Portugal sigue de moda. Este lunes, su ministro de Finanzas, Mário Centeno, fue elegido presidente del Eurogrupo, en sustitución del holandés Jeroem Dijsselbloem. Ambos, procedentes de partidos socialdemócratas, simbolizan las dos tendencias que se pusieron de manifiesto la crisis financiera: Dijsselbloem, como representante de los países ricos e industrializados de la Zona Euro, apostó por la austeridad y el recorte del gasto público (y de derechos laborales) en los países más afectados por la crisis de la deuda, los famosos PIIGS.
Centeno, por su parte, procede de uno de esos países que tuvieron que ser rescatados en 2011 y que hoy presenta una recuperación histórica, con una tasa de paro del 8.6%, en lo que constituye el mejor dato en una década. Durante años ha abogado por levantar el pie del acelerador de la austeridad y, por ejemplo, se ha mostrado en contra de la posibilidad de aplicar una reforma laboral sobre el mercado de trabajo español.
La elección de Centeno, que se suma a la presencia de Vítor Constâncio como vicepresidente del BCE y a la elección de Antonio Guterres como secretario general de la ONU, llega cuando se cumplen dos años del acuerdo parlamentario que permitió un gobierno inédito en Portugal: El liderado por el Partido Socialista, segunda fuerza tras las elecciones de 2015, con el apoyo del BE, el partido hermanado con Podemos, y con el Partido Comunista luso. Los sondeos sobre intención de voto publicados a lo largo del mes de noviembre muestran que el acuerdo sigue funcionando.
El PS del primer ministro obtendría el 39.55% de los votos de media, -1.9 puntos respecto al mes anterior, y +7.25 en comparación con los resultados de las últimas elecciones generales. Es posible que una parte de la caída en la intención de voto se deba al efecto de los incendios que desde primavera han quemado el centro y el norte del país, con decenas de víctimas mortales incluidas.
Su rival inmediato, el PSD, obtendría el 27% de los votos (+1.1 puntos respecto al mes anterior). El CDS, que en 2015 se presentó en coalición con el partido del entonces primer ministro, Pedro Passos Coelho, por su parte, se quedaría en torno al 6.65% de media (+0.7 puntos respecto a hace un mes). Si sumamos ambos datos, en previsión de una nueva candidatura de coalición entre ambos, estaríamos en el 33.65% de los votos, -4.95 puntos respecto al resultado conseguido hace dos años.
En este contexto, debemos mirar a los datos que registran los socios parlamentarios de los socialistas. El BE obtendrái el 8.65% de los votos, -0.35 puntos respecto al mes anterior y -1.55 puntos si lo comparamos con su representación actual. El CDU, por último, se movería ahora en el 7.8% (+0.2 puntos respecto a los datos del mes de octubre), aunque sigue 0.6 puntos por debajo de su último resultado en las urnas.
Si tenemos en cuenta estos datos, es posible que el PS sigua arañando parte del voto descontento con el resto de sus rivales pero también es posible que esté atrayendo a posibles abstencionistas. Las noticias internacionales, como la elección de Centeno, suponen en la práctica un reconocimiento al Ejecutivo portugués, lo que no hace sino alimentar la imagen del propio primer ministro. Así fue su primera valoración del nombramiento de Centeno: «Es un momento importante porque significa claramente un reconocimiento a la credibilidad internacional de Portugal en un área sensible en la que pasamos muchos sacrificios»
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