Pedro Sánchez gana con contundencia a Susana Díaz

La militancia del PSOE habló y lo hizo claramente. Ocho meses después de la salida de Pedro Sánchez de la Secretaría General, tras el intento de convocar un congreso exprés que le blindara como líder a pesar de sacar 85 diputados en las elecciones generales de junio de 2016 y de cosechar unos resultados nefastos en Galicia y Euskadi, ganó las primarias del PSOE frente a todo el aparato del partido. El relato de la resurrección de un Sánchez escorado a la izquierda, que acaba sus actos políticos cantando La Internacional, y conectado con la militancia frente al aparato del partido funcionó, y lo ha hecho de forma contundente.

Con una participación del 79.91%, el ex secretario general obtiene 74.223 votos, el 50.21% del censo total, frente a los 59.041 que cayeron del lado de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que queda arrasada con el 39.94% del apoyo. El tercero en discordia, Patxi López, consiguió 14.571 votos, el 9.85% del censo total de los convocados a las urnas, 187.831 militantes.

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Las primarias socialistas han conseguido movilizar a la militancia, que, de acuerdo con el signo de los tiempos, ha optado por votar en contra de la organización y ajustar cuentas con un discurso que modifica la propia concepción del partido: Con la victoria de Sánchez gana la idea de un PSOE más cercano a una suerte de movimiento político, con un sesgo presidencialista que parte del supuesto de la relación imbricada entre el líder y los militantes. En este contexto, el aparato serviría sólo de correa de transmisión entre ambos extremos, algo que modifica la propia concepción del PSOE tanto en su funcionamiento diario como en la consideración del Comité Federal como máximo órgano de poder territorial entre congresos.

El apoyo a Sánchez supone eliminar uno de los elementos que explican su salida de la Secretaría General en octubre del año pasado y, sobre todo, tiene mano ancha para acabar con uno de los déficits de su candidatura, esto es, la escasez de cuadros medios y de lo que se conoce como aparato orgánico. En el 39º Congreso y, sobre todo, en los congresos regionales posteriores podremos ver cómo se ejecuta este enfoque, que tendrá que coincidir con la llegada de los dirigentes que han apoyado a Sánchez durante estos meses.

Fractura entre militantes y la dirección 

Los resultados confirman el mal planteamiento de la campaña por parte de Susana Díaz (y de la Gestora) y, además, evidencian algunas de las cuestiones que apuntabámos este domingo. La más importante tiene que ver con el malestar de un sector muy amplio de las bases del PSOE con la manera en la que se trató a Pedro Sánchez el pasado otoño y, particularmente, con la abstención del partido a la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.

Esta suerte de «pecado original» es lo que ha alimentado la reconstrucción del liderazgo de un Pedro Sánchez, que estaba políticamente muerto en aquella entrevista que concedió a Salvados tras salir de la Secretaría General y que ha conseguido que no se recuerden sus ambigüedades tras los resultados del 26J y las referencias a la gran coalición que realizaba en la prensa internacional antes de que arrancara la campaña electoral.

Su reconstrucción como líder se basó en su «no es no» y ese grito ha conectado con una parte de la militancia hastiada de las sucesivas derrotas electorales que, al parecer, no eran responsabilidad de Sánchez. Esos mismos militantes han ajustado cuentas con el pasado reciente, desde Felipe González a Alfonso Guerra pasando por José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián (un hombre fundamental en la trayectoria profesional de Sánchez) o la fallecida Carme Chacón. Por tercera vez, después de Josep Borrell y José Luis Rodríguez Zapatero, la militancia vota de forma contraria a lo que han defendido en público los notables del partido. Un mensaje del que hay que tomar nota de cara al futuro.

Sánchez ya tiene su relato de outsider de la política

Una de las tendencias que estamos viendo en los últimos tiempos tiene que ver con la construcción de liderazgos por parte de personalidades que han formado parte del establishment pero que, en algún momento de su trayectoria, se apartaron de la organización o institución en la que han crecido políticamente. Lo vimos en EEUU con Donald Trump, con el Brexit y en las presidenciales francesas con Emmanuel Macron e incluso con Marine Le Pen.

Sánchez ha conseguido un logro enorme: Poner en contra a todo tipo de líderes y facciones enfrentadas en el PSOE, que se pusieron de acuerdo para apoyar a Susana Díaz como mal menor frente al ex secretario general, a pesar de la mala prensa que la presidenta andaluza tenía entre los ciudadanos, también entre los socialistas. Muchos la responsabilizaron de la operación que acabó con la dimisión de Sánchez y con la abstención al Gobierno de Rajoy, una mala imagen que se ha potenciado en los últimos meses con su tardanza en dar el salto a la política nacional o con la recuperación de declaraciones desafortunadas.

