El PSOE consuma una semana de despropósitos que tocan, en esta ocasión, algunos de los puntales de la base ideológica y la propia historia del partido. Los socialistas afrontan este momento del ciclo político sin dibujar una alternativa clara frente al Gobierno y otros copmetidores, de manera que los errores no provocados confirman la falta de ideas entre los llamados a elaborar la estrategia con el fin último de llegar a La Moncloa.
Tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias socialistas, al grito del «no es no» y el compromiso de derribar el Gobierno de Mariano Rajoy a la primera ocasión, Ferraz contrató a Iván Redondo como asesor político y de estrategia, que planteó la siguiente estrategia: La fragmentación parlamentaria, con el conflicto catalán latente, hacía muy difícil plantaar una mayoría alternativa a la que suman PP y C’s salvo un cambio de posición del partido de Albert Rivera. Con Unidos Podemos como principal amenaza socialista a la izquierda, convenía mantener un liderazgo con un perfil bajo a la espera de que la propia evolución de la legislatura terminara achicharrando al PP y, de rebote, a Unidos Podemos, llamado a ser el alter ego del Gobierno en la agenda política.
Esta estrategia, que Ferraz sigue ejecutando como si no pasara nada, presenta varios problemas: El principal tiene que ver con el conflicto catalán y con el hecho de que el rearme nacionalista de corte español ha terminado socavando las opciones del PP en beneficio de C’s y no del PSOE. El segundo apunta a Unidos Podemos, que podría haber tocado suelo electoral según los sondeos, una situación que tampoco beneficia del todo al PSOE; los votantes que el partido perdió en 2011 y 2015 no han vuelto y la formación morada puede terminar capitalizando algunos temas de la agenda política. El tercer problema tiene que ver con la propia posición interna del partido en dos frentes: La crisis interna pospuesta de la que hablamos hace unos días, y de la que periódicamente tenemos noticias; y la escasa solvencia del equipo que rodea a Pedro Sánchez, lo que provoca que su ausencia no sea cubierta por voces de peso, como sí ocurría con Mariano Rajoy durante el periodo en el que Génova puso en marcha esta misma estrategia.
Completamos el marco con un repaso de los despropósitos que ha protagonizado el partido en una semana clave que ha afectado a dos puntales de la defensa del PSOE hasta el momento: La libertad de expresión y las luchas feministas. En ambas cuestiones el partido ha optado por el silencio, por ponerse del lado de los que coartan libertades y por desvincularse de la convocatoria de huelga feminista realizada para el próximo 8 de marzo. No han dicho, como Inés Arrimadas, que se trata de una convocatoria de corte comunista, pero su posición pública le vincula a ese tipo de discurso, dejando ese flanco totalmente abierto para que sea Unidos Podemos el que aproveche la buena relación histórica del PSOE con las mujeres (buena relación que explica las victorias de José Luis Rodríguez Zapatero).
¿Libertad de qué?
La semana empezó con la adscripción de todo el centroderecha al himno creado por Marta Sánchez, con petición de que la cantante lo interprete en citas como la Copa del Rey, y con el silencio casi total del PSOE a la confirmación del TS a la condena a 3 años y 6 meses de cárcel al rapero Valtonyc por la letra de sus canciones y al secuestro judicial del libro Fariña, de Nacho Carretero, como medida cautelar solicitada por un alcalde mencionado en la obra.
Lo mencionamos el martes: Ambas decisiones confirman un estado de opinión de un país que camina hacia una restricción de la libertad de expresión tanto en las artes como en las investigaciones periodísticas, en los que será cada vez más frecuente la autocensura para evitar problemas mayores. Y, de paso, muestra la ineficacia de unos poderes que parecen vivir anclados en el siglo XX y que no previeron que habría un efecto viral de los contenidos de las canciones de Valtonyc, que participará en varios festivales de música, con el silencio unánime de buena parte del artisteo nacional, muy preocupado con los ataques a la libertad de expresión cuando éstos se producen en Venezuela; y la enorme difusión de Fariña, un libro que llevaba en la calle casi tres años y que esta semana se ha convertido en el libro más vendido en Amazon.
