Hace un mes, auguramos sorpresas en la negociación del nuevo Gobierno en Islandia tras los resultados de las elecciones celebradas en octubre, apenas un año después de la anterior cita electoral y las ha habido en el fondo y en la forma. Por un lado, destaca la prontitud para alcanzar un acuerdo de Gobierno. Ha bastado un mes para conseguir una mayoría absoluta suficiente para que el país vuelva a tener Ejecutivo, una situación que no tiene nada que ver con los dos meses y medio de negociación que depararon las anteriores elecciones generales
Sin embargo, la sorpresa más importante viene de la mano de los actores llamados a certificar el acuerdo. Katrín Jacobsdottir, la líder del Movimiento Verde, será la nueva primera ministra del país con el 16.9% de la representación y sus 11 diputados. Este jueves, se confirmó el acuerdo de coalición del Movimiento Izquierda-Verde con el Partido de la Independencia, que fue la formación más votada en las elecciones pasadas (25.2% de los votos y 16 escaños), y el Partido del Progreso (10.7% de los votos y 8 diputados), formaciones con las que comenzaron a negociar hace unas semanas. El miércoles, el 80% de los militantes del movimiento ecologista apoyó el acuerdo de gobierno.
Estamos ante una situación curiosa en al menos dos sentidos. Por un lado, la evidente: La primera fuerza cede su lugar para liderar el nuevo Ejecutivo, que pasa a ser liderado por una mujer con carisma y bien valorada en los sondeos, a pesar de que su partido pinchó en la recta final de la campaña electoral y se quedó a mucha distancia de la primera opción de los votantes.
Según avanzó el líder del Partido de la Independencia, si no había consenso para que él presidiera el Gobierno, su partido saldría beneficiado en el reparto de carteras ministeriales. Este jueves se supo que Bjarni Benediktsson será el nuevo ministro de Finanzas mientras que el Movimiento Verde se reserva el Ministerio de Salud y el de Medio Ambiente, con el compromiso de ir más allá del Acuerdo de París para luchar contra el cambio climático. El Partido Progresista dirigirá los ministerios de Transporte y gobierno local, Educación y Bienestar.
Por otro lado, estamos ante un acuerdo de gobierno entre fuerzas antagónicas, que no han colaborado políticamente desde la Segunda Guerra Mundial. El Partido de la Independencia pasa por ser el exponente del centroderecha islandés tradicional, mientras que el Movimiento Verde se caracteriza por una ideología ecologista y de izquierdas. Sin embargo, se destaca como puntos de acuerdo entre ambos partidos la negativa a que Islandia entre en la UE, la política de acoger a más refugiados o el enfoque para el desarrollo rural del sur del país. Jakobsdottir avanzó este jueves las líneas maestras de su Gobierno: Mayor inversión en sanidad, educación e infraestructura de transporte, sostenimiento de la recuperación económica, mejora del mercado laboral y foco en la igualdad de género y los derechos LGBT.
La líder ecologista, ex ministra de Educación, ha logrado formar gobierno a la segunda, tras el fracaso de los primeros contactos con los Socialdemócratas, el Partido Progresista y el Partido Pirata, en lo que se aventuraba como un giro a la izquierda política. Con el acuerdo alcanzado, Jakobsdottir se convierte en la segunda mujer que ocupa el puesto de primera ministra tras Jóhann Sigurdardotti, que extendió su mandato entre 2009 y 2013.
Desde entonces, Islandia se ha caracterizado por su inestabilidad política, por la aparición y desplome de nuevas formaciones políticas y por un aumento en la fragmentación parlamentaria. La situación política, sin embargo, no ha mermado su proyección internacional. Según los datos de bienestar de la OCDE, Islandia ha vuelto a ser elegido como el mejor lugar del mundo para vivir y el país se prepara para hacer sostenible una industria basada en el turismo y que tiene todos los elementos para provocar una situación explosiva en los próximos años.