La ‘Grosse Koalition’ deja heridos los liderazgos de SPD y CDU

Con más retraso de lo esperado, este miércoles se anunció el acuerdo de gobierno entre la CDU y el SPD para revalidar la «gran coalición» por tercera vez desde que Angela Merkel asumió el poder. Cuatro meses después de las elecciones legislativas, ambos bloques publicitaron un pacto en el que la CDU cede un poder considerable a los socialdemócratas (especialmente la cartera de Finanzas) y que el líder del SPD defendió como el acuerdo que se necesita para dar un impulso al proyecto europeo. Por si quedaba alguna duda, el texto del acuerdo se titula «Un nuevo comienzo para Europa. Una nueva dinámica para Alemania. Una nueva solidaridad para nuestro país».

Finaliza la fase de negociación, bastante árida en el tramo final, con el SPD perdiendo apoyo en la mayoría de los sondeos sobre intención de voto publicados durante estas semanas y con Angela Merkel asumiendo un desgaste político que adelanta una previsible salida de la política a medio plazo.

En la retina de muchos, la promesa de Martin Schülz durante la precampaña y la campaña electoral de que no habría una tercera parte de la «gran coalición», un escenario que cristalizó tras la ruptura de las negociaciones entre la CDU/CSU, los liberales y los Verdes (la coalición Jamaika) y al que el líder socialdemócrata llegó por la presión de buena parte de los barones del partido. Durante semanas se han encontrado con la oposición frontal de la rama juvenil (Jusos) en lo que se ha comenzado a denominar la «revolución de los enanos», con dudas más que razonables sobre su capacidad final de influencia final. No en vano, desde comienzos de año hay 24.000 nuevos afiliados atraídos precisamente por la campaña contra este acuerdo.

Quizás por este motivo, horas después de anunciarse el acuerdo y que asumiría la cartera de Exteriores, Schülz hizo público que abandonaba la presidencia del partido, para la que resultó reelegido el pasado mes de diciembre. Antes de colocar el final feliz a esta historia, 463.000 afiliados socialdemócrats votarán en las próximas semanas su aceptación del acuerdo o no y, en la película por la gobernabilidad germana, queda por ver si, como en otros países europeos, la militancia secunda las órdenes adoptadas por la dirección y los delegados, que hace unas semanas dieron el visto bueno al preacuerdo alcanzado.

De ser así, la primera consecuencia será la configuración de la ultraderecha como principal partido de la oposición, con un porcentaje de voto que sigue subiendo durante estas semanas. Tampoco es casualidad que en el nuevo acuerdo se haya asumido la denominación Ministerio de Interior, Obras y Patria en lugar de Ministerio del Interior, que asumirá el socio bávaro de Merkel, que vuelve a controlar Agricultura. De los 14 ministerios que conformarían el nuevo Gobierno, los socialdemócratas se quedarían con seis, entre ellos las carteras de Exteriores, Justicia, Finanzas y Trabajo.  La CDU controlaría Defensa, Economía, Educación, Sanidad y Desarrollo Regional.

El acuerdo, que consta de 177 páginas, prevé dedicar parte del superávit alemán a inversiones en política social y educativa (11.000 millones para becas, nuevas infraestructuras y la mejora de la conexión digital en los centros educativos), con el eje de ayuda a las familias desde el equilibrio presupuestario. También se acuerda un top de entrada de refugiados –entre 180.000 y 220.000 anuales- y de sus familiares -1.000 al mes además de casos urgentes- y una bajada de impuestos, que computa como victoria conservadora.

La ultraderecha y Los Verdes, grandes beneficiados en los sondeos

Según un sondeo publicado antes de hacerse público el acuerdo, menos de la mitad de los alemanes, el 47%, respaldaba esta fórmula de gobierno. Este dato pone en evidencia las dificultades que tendrán conservadores y socialdemócratas para vender las bondades de un acuerdo que no ilusiona especialmente. La primera traslación del malestar se produce en los estudios publicados en los últimos días, que sitúan al SPD por debajo del porcentaje de apoyo obtenido en las últimas elecciones.

El partido de Schülz obtendría el 18.5% de los votos de media, -1.1 puntos respecto a los estudios que analizamos hace apenas unos días y ya suma una caída de 2 puntos en comparación con los resultados de las elecciones, con estudios que le sitúan en el 17% (INSA) o en el 18% (Forsa). En el caso de la CDU/CSU, se mantiene estable en el 32.4% de los votos, medio punto por debajo de su representación actual.

En paralelo, Die Linke, los Verdes y AfD suman apoyo en los últimos estudios demoscópicos publicados. En el caso de la ultraderecha, pasa del 12.6% de los votos a un 13.8% de media, con estudios que le sitúan en el 15% (INSA) o en el 14% (FGW, YouGov o Infratest); suma medio punto en comparación con los datos anteriores.

Los Verdes se moverían en el 11.9%, medio punto más que hace unos días y +3 puntos respecto a su resultado en las urnas; es el único partido que participó en las negociaciones de la coalición Jamaika que suma apoyo en estos momentos, de manera que es posible esté atrayendo a una parte del votante del SPD frustrado con el acuerdo. En el caso de Die Linke, obtendría el 10.5% de los votos, +0.4 puntos respecto a la anterior oleada que analizamos, y gana 1.3 puntos respecto a las elecciones.

En el escenario contrario encontramos a los liberales, a los que sí que parece que les pasa factura su decisión de levantarse de la mesa de negociaciones tras dos meses de conversaciones. Si en septiembre volvieron al Bundestag con el 10.7% de los votos, los sondeos publicados les sitúa en el 8.3% de media, -2.4 puntos, con una pérdida de -0.4 puntos en apenas unos días.

Salga adelante o no el acuerdo, queda por delante una legislatura muy complicada para el SPD, que sólo podrán remontar la situación de caída libre que sufre desde hace años si es capaz de trasladar a la ciudadanía buena parte de los «acuerdos dolorosos», según en palabras de Merkel, que logró arrebatar a los conservadores. Mención especial merecerá la capacidad de proyección europea del acuerdo, bien recibido por Emmanuel Macron y el resto de gobernantes europeístas.

CODA. Actualizamos datos que confirmarían la crisis de liderazgo que el acuerdo de gobierno en Alemania ha provocado. Por un lado, Martin Schülz renunció a ser el nuevo ministro de Exteriores germano, un gesto que es  imposible no vincular a la movilización interna contra los términos del acuerdo en el SPD. De paso, constatamos cómo el líder socialdemócrata, elegido hace apenas un año, se ha quedado totalmente en estos meses.

Por otro lado, Angela Merkel reconoció este domingo en una entrevista su debilidad a pesar de lograr salvar los muebles y, en principio, haber llegado a un acuerdo que le permitirá seguir como canciller cuatro años más. En este momento, hay pocas dudas de que la CDU comenzará a preparar su relevo en breve, poniendo fin al merkelismo y que se relevo no será sencillo.

Acerca de llegalaultima

Politóloga y periodista en transición
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