La tercera en la frente llegó el miércoles, con la retirada de una obra de la feria de arte ARCO. Tal y como contó la galerista, el presidente de Ifema le pidió la retirada de la obra de Santiago Sierra, compuesta por fotografías de retratos de «presos políticos», y ella cedió para volver a ser invitada el próximo año. A continuación, puso en conocimiento de los medios lo ocurrido, con un mensaje: Era la primera vez que se retiraba una obra en ARCO después de 37 ediciones, por lo que campaña de publicidad se ejecutaba sola.
A partir de las explicaciones, el despropósito. El secretario de Estado de Cultura respaldó la decisión adoptada por el IFEMA (posición rectificada por el ministro después), mientras el Ayuntamiento de Madrid, que forma parte de la dirección, rechazaba la decisión con acto de boicot incluido de Manuela Carmena. En este contexto, Margarita Robles es preguntada por la decisión y la portavoz parlamentaria socialista respalda la retirada de la obra: «En este momento todo lo que contribuya a tranquilizar el ambiente y la crispación es positivo».
Ésta fue la posición oficial del partido mientras las redes sociales y los medios de comunicación denunciaban lo que consideraban un «acto de censura artística», que tuvo eco internacional por la coincidencia en el tiempo por las dos resoluciones judiciales mencionadas. Incluso El País dedicó un editorial a este tema y ABC, que avanzó el contenido de la obra (provocando quizás que los poderes fácticos en torno al PP se movieran para retirar la obra), se mostró también crítico con la retirada de la obra.
El jueves, la junta directiva del IFEMA pidió disculpas por la retirada de la obra, que fue comprada por uno de los socios de Mediapro por casi 100.000 euros (IVA incluido) y que ha mostrado su intención de exponerla en el Museo de Girona. También se comprometió a que no se volvería a repetir mientras Robles, el jueves, puntualizó en comparecencia pública que su respaldo a medidas dirigidas a «tranquilizar el ambiente y la crispación» no se refería al caso concreto de la retirada de la obra de Santiago Sierra: «Dije que me parece bien con carácter general cualquier planteamiento, no ese especifico, que ayude a rebajar la tensión, pero la libertad de expresión evidentemente está siempre por encima de todo».
Desde el partido se reconoce que la posición defendida por Robles les condicionó. En la práctica, sólo ella se pronunció al respecto, lo que abre muchas incógnitas en relación, por ejemplo, a si sabía de lo que hablaba cuando los medios le pidieron una valoración de la retirada de la obra de ARCO. Si habló desde el desconocimiento, la carga del error recae sobre la maquinaria de comunicación del partido, que puede no estar tan engrasada como sería deseable.
El PSOE se pone de perfil con la huelga feminista
Las mujeres fueron uno de los caladeros de voto que explican las victorias socialistas en las elecciones de 2004 y 2008. También fueron las mujeres las que minimizaron que la caída electoral socialista fuera mayor en 2011, 2015 y 2016. La vinculación del partido con los movimientos feministas ha sido una constante en las últimas décadas, hasta el punto de que fue el debate feminista el que tensionó el congreso federal de 2008 en un contexto de falta de contestación prácticamente total a José Luis Rodríguez Zapatero.
De ahí que no se entienda la decisión del PSOE de desvincularse del movimiento que muestra más músculo social en los últimos años, con un intento nada disimulado de diferenciar nuestras luchas de las luchas globales. Así, desde hace unas semanas, diferentes sectores en todas las esferas sociales, económicas y culturales vienen gestando la convocatoria internacional de este 8 de marzo, que pretende ser un punto de inflexión en las luchas por la igualdad entre hombres y mujeres. En tiempos de escasa movilización social, los colectivos feministas están más activos que nunca a raíz de las denuncias por acoso sexual, por la brecha salarial y por un techo de cristal que penaliza a las mujeres en cuanto se cruza la maternidad por su camino.
