Podemos persiste en sus errores de comunicación

… y también de estrategia. Tras una semana en la que la noticia pasa por un PP noqueado debido a la detención de algunos de sus hombres fuertes en Madrid, con conexión con los ministros de Interior y de Justicia incluidos, Podemos ha tenido que buscar su cuota de protagonismo con un gesto, otro más, mal diseñado. Forma parte del abc de estrategia política: Mide bien los tiempos. Si tu rival tiene problemas internos, como los que estos días han caído sobre el PP, mantén perfil bajo y ve subiéndolo poco a poco cuando percibas que tu rival ya no se desangra y que la atención ya no está puesta por completo en él. Podemos ha decidido también ser creativo en esto y aliviar el peso sobre el PP protagonizando un sainete con la Cadena SER como protagonista invitado.

Los hechos. Este martes se confirmó el rumor. Iñigo Errejón ya no será la voz del partido en la tertulia de políticos de Hora 25, en la Cadena SER, una sección que puso en marcha Angels Barceló cuando presentaba A Vivir que son dos días, y que se caracterizó por dos
rasgos: Siempre fue una tertulia de nivel y a ella acudían los representantes de los partidos políticos con más capacidad de explicación y de debate.

Según explicó en antena Angels Barceló, se habían producido negociaciones entre la cadena y el partido para que Errejón siguiera en la tertulia, tal y como lleva ocurriendo desde los últimos tres años, a lo que el partido se había negado con varios argumentos: Ya no representa la opción mayoritaria del partido y, además, se buscaba la rotación de las portavocías y la feminización. En la práctica, Errejón quedaba desplazado y la voz del partido sería ahora Irene Montero, algo a lo que Hora 25 se había negado con un argumento indiscutible: La sección es suya y ningún partido político puede imponer a quién invitan.

A partir de ahí, cruce de declaraciones entre la SER, que aseguraba que Podemos había prohibido a Errejón acudir a la tertulia, y de Podemos, que acusaba a la SER de ser correa de transmisión de Juan Luis Cebrián y de vetar a Montero porque ella era capaz de decir las verdades que afectan a una de las obsesiones personales de la formación.

El esperpento definitivo se produjo antes de que arrancara la tertulia, cuando Montero se presentó en el Museo Reina Sofía, lugar en en el que se había desplazado la tertulia, para participar en la tertulia. Desde el programa le recordaron que no había sido invitada y que, como mucho, podría asistir como público pero no como interviniente. Como respuesta, Montero grabó un vídeo aficionado en el que explicaba que había sido vetada para luego exponer las razones que, a su juicio, cimentan dicho veto.

Ante la decisión de la Cadena, Podemos tenía tres opciones: Por un lado, aceptar la petición de la SER para que Errejón siga siendo su portavoz; por otro, proponer otro portavoz diferente a Errejón y Montero; o negarse a asumir la petición de la SER y no estar en dicha tertulia, limitándose sólo a dar las entrevistas de portavoces cuando lo deseen o crean oportuno. A lo que no tiene derecho es a imponer a un portavoz contra la opinión de la propia cadena, algo que sabrían si tuvieran profesionales gestionando la comunicación o asesores, no grupies con sueldo, capaces de orientar a sus jefes para obtener mejores resultados de su propia relación con los medios.

La nefasta gestión en comunicación ha tenido una consecuencia directa: El día en el que el ministro de Interior admitía que había recibido una llamada de González para tomar un café (y se entiende que para hablar de su situación procesal), con lapsus incluido, y tras el ingreso en prisión del hijo de Jordi Pujol, Podemos desaprovecha los argumentos que llenan de contenido su campaña sobre la denuncia de «la trama» y opta por una patatela de patio colegio basado en varios errores:

