El mes de mayo ha traído dos nuevos disgustos al SPD: La pérdida del gobierno de Renania del Norte-Westfalia, uno de los bastiones socialdemócratas y estado de origen de su líder, Martin Schulz, y la evidencia de que Angela Merkel está dispuesta a robar el marco europeo como uno de los argumentos fuerte de la campaña del ex presidente del Parlamento Europeo.
El 14 de mayo, el SPD vio cómo la CDU encadenaba la tercera victoria electoral consecutiva desde que Schulz se hizo con las riendas del partido, una victoria más dolorosa si tenemos en cuenta que la CDU sólo ganó en Renania del Norte-Westfalia una vez en los últimos 50 años (fue en las elecciones de 2005) y que muchos ponen el acento en un mal diseño de la campaña. En esta ocasión, consiguió el 32.9 % de los votos (+5.7 puntos respecto a 2012) frente al SPD, que se quedó en el 31.2% (-7.8 puntos), con impacto directo en Hannelore Kraft, una de las líderes socialdemócratas que apostaron de forma más clara por la candidatura de Schulz.
Por su parte, los liberales del FPD se consolidaron en el 12.5%, de los apoyos, lo que puede ayudar a explicar por qué parece estar convirtiéndose en el partido de moda en este punto de la campaña electoral de cara a las legislativas el próximo mes de septiembre. Mientras, los Verdes cayeron al 6.2% de los apoyos (-5.9 puntos). AdD logró entrar en el Parlamento con un 7.3% de los apoyos y ya tiene representación en 13 de los 16 Länder alemanes. Die Linke se quedó fuera con el 4.9% de los votos.
Tampoco marchan bien las cosas desde la perspectiva del discurso. A falta de cuatro meses para las elecciones generales, Angela Merkel ya está en modo campaña: Si hace un mes señalábamos el avance de la CDU, en detrimento del SPD de Martin Shulz, que ya ha quedado desprovisto de cualquier efecto, en esta ocasión destacamos el uso de los marcos por parte de la canciller alemana, que opta a revalidar un cuarto mandato.
La victoria de Emmanuel Macron en Francia sirvió para volver a potenciar el eje francoalemán en la UE con el fin de refundar el proyecto en un contexto que tiene que ver con el inicio de las negociaciones del Brexit y con la primera visita a Europa del presidente de EEUU, Donald Trump. Ambas circunstancias, y a la espera de que Macron se asiente en el Elíseo, están sirviendo para que Merkel se postule como la defensora de más nivel del modelo europeo, con afirmaciones relativas a la necesidad de que Europa deje de depender de sus socios atlánticos por una cuestión de confianza.
En un mitin en Múnich, tras las reuniones de los miembros de la OTAN y del G7, abogó por que Europa tome las riendas de su propio destino con palabras que no dejan ningún lugar a la duda en relación a lo que la canciller espera de la Administración Trump: «Los tiempos en los que podíamos depender completamente de otros, hasta cierto punto han terminado. Es mi experiencia de estos últimos días. Los europeos tenemos que pelear por nuestro propio destino naturalmente, contando con la amistad con Estados Unidos, Reino Unido y con relaciones de buena vecindad con otros países cuando sea posible, también con Rusia».
Es decir, con la economía yendo como un tiro, Merkel le roba a Schulz uno de los únicos temas con los que podía hacer campaña en estas elecciones generales: Europa y la defensa de los valores europeos. Y lo hace con un discurso muy claro en relación a lo que debe ser la UE y en lo que debe convertirse una vez activado el Brexit y tras constatar el escaso interés que EEUU siente por Europa en el contexto actual.
El pasado fin de semana, el diario Frankfurter Allgemeine publicó que Merkel tiene una suerte de «plan secreto para Europa» que incluiría medidas concretas para hacer frente a la crisis de los refugiados, para profundizar la cooperación en defensa y para lograr una armonización de las políticas económicas comunitarias.
Hacia la reedición de la coalición entre la CDU y los liberales
Los sondeos del mes de mayo arrojan dos datos claro y una sorpresa: Por un lado, Merkel ha desarticulado el efecto Schulz y el SPD cae en intención de voto de forma alarmante mientras la CDU recupera parte del territorio que perdió tras anunciarse que el ex presidente del PE lideraría la candidatura socialdemócrata. La sorpresa viene de la mano de los liberales, que se dispara en intención de voto tras sus últimos éxitos electorales en Schleswig- Holstein. Así, Alemania parece dirigirse en estos momentos a una reedición del Gobierno de coalición que rigió entre los años 2009 y 2013, con efectos nefastos en las urnas para el FPD.
La CDU se movería en torno al 37.6% de los votos, +2 puntos respecto a los datos de hace un mes, y ya se sitúa a 3.9 puntos de la representación obtenida hace cuatro años. No se puede descartar, en este punto, que lo consiga cuando comience la campaña electoral en serio, un avance que parece que se hará a costa del SPD y de la ultraderecha, sobre todo si se cristaliza la posibilidad de un pacto con los liberales, que pasan del 4.8% de los votos a un 8.2% de intención de voto, +2.45 puntos de incremento en solo un mes, con sondeos, como el de Insa, que le otorga ya al 10% de intención de voto. El FDP aparece, así, como una opción alternativa a la de los grandes partidos pero también frente a la ultraderecha.
AfD sigue cayendo en intención de voto hasta situarse en el 8.11% de la representación, muy lejos del 13.21% que le otorgaban los sondeos el pasado mes de enero. En comparación con los datos de hace un mes, cae casi 1 punto aunque sigue estando 3.41 puntos por encima de sus últimos resultados en los comicios para renovar el Bundestag. Todo apunta a que será una formación que estará ahí, al menos en la próxima legislatura, pero con una representación considerable pero, en ningún caso, parece constituir una amenaza de cara al futuro próximo.
El SPD cae 4 puntos respecto a los sondeos que analizamos hace un mes y se sitúa en el 26.1% de los apoyos, apenas 0.4 puntos por encima de la representación conseguida hace cuatro años. Conviene tener en cuenta el efecto distorsión que provoca el trabajo de Ipsos (29%) respecto al resto de estudios demoscópicos, por lo que es muy posible que la socialdemocracia se encuentre ya en el porcentaje de apoyo de 2013. Si tenemos en cuenta que la campaña no ha comenzado todavía, no se puede descartar un peor resultado, sobre todo si Merkel sigue acertando en sus estrategias de liderar discursos que hasta ahora eran más propios de la socialdemocracia.
Las cosas tampoco marchan bien para el resto de formaciones. Die Linke conseguiría el 8.3% de intención de voto, medio punto menos respecto a hace un mes, y quedaría por debajo del resultado conseguido en 2013. Queda diluida, así, la posibilidad de liderar un gobierno de coalición alternativo al centroderecha con el SPD, una opción que se manejó durante las primeras semanas del ascenso de Schulz. Por su pare, los Verdes estarían en el 7.2% de los apoyos, +0.2 puntos respecto a hace un mes, pero -1.3 puntos respecto a su útlimo resultado.
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