Frente a ella, Sánchez tuvo todas las herramientas para poder construir una imagen de defenestrado por parte de las fuerzas invisibles del partido, esas que además gozan de un descrédito social y político enorme por sus coqueteos con la tercera vía, la reforma del art. 135 de la CE (en cuya redacción formó parte), los recortes del último tramo del mandato del Gobierno de Zapatero o la inacción e incapacidad política ante el rodillo parlamentario del PP a partir de 2011.

Este domingo, Sánchez ha vuelto a ganar unas primarias tres años después de vencer en  las primeras. Y lo hace con mayor número de votos y tras haber construido la imagen de un outsider que ha construido su candidatura tras aprender cómo funciona el poder y los hilos que lo sostiene. En el pasado defendía que él era el secretario general elegido por la militancia, un título que ahora se completa con una evidencia: Es la militancia la que le aupa a ese cargo frente a la opinión del aparato orgánico. Es decir, Sánchez puede cimentar la imagen de un hombre hecho a sí mismo en esta última etapa, capaz de superar el bloqueo de unas instituciones que están cerca de considerarse ilegítimas respecto al nuevo mando.

Andalucía y Euskadi, islas en el nuevo mapa del sanchismo

Las primarias han confirmado que existe una fractura clara entre las bases y las respectivas direcciones del partido, algo que han puesto de manifiesto los resultados por CCAA y provincia. Si bien Susana Díaz contó con el apoyo de todo el que había sido alguien o es alguien en el partido, de Felipe González a José Luis Rodríguez Zapatero y casi todos los secretarios regionales, los resultados son claros: Díaz sólo vence en Andalucía, donde saca 13.500 votos a Sánchez, y, territorialmente, en las provincias andaluzas, en Avila, Huesca y Cuenca.

Si sumamos Vizcaya y Guipúzcoa, que cayó en el lado de Patxi López, Sánchez arrasa en todos los territorios, en particular en Baleares, Cantabria, Cataluña, Galicia, La Rioja, Madrid, Navarra y Comunidad Valenciana. En estas CCAA, Sánchez duplica con creces el apoyo a Díaz, especialmente en Cataluña (le saca 7 veces más votos),en Baleares o Navarra (4 veces más) o en La Rioja (triplica sus resultados).

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Castilla-La Mancha (84.54%), Comunidad Valenciana (84.33%), La Rioja (83.85%), Murcia (83.66%), Navarra (82.37%) registraron una participación superior al 79.90% registrado en todo el país. A estas CCAA se sumaron Andalucía (81.62%), Asturias (81.71%), Cantabria (81.86%), Castilla y León (82.02%), Extremadura (81.19%) o Melilla (81.19%). En el resto de CCAA, la participación quedó por debajo de la media, con especial mención a Cataluña (69.37%).

En los próximos meses, veremos la dimensión de la victoria del sanchismo, que ya ha provocado el anuncio de la dimisión de Antonio Hernando como portavoz parlamentario. Hernando, amigo personal de Sánchez, representa la traición que muchos militantes consideran que se cometió al partido con la defensa de la abstención a Rajoy y su salida era esperaba si perdía Susana Díaz (Sánchez lo anunció en una entrevista la semana pasada).

Quedan pocas dudas de que los dirigentes de las CCAA que apoyaron a Díaz tendrán problemas serios de continuidad, con especial mención a Ximo Puig, a Guillermo Fernández Vara o a Emiliano García-Page, con mención especial a Javier Fernández o a Luis Tudanca. También es posible que veamos la retirada de históricos como Abel Caballero y, en general, de todo el que unió su futuro político a la victoria de Díaz.

Número de avales y votos

La comparación entre el número de avales que cada candidatura presentó en su momento y los votos finales también resulta curiosa: Tanto López como Sánchez obtuvieron más votos que avales, lo que abunda la teoría de presiones desde la candidatura oficialista a los militantes que se notó en el aval (con identificación) pero que se ha diluido en el voto. En el lado contrario encontramos a Díaz, que ha conseguido 350 avales menos según la cifra depurada que facilitó Ferraz.

La primera conclusión, al margen de las presiones, tiene que ver con la movilización del partido, que con el 70.4% ya era altísima antes de la presentación de los avales, y de las posibilidades de cada candidato en aumentar el apoyo durante las semanas en las que ha durado la campaña electoral. En este sentido, había dudas de si esos apoyos  constituían su suelo electoral o su techo; los datos han confirmado que en su caso se trataba de un techo electoral que, en el lado de Sánchez, constituían su suelo mínimo.

La unidad, esa ficción

Desde la elección de Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general del PSOE, en febrero de 2012, la unidad ha sido una de las apelaciones más recurrentes por los diferentes líderes del partido, una unidad que se ha antojado imposible. Rubalcaba tenía en contra a la mitad de las de las federaciones, que votaron por Carme Chacón, y Sánchez vivió algo parecido ante su manera de entender la acción del partido desde el búnker de Ferraz.

A pesar de haber contado con un apoyo orgánico notable en las primarias de 2014, pronto se vio que los barones comenzaban a abandonarle, sobre todo tras escuchar valoraciones eufóricas de malos resultados en las urnas o interpretaciones de resultados que ponían el acento en la existencia de Podemos como competidor (y no en que el PSOE había dejado de ser opción para muchos votantes).

