por qué el leitmotiv de su campaña ha pasado a ser «Remontada» (en español), en clara alusión a lo que protagonizó Podemos antes de las elecciones generales de 2015.

De acuerdo a los últimos datos publicados, Mélenchon se mueve ya en torno al 18.5% de intención de voto de media, +2.2 puntos respecto a hace una semana, una subida que tiene efectos directos en las expectativas de voto de los candidatos que, tras el Penelopegate, se confirmaban como los seguros pagan para disputarse el Elíseo en la segunda vuelta.

El líder de En marche!, Emmanuel Macron, obtendría el 23.1% de los votos de media, -1.6 puntos respecto a los datos de la semana pasada. Si tenemos en cuenta que el PS sigue sin recuperar expectativa de voto, no parece descabellado pensar que buena parte de ese voto podría estar llegando a Melénchon, que confirma su músculo en la calle y que no deja de protagonizar actos de campaña multitudinarios (70.000 personas en Marsella, a los que hay que sumar el efecto potenciador de los mítines con hologramas). Una barbaridad si se compara con la escasa movilización de los partidarios de Macron quien, a falta de estructura orgánica, multiplica sus apariciones en los medios de comunicación y las redes sociales.

Macron, que aparece como el favorito para pasar a la segunda vuelta en dos de las seis encuestas publicadas (en otras tres empata con Le Pen), podría ser el principal damnificado si se consuma la fuga de votos del PS hacia el voto útil con el objetivo de quién la segunda vuelta sea una disputa tradicional entre la izquierda y la derecha. Los últimos datos confirman que parece que hay una vuelta a los porcentajes de voto que se manejaban inmediatamente antes de los escándalos protagonizados por Fillon, cuando parecía claro que la segunda vuelta pasaría por elegir con la nariz tapada entre la ultraderecha o una derecha muy conservadora.

También sufre Marine Le Pen, que cae al 22.8% de intención de voto de media, -1.7 puntos respecto a hace una semana, -2.2 puntos respecto a los sondeos publicados en febrero y
-5.2 puntos si todavía centramos más el foco y pensamos que Elabe, hace dos meses, le otorgaba un 28% de intención de voto el próximo 23 de abril. Durante los próximos días se comprobará en los trackings electorales el efecto de la decisión de la justicia francesa de pedir al Parlamento Europeo que levante la inmunidad parlamentaria a Le Pen, una medida que llega en la recta final de la primera vuelta de las presidenciales.

El efecto de este anuncio no ha llegado a los datos demoscópicos que analizamos en este post. Los sondeos sí descuentan las consecuencias de sus declaraciones en torno a la posición francesa ante los judíos,  una de las obsesiones de su padre, Jean Marie Le Pen, y que le podría estar pasando factura a lo que parece una campaña diseñada precisamente para hacer olvidar esos lastres ideológicos.

Esta viñeta, publicada por el diario de izquierdas Liberation hace unos días, confirma el daño que este tipo de declaraciones podría estar haciendo a sus aspiraciones en la recta final de una campaña en la que, en general, ha evitado declaraciones de trazo grueso impopulares o que permitieran alimentar la idea de que lidera un Frente Nacional anclado en un pasado en el que, como se demostró en 2002, había un techo electoral muy claro, con o sin cordón sanitario para evitar una eventual victoria en la segunda vuelta.

El caso de François Fillon vuelve a ser muy curioso. Tras unas semanas en las que no han vuelto a aparecer acusaciones de corrupción, sus aspiraciones parecen recuperarse respecto a la semana anterior. Hoy se movería en torno al 19.1% de los votos de media (con sondeos que le sitúan en el 17%), +1.2 puntos respecto a nuestro post anterior. Un porcentaje que, a la espera de confirmar si hay voto oculto o no, podría impulsarle al lugar que se esperaba de él cuando fue elegido candidato en las primarias de Les Republicáins: Disputando la segunda vuelta a la ultraderecha.

En el caso del líder del Partido Socialista, Benoït Hamon, parece que se confirma el desastre: Sus expectativas de voto siguen bajando progresivamente (8.3% de media en esta ocasión, -1.2 puntos respecto a la semana pasada), -6 puntos respecto a los datos que le otorgaban los estudios a comienzos de febrero. La estocada final llegó esta semana del propio Hollande, que pareció pedir el voto para Macron amparándose en la necesidad de renovación: «Hay que dar confianza a los franceses, que esperan la renovación política».

El establishment empieza a fijarse en Melénchon

En campaña, existen dos variables para medir si las expectativas de los candidatos son reales o no: Por un lado, la presencia masiva en mítines y actos políticos auguran una movilización que podría ser clave en la recta final. Por otro, que los medios de comunicación, sobre todo los de más audiencia, pongan el foco en el político en cuestión.

Ambas circunstancias se están dando en Francia en estos momentos y Mélenchon ha pasado de un candidato casi pintoresco a convertirse en el objetivo de los argumentarios del resto de sus contrincantes y de los poderes fácticos, que auguran que se disparará el déficit público y la deuda si el líder de izquierdas llega el Elíseo con el programa con el que se presenta.

Durante toda la semana, las principales cabeceras han dedicado reportajes y editoriales a Melénchon, en general con un tono muy crítico y alertando de la posibilidad de una segunda vuelta en la que hubiera que elegir entre él y Le Pen. Así, se ha comparado su programa electoral con la Venezuela chavista por parte de la prensa más escorada a la derecha e incluso el presidente, François Hollande, obvió cuál es su papel para señalar que estaba muy preocupado por los acontecimientos de las últimas semanas: «Hay un peligro frente a las simplificaciones, frente a las falsificaciones, que hace que se mire el espectáculo de un tribuno más que el contenido de su texto (…). Esta campaña huele mal».

Existen motivos para esta preocupación: Las empresas demoscópicas manejan que a estas alturas hay un 36% del electorado que señala que podría cambia el sentido de su voto (Ipsos), entre un 30-40% que no declara su intención de voto, y todo ello mientras se prevé una abstención histórica (66% de participación, muy lejos del 80% de media que se registra desde 1965). Durante estas semanas, sin embargo, parece que hay cierta movilización que va directamente unida a la impresión de que existe un candidato diferente y con opciones reales de llegar a la segunda vuelta. De ahí que, a una semana de las elecciones, todas las quinielas sean posibles.

El cordón sanitario contra Le Pen, también con Melénchon como candidato

A estas alturas de la campaña, existe la duda razonable de si se respetaría el pacto tácito de apoyar electoralmente a cualquier candidato que se enfrente al Frente Nacional en la segunda vuelta. Las declaraciones de los candidatos y de sus terminales de influencia contra Mélenchon hacen pensar en que ese apoyo expreso no está tan asegurado como parece. No hay dudas, sin embargo, entre el electorado.

Según datos de Elabe, si la segunda vuelta obligara a elegir entre el líder de La France insoumise y la presidente del Frente Nacional, Mélenchon ganaría con un 61% frente al 39% de Le Pen; también sería el más apoyado si el rival en segunda vuelta fuera Fillon (59% frente al 41%). Sólo en el caso de que Melénchon se enfrentara a Macron, los porcentajes serían negativos para el líder de izquierdas: 45% frente al 55% que recibiría Macron. En ningún caso, Le Pen sería presidenta: Frente a Macron perdería con un 36% de los apoyos y frente a Fillon conseguiría el 42%.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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2 respuestas a Mélenchon confirma que hay partido a una semana de las elecciones

  1. Se agradecería un poco más de rigor, Melenchon es socialdemócrata (de los de la vieja escuela, esto es, una rara avis), de extrema izquierda nada.

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