El pasado 21 de mayo, concluyó el último proceso interno de los partidos de implantación estatal con la victoria de Pedro Sánchez en las primarias socialistas. A partir de ese momento, la recogida de datos sobre intención de voto tendrá un carácter menos interino y, por lo tanto, los resultados serán más creíbles que los realizados hasta este momento. Es lo que hemos reseñado en numerosas ocasiones durante estos meses, sobre todo al constatar cierta recuperación del PSOE en intención de voto a pesar de no contar con un líder claro al frente de la Secretaría General. Este escenario sólo se podía achacar a la pérdida de apoyo respecto al PP por sus problemas con la corrupción y a la caída de Unidos Podemos, que se estabiliza como tercera fuerza parlamentaria con el 20% de apoyo.
A lo largo del mes de mayo se ha publicado un número inusualmente bajo de sondeos sobre intención de voto, algo que podría explicarse por el coste de un trabajo que puede no tener mucha validez: Hasta que Sánchez no se asiente como nuevo líder del PSOE y adopte las primeras decisiones de peso, no se podrá conocer una proyección de voto mínimamente fiable, sobre todo porque su victoria ha obligado al resto de fuerzas a moverse en el nuevo statu quo. Unidos Podemos parece que ya no se queda solo exhibiendo un discurso de izquierda a corto plazo y el PP ha perdido el puente de diálogo que tenía con el PSOE hasta este momento.
Desde que la ola Sánchez amenazó con llevarse por delante a Susana Díaz y a buena parte del aparato del partido, el PP ha optado por explorar otras vías de diálgo para garantizarse una estabilidad parlamentaria que pasa por la «geometría variable» que cimentó José Luis Rodríguez Zapatero durante su segunda legislatura. Eso explica que haya revitalizado su pacto con C’s, con la que está cayendo respecto a sus problemas de corrupción y, sorpresa, que de nuevo tienda puentes a los partidos nacionalistas periféricos, con especial mención al PNV. Todo ello en un contexto de tensión con Cataluña, con uno de sus socios preferentes en el pasado, CiU (hoy rebautizado en PdeCat) sigue inmerso en el proceso de independencia que, estos días, suma un eslabón más en términos de ruptura que, sin embargo, no tiene traducción inmediata en votos para el PP.
Según los datos publicados a lo largo del mes de mayo, el PP sería el partido más votado con eun 32.07% de los votos, casi un punto menos que en las elecciones del 26 de junio, con un matiz importante: El efecto distorsión que provoca la estimación de Celeste-Tel, en una línea muy diferente al resto de empresas demoscópicas. Sin sus datos, el PP se movería en torno al 31.1% de los apoyos, casi dos puntos menos que su representación actual, un escenario que pasaría por reconocer el impacto de la corrupción sobre sus aspiraciones.
Como apuntábamos, el PSOE estaría recuperando apoyo con el 22.05% de los votos, apenas medio punto por debajo de la representación conseguida en las últimas elecciones generales. De nuevo, hay que mencionar un efecto distorsionador en relación al barómetro del CIS, que también es el estudio que realizó el trabajo de campo más alejado del mes de mayo.
En cualquier caso, hay que reseñar que este dato se obtiene en mitad de un proceso interno caracterizado por un foco exhaustivo de los medios de comunicación en las posibilidades de Susana Díaz y en la evidencia de un voto difererente en las bases socialistas. Si tenemos en cuenta el efecto multiplicador que las opiniones vertidas en los mass media todavía tienen en la actualidad, es posible entender que este apoyo al PSOE se realiza con la previsión de una victoria de Díaz. Hay que ver, ahora, las opciones de un POSE liderado por Sánchez y, sobre todo, su capacidad para recuperar voto escorado a la izquierda que se había ido a la abstención o a otras fuerzas políticas (léase, Unidos Podemos), con cuidado de no espantar al votante de centro, que puede encontrar acomodo en C’s.
Como hemos señalado durante estos años, buena parte de lo que ocurre en el sistema de partidos español tiene que ver con la situación interna del PSOE desde mayo de 2010, algo que se percibe muy bien en los movimientos antes señalados. C’s puede convertirse en el destino del voto de castigo del centro socialista si es capaz de apartarse del PP, algo que, por el momento, no está sobre la mesa; tampoco su capacidad para imponer determinadas medias para hacer un poco más respirable el escenario de corrupción que tiene su epicentro en Madrid.
Por su parte, Unidos Podemos puede haber perdido la oportunidad de postularse como alternativa real al PSOE, algo que se confirmará si Sánchez logra hacer creíble el giro a la izquierda que ha defendido durante la campaña y que ,por el momento, no se ha traducido en ninguna decisión (más allá de la abstención en la moción de censura Podemos en la Asamblea de Madrid, que también se da por descontada en la de Unidos Podemos en el Congreso de los diputados). Seguramente hasta después del verano no podamos diseccionar la estrategia socialista, pero sí podemos avanzar qué efectos recaerán en la formación morada a corto plazo.
Esa imposibilidad de emerger como alternativa política al PP se plasma en los sondeos. Unidos Podemos se queda anclado en el 20.1% de los votos de media, -1.5 puntos respecto a su representación actual y con tres sondeos estableciendo escaso margen de proyección electoral. Como apuntábamos hace unos meses, parece que se ha cerrado la ventana de oportunidad para la formación, al menos en estos momentos y con un liderazgo tan marcado como el de Pablo Iglesias (que comparte con Rajoy el estatus de peor valorado, según el último barómetro del CIS).
La constatación de esta circunstancia llega con la filtración de argumentarios sobre el lugar en el que queda la formación tras la victoria de Sánchez y con gestos que parecen indicar que en la dirección han entendido que determinados espectáculos, como la exigencia de Irene Montero de participar en la tertulia de Hora 25, de la Cadena SER, contra el criterio de la dirección de la cadena no llevan a ningún sitio. Así, tras defender la presencia de Montero en lugar de Iñigo Errejón para feminizar la portavocía del partido, estos días se ha sabido que será el ex JEMAD Julio Rodríguez el que pondrá la voz de la formación morada en la sección de la radio del Grupo Prisa.
Por último, los datos del mes de mayo sitúan a C’s en el 14.17% de intención de voto, +2.1 puntos respecto a su resultado en las urnas, un apoyo que llega a pesar del apoyo al PP en aras de la estabilidad política del país a pesar de tener que ignorar prácticas que en el pasao formaron parte dle argumentario regenerador de Albert Rivera, como los cambios en la Audiencia Nacional o con noticias como las que llegan en relación al fiscal Anticorrupción y su participación en una empresa familiar en Panamá.
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