En esta ocasión,  los mensajes y el nivel de fractura no hacen presagiar una reconstrucción del partido sosegada, a pesar de las referencias de Patxi López en esa dirección. Por si acaso, los tres candidatos comparecieron juntos brevemente en sala Ramón Rubial de la sede de Ferraz para una foto oficial que plasmaba perfectamente el desconcierto de Díaz tras perder unas primarias que, al parecer, creía seguras.

Poco después, la presidenta andaluza abandonaba la sede socialista en coche, sin haber escuchado el discurso de Sánchez como secretario general electo del PSOE. Un mal presagio de cara a la reconstrucción del partido, a partir de mañana, que se completó con la negativa de Díaz a mencionar el nombre de Sánchez (aunque sí aseguró que se pondrá a disposición de lo que decida su partido) y con gritos de «susanista el que no bote» con los que los partidarios de Sánchez recibieron sus menciones a Díaz.

Susana Díaz vuelve a Andalucía con un liderazgo muy tocado y que le pasará factura ante una oposición que lleva meses denunciando la parálisis de la CCAA a la espera de los éxitos de la presidenta en Madrid. Ahora deberá hacer frente a dos tareas: Certificar que sigue siendo la opción preferida de los andaluces y apuntalar su poder ante un posible conato de Sánchez de controlar a la federación andaluza a pesar de los 12.500 votos de diferencia.

Las negociaciones que arrancan este lunes sobre la composición de la Ejecutiva y del próximo Comité Federal serán claves para vislumbrar las posibilidades de acuerdo entre las tres candidaturas. Con 14.600 votos, Patxi López puede lograr una buena representación en el PSOE del futuro, sobre todo por la necesidad de Sánchez de escenificar cierto intento de acuerdo y unidad que deje en evidencia a Díaz si finalmente ésta se niega a negociar.

La victoria de Sánchez obliga a reconfigurar argumentos

Mariano Rajoy hoy tiene más motivos que ayer para estar nervioso. Si se había garantizado una legislatura más o menos estable con el pacto de no agresión al PSOE, que se ha cimentado en la búsqueda de nuevos socios parlamentarios para no tensionar aun más la imagen de los socialistas frente a su electorado, la victoria de Sánchez echa por tierra esa estrategia. Uno de los primeros mensajes que filtró su equipo, tras conocerse los resultados, fue remarcar que el secretario general es el mismo que defendió el «no es no» a la investidura de Rajoy, lo que avanza una estrategia de confrontación directa en lo que resta de legislatura.

Este enfoque en el PSOE también afecta directamente a Unidos Podemos, que ve cómo se achica su espacio para hacer oposición y emerger como la única alternativa al PP. La moción de censura que presentarán el próximo mes de junio puede ser un buen termómetro para medir el cambio en el PSOE, a pesar de que el debate llegará, presumiblemente, antes de que se celebre el Congreso socialista y antes de que se hayan apuntalado las estructuras orgánicas del nuevo PSOE.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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8 respuestas a Pedro Sánchez gana con contundencia a Susana Díaz

  1. Yolanda Hormigos dijo:

    Solo un pequeño detalle a tu comentario, que está bien, respecto a los nefastos resultados en Galicia y EusKadi, recordemos como una semana de que fueran las votaciones empezaron los barones a meterse con Pedro Sanchez con críticas muy duras, tira de hemeroteca, precisamente, es una opinion mia como militante, para que obtuviera malos resultados y tener argumentos para quitarle.

    • Lo conté cuando ocurrió https://llegalaultima.com/2016/09/24/el-psoe-se-enroca-en-su-guerra-interna-a-pocos-dias-de-las-elecciones-en-galicia-y-euskadi/
      Hay que recordar cómo fue aquella campaña, con un candidato de última hora puesto por Ferraz ante la negativa de retirar al anterior por sus problemas con la justicia. Esos resultados son directamente responsabilidad del SG, que también minimizó su presencia en Euskadi por decisión de la Ejecutiva del PSE.
      Hay que recordar esa semana y también que las declaraciones de Vara se producen después de saberse que Ferraz estaba diseñando esa última semana de campaña la manera de blindar a Sánchez con un congreso exprés. Desconozco por qué los antisanchistas han insistido en no contar lo que pasaba dentro esos días y que explica buena parte de los movimientos posteriores que acabaron con la dimisión de Sánchez, pero hay mucho punlicado.
      De todas las maneras, esto ya no importa. Habéis votado y habéis decidido así que ahora sólo queda desear que acertéis. Y por mi parte, agradecerte tu comentario
      Saludos cordiales
      Carmen

  2. Yolanda Hormigos dijo:

    Gracias a ti, por cierto muy buen blog que he descubierto hoy, y voy a seguir encantada
    Saludos
    Yolanda

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