Viñeta de Forges recuperada estos días a raíz de su fallecimiento
Con estos mimbres se justifica la convocatoria de huelga feminista para el Día Internacional de la Mujer, quizás la última oportunidad del PSOE actual para engancharse a una lucha en la que siempre ha estado. Sobre todo ante las reacciones de C’s, que descartan sumarse la convocatoria por estar respaldada por anticapitalistas, o del PP, que considera que es una iniciativa elistista que hay que contraponer con una «huelga a la japonesa» (es decir, con más trabajo femenino no remunerado).
Estos pronunciamientos, que en el PP han provocado que líderes como Manuel Baltar se desmarquen de la posición oficial o que haya críticas al argumentario del partido, no son suficientes para el PSOE, que ha manifestado que el partido no apoyará la huelga feminista aunque sí se sumará a las iniciativas de visibilización de la huelga, como los paros de dos horas de UGT y CCOO. Sí lo harán algunos gobiernos autonómicos del PSOE, como el de Aragón, o el paro simbólico de Susana Díaz en Andalucía.
La crisis interna cada vez más enquistada
Hace unos días publicamos que la guerra interna del PSOE quedaba pospuesta hasta el año que viene. Unas horas después de mencionar el revuelo que había provocado el veto de Ferraz a Elena Valenciano para presidir a los Socialistas Europeos en el Parlamento por su pasado contrario a Sánchez, los críticos se organizaban para pedir que la dirección federal recapacitara sobre la candidatura de Valenciano, petición que también el PP usó como argumentario.
La consecuencia directa de este posicionamiento público, que rompía el acuerdo táctico de no agresión entre los territorios y la dirección federal, tenía dos consecuencias: La autoinvitación de Pedro Sánchez a Andalucía para celebrar el día de la Comunidad; y la campaña en redes contra Valenciano por parte de los afines a Sánchez. Estas dos circunstancias, que combinan el intento de Sánchez de apaciguar a los críticos con una imagen de unidad y los ataques contra quien no comulga con los postulados de Ferraz, pillaron en medio a periodistas, que han sufrido estos días el acoso de los partidarios de Sánchez por sus informaciones.
En la práctica, se pone en evidencia los problemas que hemos mencionado desde hace meses en torno a la paz interna del partido tras la defenestración de Sánchez en octubre de 2016 y las primarias. También explica la crítica interna, cada vez menos sutil, a determinados postulados defendidos por Ferraz por asuntos como los que estamos abordando en este post.
Donde dije digo…
Luis de Guindos fue elegido vicepresidente del BCE, un nombramiento que debe pasar por el Parlamento Europeo. El PSOE hizo campaña contra este nombramiento con dos argumentos: Era preferible una mujer y, ante la apelación al origen español de Guindos, señaló que lo importante no era la nacionalidad de los candidatos sino su propia trayectoria política, lo que evidenciaba, a su juicio, que Guindos no era la persona más capaz para ese puesto.
Semanas de campaña en su contra, con pronunciamientos claros de José Blanco en su contra, este viernes encontramos ahora se baraja la abstención en la votación del informe del Parlamento Europeo, que no es vinculante: «Lo estamos valorando, realmente la crítica la hicimos en el momento en el que el Gobierno lo propuso. Ahora, después de que el irlandés se haya retirado, solo queda Guindos como propuesta y no tiene mucho sentido el voto en contra».
La buena noticia para los intereses de Ferraz es que acaba una semana desastrosa que ha evidenciado, precisamente, que le conviene mantener el perfil más bajo de lo posible. Ante la falta de ideas, estrategia y liderazgo, cada vez que el partido se pronuncia sobre un tema polémico confirma que es parte del problema y no la solución.
CODA. Ésta fue la reacción de Adriana Lastra en la rueda de prensa celebrada el viernes. Preguntada por la muerte de un ertzaina en mitad de los incidentes entre seguidores del Athletic y del Spartak de Moscú en Bilbao, que fue noticia durante toda la noche del jueves y buena parte de la mañana del viernes, la vicesecretaria del PSOE confirmó que no tenía conocimiento de lo que había ocurrido ni de que su secretario general se había posicionado en público. Confirmó, de esta manera, dos de los problemas que hemos mencionado respecto al equipo que rodea a Sánchez: Ausencia de información (lo que todavía es más grave por el impacto de esta noticia) y falta de cintura para reaccionar.
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