Lo venimos señalando desde hace meses: Angela Merkel está en disposición de afrontar un cuarto mandato como canciller sin apenas despeinarse. El SPD, que en las semanas posteriores a la elección de Martin Schulz como candidato parecía que podría esta vez ponérselo más difícil a la CDU en las elecciones que se celebran el próximo 24 de septiembre, hoy se encuentra desinflado y quedaría por debajo de los resultados obtenidos hace cuatro años.
Según los sondeos publicados a lo largo del mes de julio, la CDU ganaría las elecciones con un contundente 38.8% de los votos de media,-2.7 puntos respecto a las elecciones de 2013. En la práctica, supone +0.3 puntos en comparación con los estudios publicados hace un mes, de manera que Merkel tiene todas las papeletas para volver a ser elegida canciller. La CDU se distancia de su inmediato competidor, el SPD, en 14.7 puntos, una paliza en toda regla si tenemos en cuenta los mandatos que Merkel lleva encadenando el frente del Gobierno federal. Mandatos que, al parecer, no le pasan factura en términos de desgaste.
Así, el SPD obtendría el 24.1% de los votos, -1.6 puntos de media respecto a las elecciones de 2013 y ya muy lejos del 30.3% que las encuestas recogieron tras la elección de Schulz como candidato. La buena noticia para el ex presidente del PE es que, con él al frente del partido, parece que la socialdemocracia ha dejado de reptar por el suelo electoral y sólo cae 0.2 puntos respecto al mes anterior y que su elección permitirá que su partido supere el 21% de intención de voto que le otorgaban los sondeos publicados antes de su elección.
Estamos, pues, una situación atípica en Europa: Tras 12 años en el poder, la CDU reedita su liderazgo en un contexto de crítica generalizada a los partidos del sistema por la gestión de la crisis financiera y del modelo de UE, una crítica que se ha manifestado en un voto de castigo generalizado a los partidos en el poder. Desde el PSOE de Zapatero hasta al PS francés hace unos meses.
Esta tendencia se rompe de nuevo en Alemania, un país en el que le partido en el gobierno goza de una notable fortaleza en buena medida por la falta de percepción de una alternativa política o ideológica. El SPD se percibe tan sistémico o más que la CDU, de manera que los éxitos se atribuyen al centroderecha mientras la socialdemocracia sigue levitando en torno al 25% de intención de voto. Un porcentaje que, por si queda alguna duda, no permite ganar elecciones, sobre todo si se insiste en activar marcos que benfician en el práctica al centroderecha, como la crítica a la gestión de la llegada de refugiados sirios.
Tampoco van las cosas mejor para los partidos políticos llamados a actuar de bisagras del bipartidismo germano, con la excepción de los liberales. El FPD se consolida como la cuarta opción parlamentaria al duplicar sus resultados de 2013, constiyéndose también como uno de los partidos que reciben mayores donaciones: Con el 8.45% de media, registra un resultado levemente inferior al de hace un mes, pero que se sitúa en la órbita de Die Linke, que se encuentra anclada en el 8.75% de los votos de media. Los Verdes, con un 7.55% de los apoyos de media, pierde casi un punto en comparación con los sondeos de hace un mes y también respecto a su representación actual.
Por su parte, parece claro que habrá partido de ultraderecha en el próximo Bundestag, en del que formarán parte seis formaciones (no se ha dado una situación igual desde los años 50 del siglo pasado): AfD, a pesar de sus problemas de liderazgo y de la caída en los sondeos respecto a comienzos del año, sigue en el 8% de intención de voto de media, con algunos sondeos, como Insa o Infratest, que le sigue otorgando un 9%, situándole por lo tanto como tercera fuerza parlamentaria.
Merkel, entre el SPD y los liberales
Una de las constantes del sistema político alemán ha sido la sucesión de parejas de baile por parte de la CDU de Angela Merkel, empeñada en proyectarse como uno de los líderes que rescatará el proyecto europeo. Recordemos que en su primera legislatura halló como socio de Gobierno al SPD, con quien ha repetido concepto de «gran coalición» en esta legislatura. Entre medias, la CDU eligió como socio de gobierno a los liberales, hasta el punto de que éstos desdibujaron tanto su programa político que en las elecciones de 2013 quedaron fuera del Bundestag. La CDU había asimilado a su electorado en el 41.5% de los votos conseguidos entonces.
Con los resultados que dibujan los sondeos, el 25 de septiembre podremos tener una situación parecida, con la CDU eligiendo a quien le acompañará en el Gobierno en los próximos años. Una vez desarticuladas las opciones alternativas por los resultados más que discretos de Die Linke y el SPD, y si partimos de la idea de que en algún momento la socialdemocracia debería abrir un debate sobre lo que quiere ser en el futuro si pretende ganar alguna vez las elecciones federales, la opción del acuerdo entre la CDU, los liberales y los Verdes parece la más probable en estos momentos, tal y como recoge la simulación de Infratest Dimap: 349 diputados que garantizarían una mayoría muy sólida y que, de paso, permitiría al SPD abrir un debate sobre lo que quiere ser en el futuro una vez que se constate que defender una agenda social en campaña no sirve de nada.
A este respecto, recomendamos la lectura del post que ha publicado en su blog Franco Delle Donne sobre los errores cometidos a lo largo de esta campaña electoral. Errores que explican por qué el partido ha pasado de competir de tú a tú con la CDU a volver a los niveles de voto registrados en las elecciones de 2009 y 2013. En la peor crisis económica en décadas y con el cuestionamiento del modelo europeo que encarnó entre 2008 y 2013 la propia Angela Merkel.
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