  • Irene Montero no es una política amable. Sus comparecencias y declaraciones a menudo proyectan agresividad que suele acompañar con su lenguaje corporal. Hay quien señala que tanto ella como Iglesias se han mimetizado de tal forma que ya es difícil distinguir cuándo habla uno u otra. Sea como fuere, su tono mitinero puede resultar útil en un mitin o en una entrevista complicada, pero no en una tertulia en la que se hace un intento por llevar a políticos que no se limiten a soltar el argumentario de turno de su partido en ese momento. Así, siempre se ha optado por la calidad, y ahí estaba como invitada Uxue Barkos, como representante de Na-Bai, con un diputado en el Congreso, o de Gaspar Llamazares, cuando IU tenía dos escaños. En los últimos años, Aitor Esteban (PNV, 5 escaños) es uno de los políticos permanentes, al igual que Errejón, incluso antes de ser diputado.
  • Uno de los grandes problemas que está detrás de este conflicto es la falta de portavoces de nivel en Podemos. A pesar del intento de proyectar cierta imagen de horizontalidad o de dar cancha a políticos sin experiencia previa, lo cierto es que Podemos siempre ha pivotado sobre la exposición de 5-10 personas, capaces de defender bien la posición del partido en una entrevista o tertulia, que se han reducido sustancialmente tras el resultado de Vistalegre y la criba posterior. Eso explica por qué Irene Montero está, literalmente, en todas partes, sólo apoyada por Pablo Echenique o Rafael Mayoral en los medios.
  • Pese a lo que los fans de Podemos puedan creer, existe una relación mucho más estrecha de lo que parece entre la prensa y la acción del partido. Por un hecho simple: Sin la prensa, afín o contraria, Podemos no existitía para el gran público (ese que, recordemos, según el CIS no se informa por las redes sociales sino por los medios tradicionales). A menudo la relación entre el partido y los periodistas que siguen la actividad de dicho partido es muy estrecha y está plagada de favores mutuos: Dame una entrevista y cuando pongas en marcha una campaña yo estaré ahí; Fulanito ha dicho X y no podemos desmentirlo en público así que lo hacemos con un off the record; se nos ha ido la hora para la convocatoria de prensa o ha pasado algo que nos ha hecho tener que convocar un domingo a las 17 horas, sé que es una faena pero por favor ven para cubrir nuestra reacción; nos interesa sobre todo este canutazo a Menganito, sé que es una faena, pero dale un poco de cancha, etc.
  • De ahí que sea absurdo que Podemos insista en enemistarse con los medios, especialmente con los ubicados en el centro-izquierda del espectro ideológico que es donde están los caladeros de votos a los que se supone que se dirigirán en los próximos procesos electorales. Si Podemos decide no estar en Hora 25, esto se traduce en un espacio menos en el que poder confrontar con el resto de partidos y trasladar su mensaje.
  • En este caso, llama todavía más la atención la torpeza del equipo de Pablo Iglesias en dos sentidos: Por un lado, en el evidente silenciamiento de Errejón y de toda la corriente que perdió Vistalegre II (más de un tercio de los militantes de la formación, recordemos); por otro, la teatralización de un espectáculo que parece el de críos de 15 años que no asumen que no tienen por qué ser el centro del mundo aunque su entorno así se lo repita. Y todo ello cuando, insistimos, el foco estaba puesto en el PP y en sus problemas con la corrupción.

Tras este martes, ha quedado claro que Hora 25 no quiere a Montero como la representante de Podemos en la mesa de políticos, una decisión a la que tiene todo el derecho como empresa privada que organiza los contenidos del programa que más le interese o crea que pueda funcionar en antena. Eso mismo reconocía Pablo Iglesias en una entrevista en la que explicaba su manera de seleccionar a los tertulianos de los partidos para La Tuerka, un documento esclarecedor que pone en evidencia, de nuevo, la pataleta de Montero:

Iñaki Gabilondo lo explicaba perfectamente este miércoles: Podemos comete un error de diagnóstico de la función de los medios de comunicación y de su propia relación con los mismos. Salvo los medios públicos y en campaña electoral, los partidos pueden criticar decisiones que se toman en los medios de comunicación pero no pueden pretender organizar su trabajo según sus intereses partidistas. Y, aunque sorprenda, ésta es una de las bases sobre la que se construyen los sistemas democráticos liberales.

Sobra decir que una gran parte de afines a Podemos han dado la razón a Irene Montero en lo que consideran una lucha más contra la casta y Cebrián y acusan a Errejón de prestarse a una nueva campaña del Grupo Prisa contra la formación. Para que luego digan que la política, para muchos, no es un acto de fe equiparable al religioso ajeno a cualquier argumento racional.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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