Los socialistas portugueses rompen su techo electoral

Las cosas no podrían marchar mejor para los intereses de la izquierda portuguesa, un hecho que algunos medios ya comienzan a destacar. No es casualidad: Tras casi una década de austeridad y de crisis económica profunda, con el país sometido a los designios de la Troika tras solicitar un rescate de 80.000 millones de euros, no hay rastro de la crisis  sistémica y de partidos que se aventura en el resto de los países europeos.

La situación de los socialistas portugueses, que evitaron con la dimisión de Antonio Sócrates, en 2010, asumir el coste de las medidas impuestas a cambio del rescate,  sirve de espejo en el que se pueden observar las formaciones de la Izquierda Socialista, desde el PASOK al PSOE, pasando por el PS francés e incluso los laboristas británicos, que están a un mes de recibir una sonora paliza en las urnas (los últimos sondeos dan a los conservadores el 50% de la representación del próximo Parlamento) y de seguir con su travesía en el desierto.

Esta crisis de la izquierda no se percibe en Portugal, donde el PS no se desintegró y donde ni el BE ni el CDU se vio compensado por el malestar por las críticas hacia la austeridad y el recorte económico, hechos que asumió el Gobierno de coalición conservador. Así, si el mes pasado señalábamos que parecía que se estabilizaba la intención de voto para el PS, los sondeos publicados a lo largo del mes de abril señalan que el partido del primer ministro, António Costa, se mueve ya en el 40.65% de los votos de media, +8.35 puntos respecto a los resultados de las elecciones de otoño de 2015 y +0.65 puntos respecto a los datos publicados a lo largo del mes de marzo.

La novedad, en esta ocasión, es que este avance no se hace a costa de sus socios parlamentarios, que se mantienen estables en sus expectativas de voto: El BE se movería en torno al 9.25% de los votos de media, el mismo porcentaje de voto de hace un mes, y -1 puntos respecto a su representación actual. Tampoco hay coste para el CDU, que conseguiría el 7.5% de los apoyos, una décima más que los resultados de los sondeos del mes pasado, y se queda a 0.7 puntos de igualar la representación conseguida en los últimos comicios.

El avance del PS se hace a costa de un retroceso de las fuerzas conservadoras. El PSD caería al 26.95% de los votos (-0.45 puntos respecto al mes de marzo) mientras que el CDS, que en las últimas elecciones fue en coalición con el PSD de Pedro Passos Coelho, caería al 5.6% de los votos. Si ambos reeditaran la coalición electoral, obtendrían al 32.55% de los apoyos, un porcentaje casi idéntico al que obtuvieron los socialistas hace dos años en solitario.

Modelo político y económico 

Además de ofrecer una alternativa de colaboración política basada en «aspectos de preservación, de defensa del estado social, de los derechos sociales, de la justicia social y de un conjunto de gestiones relacionadas con la organización económica», tal y como señaló Carlos César, Lisboa también ofrece un modelo en relación a la salida de la crisis económica.

El país mejora en todos los datos macro, salvo en la deuda pública, que sigue disparada en el 130.4% del PIB, según datos de 2016. El paro sigue bajando y su tasa de desempleo el pasado mes de marzo fue del 9.8% (-0.6 puntos respecto al porcentaje con el que cerró 2016). También sigue a la baja el déficit, y todo ello mientras el crecimiento del país sigue en auge (previsión de 1.5% del PIB este año). Un detalle: Estos días ha sido noticia el efecto de atracción que presenta el norte del país para las empresas españolas, especialmente gallegas.

También se nota el impulso de Lisboa de cara a lo que debe ser la UE. Antonio Costa se ha pronunciado en público sobre cómo debe gestionarse el Brexit y el país se unió a Francia, Italia y España para pedir a la Comisión Europea que tenga en cuenta ciertos factores económicos coyunturales como el bajo crecimiento nominal a la hora de valorar la política presupuestaria de los estados miembros: «la necesidad de que la política presupuestaria tengan en cuenta el bajo crecimiento nominal, la incertidumbre de las estimaciones del déficit estructural, los efectos de la crisis en el mercado laboral y los riesgos provocados por las actitudes proteccionistas en el crecimiento y ocupación a corto y medio plazo».

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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